Tratamiento: Cansancio y falta de energia

Un hombre de unos 70 años entra en la consulta. Es Vicente, un antiguo paciente de Ignacio desde hace ya 20 años. Es un hombre de cabello y barba blanca y gafas. A pesar de su edad, mantiene un excelente estado físico. Tiene un porte atlético que mas quisieran gente de 40 años menos. El hombre se sienta delante de Ignacio resoplando por el esfuerzo.

-Buenos días Ignacio.

-Buenos días, Vicente. Cuéntame.

-Sabes que no suelo venir aquí a menudo. Solo para los controles anuales y estas cosas, pero llevo desde hace varios meses algo decaído, como si no tuviera la energía que tenia antes. Ya no levanto el mismo peso en el gimnasio y no consigo acabar los 10 kilómetros de la caminata con los scouts del fin de semana . Se que los últimos análisis fueron correctos pero aun así...

Ignacio conocía a Vicente desde hace ya muchos años y lo que le pasaba era que no aceptaba cual era su edad. De todas formas, un demonio había dado poderes especiales a Ignacio, e iba a utilizarlos.

-¿Conoces el principio de trasferencia de energía edadil?-se le ocurrió a Ignacio

-La verdad es que no.

-Lo que te falta es energía. Energía de gente mas joven. Necesitas una trasfusión de parte de esa energía desde varones mas jóvenes a tu propio cuerpo. No te preocupes, no es un proceso doloroso para el "donante", si no todo lo contrario.

-¿Y como se me transfiere esa energía?-preguntó el paciente.

-Fácil-le contesto Ignacio, mientras se abría la bata y se desabrochaba los botones del pantalón- Teniendo sexo con esos donantes. Voy a mostrártelo, hazme una mamada.

Sin llegar a planteárselo, el paciente se quita la camiseta que llevaba y se pone de rodillas ante Ignacio. Enseguida se introduce la polla del doctor en la boca y comienza a balancear el cuello para que el glande del pecador le llegue hasta el final de la garganta. Ignacio sonríe, feliz, agradeciendo al demonio los nuevos poderes otorgados. Tras unos minutos, la sensación es tan fuerte que, sin avisar, comienza a correrse en la boca del hombre, que al no esperarlo, empieza a toser y escupir.

-No te preocupes, es la reacción normal al tratamiento. Trágalo sin problemas.

Vicente empezó a pasar el dedo por su cara para, lametón a lametón, tragarse todo el esperma de Ignacio.

-Ahora no notaras diferencia, pero este método esta demostrado por los alemanes.

-No lo he entendido-le replica el paciente-¿ entonces debo hacerte una mamada cada cuantos días?

-No, no. Me he explicado mal. Debes tener sexo con alguien mas joven que tu como mínimo una vez al día durante un mes. Eras profesor de la universidad politécnica ¿no?

Vicente asiente.

-Pues ahí tienes a tus donadores de energía. No tiene por que ser mamadas, puedes follarte su culo si quieres- una sonrisa pícara apareció en el rostro del pecador, imaginándose lo que podía hacer su viejo marioneta entre los estudiantes- De hecho, deberías desvirgarles el culo a tus estudiantes. De ese modo, mas energía pasará a tu cuerpo. Pero como entenderás, no puedes usar siempre al mismo donante, o le provocaras cansancio. Cambia entre donantes lo máximo que puedas.

-Vale-le contesta el paciente- Follar por el culo a un joven virgen cada día durante un mes. Probaremos a ver que tal. Gracias Doctor.

-A ti, Vicente.

Cuando Ignacio estuvo en su casa, pudo usar los poderes otorgados por el demonio para ver en su mente como le iba al tratamiento a Vicente. Al día siguiente, y siguiendo su consejo, eligió a uno de sus estudiantes de Química orgánica y, tras la clase le pidió que le ayudara con su dolencia y, sin meditarlo, aceptó. Ignacio disfrutó como si estuviera viendo una película porno como el viejo profesor recibía una mamada para, después, desvirgar el ano del muchacho sobre su escritorio.

A la segunda semana, los resultados eran evidentes. Vicente se encontraba con mas energía. Se sentía mas fuerte y mas joven. Se quito las gafas e incluso fue a tatuarse. ¡El tratamiento del doctor era milagroso! Se sentía tan bien, que aumento la dosis de recepción de energía a dos veces al día. Por la mañana, usaba a uno de los alumnos de la universidad. Por la tarde, tocaba la puerta de algún vecino de su barrio. Vicente vivía en una zona residencial recién construida en las afueras, llena de casa unifamiliares repletas de nuevas familias. Aunque los veinteañeros escaseaban, eran abundantes los padres primerizos, que aceptaban sin reservas ser los donantes para su vecino.

A la tercera semana, Vicente ya hacia tres o cuatro transferencias al día. Había perdido peso, y sus pectorales estaban duros como cuando tenia 30 años. En la universidad tenia casi un inagotable suministro de donantes jóvenes. Clases y clases de alumnos habían sido desvirgados por el profesor, algunos incluso mientras otro de sus compañeros daba la lección. Fuera de horario lectivo, Vicente casi iba de caza. Recorría parques de la ciudad en busca de skaters o algún otro tipo de jóvenes que pasarán el rato, y les penetraba el culo delante de todos. A nadie parecía importarle, y el paciente se volvía a sentir joven de nuevo.

Los fines de semana, los dedicaba a las acampadas de los scouts. Dirigía un grupo desde hace ya mas de 30 años, acompañando a los jóvenes a hacer caminatas por la naturaleza y a estrechar lazos. Esos días, Vicente se sentía tan en forma que incluso recibía sus trasferencias de dos en dos. No quedo boyscout con culo virgen ese fin de semana,

Al mes, Vicente se sentía como si volviera a tener 20 años, lleno de vitalidad y energía, agradeciéndole a Ignacio su revolucionario tratamiento.