Siempre tendrás deseos impuros

El decimo mandamiento fue acogido por los seguidores de Pelayo con verdadera pasión. El siguiente jueves tras el grabado en la pared, la sabana estaba llena de amigos y familiares que habían acudido a la ceremonia. Algunos eran los ya convertidos por ayuda del sexeón. Pero otros eran simplemente curiosos que habían sido "engañados" por otros creyentes y que al vislumbrar el poder del ídolo siendo adorado, aceptaron la verdad y olvidaron sus antiguas relaciones. Cierto es que se rompieron decenas de matrimonios y relaciones estables esa semana, pero para Pelayo eso era una buena señal. Eso significaba mas almas salvadas.

El siguiente mandamiento era el mas fácil de cumplir para los creyentes, pero Pelayo quería que se grabara a fuego la idea. Siempre tendrás deseos impuros o lo que es lo mismo, siempre estarás cachondo. El sexeonismo se basaba en la comunión entre los hombres a través del sexo para compartir la epifanía de Pelayo. Por eso, sus seguidores debía estar siempre "preparados" para una posible unión carnal con otro hombre en devoción al mensaje del amante.

Eso hacia que a veces, si no encontraban otro creyente que le diera placer, debían obtenerlos ellos mismos. Normalmente se masturbaban, a veces en cualquier lugar, aunque fuera el sofá de su despacho.

Los mas pasivos preferían penetrarse con dildo y dilatadores. El objetivo era doble. Por una parte se daban placer anal y se desfogaban. Por otra parte, abrían su agujero para la próxima sabana.

En cambio, los mas activos preferían penetrar juguetes como fleshlights o anos de plástico, e imaginarse que eran los agujeros virginales de los próximos invitados a la sabana.