Primer Interludio

Los ruidos pegajosos de su rebote se encerraron en la calurosa habitación. Ya había pasado una hora desde que puso fin a la fiesta. Solo estaba ella y su amigo, quien yacía acostado desnudo en la cama; entrando y saliendo de su estrecho ano.

—Trixie…

La muchacha miró al hombre oculto entre la carnosidad de sus tetas. Un pene tieso era lo único que necesitaba, y afortunadamente, Blake se lo estaba dando sin chistar; consumir aquel misterioso cactus lo había hecho despertar sus instintos más lascivos.

Continuó saltando, moviendo la cadera en círculos en un intento por hacer que la herramienta de su atontado juguete escarbara más su profundidad. Alejó el cabello negro de su vista y lamió con afán los labios del afroamericano. Después de quince minutos seguidos de sexo anal puro y duro, un chorro incesante de esperma llenó su cavidad hasta el fondo.

Sus pezones perforados se desprendieron de la boca de Blake, y una vez que se levantó, todo el contenido que yacía en su grandioso culo fue a parar a las sábanas. Esbozó una sonrisa obscena, orgullosa del sucio desastre.

Agarró el celular que estaba en la mesita de noche y leyó los mensajes sin contestar.

「¿¡Cómo pudiste decirle dónde estaba!?」

「¡Dijiste que guardarías el secreto!」

「¡Nunca me va a perdonar!」

—Como si me importara.

Se sentó al filo del colchón, cambiando de semblante al ver la imagen de un chico, cuya posición social no le permitía relacionarse con su persona. Su mano izquierda descendió a la humedad de su depilada vagina sin corromper.

—Solo tú me importas, Marce.

Escupió en su clítoris y lo apretó con intensidad.

—Solo tú…