Si, claro

Juan no se lo podía creer. Por un lado, estaba desnudo delante de toda su clase con el pito totalmente encogido y con toda la clase riéndose de él, pero, por otro lado, Claudia, la encantadora Claudia estaba delante de él pidiéndole si podía tocárselo.

“Si, claro, Claudia” – dijo Juan tímidamente. Claudia le devolvió una sonrisa encantadora.

“Es muy pequeñito, no sé cómo agarrarlo” – Dijo Claudia.

“Yo lo agarro con dos dedos, el pulgar y el índice y lo muevo un poco para vaya creciendo” – le explicó Juan.

“Tío, ¿como puedes hacer pis con eso?” – Le preguntó Rubén.

“Tengo que bajarme los pantalones y los calzoncillos y tener mucho cuidado para no mojar todo” – respondió Juan con sinceridad y mucha vergüenza.

Mientras tanto Claudia agarró su pito con dos dedos y empezó a moverla suavemente hacia arriba y hacia abajo. En pocos segundos, Juan estaba completamente erecto.

“Ay, es verdad, ahora es más grande…y mucho más duro” – dijo Claudia.

“Ostia, lo sigue teniendo muy pequeño en erección” – dijo Iván – “Tampoco le crece mucho”.

“Profesora, ¿usted cree que eso es un micropene?” – Preguntó Carlos, queriendo humillar lo más posible a Juan.

“Buena pregunta Carlos, pero no sé que responderte. Tendríamos que medírselo” – contestó la profesora.

“¿Puedo medírselo yo, profesora?” – Preguntó Claudia.

“Por supuesto, estoy segura de que a Juan le encantará” – Respondió la profesora con una sonrisa maliciosa.

“8 cms, ¿eso es muy pequeño, verdad?” – Dijo Claudia. Juan estaba completamente rojo.

“Si, está muy cerca del límite del micropene, pero no creo que pueda considerarse micropene. Un micropene sería menos de 7 cms, entre 8 y 10 cms podríamos decir que es muy pequeño pero que no existe ningún tipo de problema. El miembro de Juan es extremadamente pequeño, pero parece funcional. Seguramente Juan pueda tener sexo pero su pareja sexual no pueda llegar a alcanzar un orgasmo” – Explicó la profesora.

Juan no se lo podía creer. Su profesora acababa de decir delante de toda la clase que su pequeño pene no iba a ser capaz de dar placer a nadie. Juan estaba a punto de llorar pero se encontró con la sonrisa de Claudia, que lo miraba con dulzura, lo que le calmó un poco.

“¿Podemos comprobar si realmente funciona? – preguntó Carlos, de repente.