Si

De camino a casa Anju seguía pensando en aquel chico, era bastante atractivo o quizás lo vio de esa manera dada la ausencia de hombres jóvenes en el pueblo, tan sumergida estaba en sus pensamientos que no se percato había tomado otra ruta, al percatarse de esto miro a su alrededor quedando horrorizada.

—No puede ser — dijo a si mismo al darse cuenta que estaba en la entrada del cementerio, había escuchado muchas cosas de ese lugar, desde la aparición de fantasmas, hasta los rumores que en algunas lapidas habitaban muertes rojas, también había escuchado cosas terribles del cuidador del cementerio, un tipo alto y gordo con un aspecto espantoso.

—Tengo que salir de aquí — decía mientras se daba la vuelta para ir a casa cuando de pronto escucho un sonido que provenía de la choza de Dampe, Anju quedo completamente helada al escuchar aquel sonido por lo cual apresuro el paso llegando a casa.

Al abrir la puerta de su casa se percató del fuerte olor a ****, pues los carpinteros habían bebido todo el día, festejando un trabajo terminado en las afueras del pueblo.

Al ver a la mayoría de los carpinteros tirados en el suelo ella trato de evitar hacer ruido, pues ya había tenido algunas experiencias con ellos en esas condiciones, así que lo mejor sería pasar desapercibida y entrar a su recamara, no sin antes ir a la cocina por algo de comida.

Cogió un poco de la comida que había preparado temprano y para su suerte tiro un pequeño traste, quedando ella completamente en silencio y rogando porque nadie despertara, pasados ​​unos momentos se marchó a su recamara dejando accidentalmente la puerta sin seguro.

Una vez termino de comer se dispuso a darse cuenta de un baño pues todo el día fuera cuidando los cucos le había hecho entrar en calor.