Va a ver a su novia

Delfina se encontraba en su cama intentando pegar un ojo, cosa que le había estado resultando imposible desde hace varios días gracias a la discusión que había tenido con su pareja. Odiaba estar en esa situación. Ella solamente quería cimentar las bases de su relación dándole la prueba más pura que ella conocía. Tenía que admitir que ella no era virgen. Había estado con varios hombres en su adolescencia y había probado todo tipo de placeres, pero el día en que Catalina entró en su vida y cuando se le confesó fueron momentos que la definieron como persona. Sabía que era aquella morena con quien quería pasar el resto de sus días, tanto en las buenas y como en las malas.

De repente la ventana de su habitación estalló en mil pedazos dándole paso a un gran objeto.

Cuando la rubia se descubrió los ojos quedó impactada ante lo que había delante suya.

"Catalina?" saltó de su cama, se acercó al cuerpo y lo volteó para ver como su novia se encontraba empapada en sudor y cortes, cosa que solo logró preocupar muchísimo más a la rubia "Cata, reponedme. Qué te pasó?"

Ella intentaba responderle, pero pequeños espasmos cortaban sus oraciones.

"Se está alimentado de mi... Está creciendo..." fue lo único que pudo pronunciar.

Delfina le estaba por preguntar de qué hablaba pero, antes de decir algo, Catalina levantó su mano mostrándole al simbionte que había consumido un cuarto de su brazo.

"Qué es esa cosa?" lo vio aterrada.
"Andrea..."
"Andrea?"
"Ella es Spider- Woman. Un extraterrestre de la raza klyntar se unió con ella y le dio poderes. Terminó dando a luz a uno nuevo y, para salvarlo, me tuve que unir con él."
"Qué? De qué estás hablando?" se notaba una gran confusión en ella.
"Ahora se está alimentado de mi, pero quiere más. Quiere que le dé algo que no puedo..."
"Qué cosa?"
"Sexo." largó en un suspiro.
"De qué hablas?"
"Ese es el secreto de los klyntar, necesitan los líquidos que se-secretamos durante las relaciones sexuales para terminar su desarrollo."

La rubia estaba perdida, la situación se le escapaba abismalmente de las manos y no sabía qué hacer.

Como pudo llevó a su novia y la dejó en su cama. Cuando estaba por ir a buscar un botiquín fue tomada de la mano.

"No me dejes."
"Tranquila, todo va a estar bien. Te voy a ayudar."
"Delfina, no puedo controlarlo. Quiere que se la entregue, pero no puedo."
"Entregar qué?"
"Mi virginidad."

Con su mano bajó sus pantalones mostrándole como parte de sus piernas y vagina se encontraban cubiertas por slime verde que intentaba ingresar en el sexo de la mujer, pero le estaba costando.

"No quiero, quiero que seas tu, pero tengo miedo."
"Es por eso que no querías hacerlo? Miedo? De qué?"
"De que te des cuenta de que no soy lo que quieres y me dejes."

Tomó su rostro y le plantó un tierno beso en los labios. Por unos instantes Catalina sintió paz.

"Nunca haría eso. Te amo con toda mi alma, si pudiera me casaría contigo ya."

Unas lagrimas comenzaron a caer por los ojos de la morena.

"En serio?"
"Nunca fui más seria en mi vida. Igualmente primero tenemos que resolver este problema."
"No sé qué hacer."

Segundos de duda e incertidumbre inundaron a la rubia hasta que una idea apareció en su mente.

Comenzó a quitarse la poca ropa que tenía hasta quedar completamente desnuda. La pequeña brisa que surcó en la habitación hizo erguir rápidamente sus pezones.

Se acercó hacia la vagina de su novia y tomó al simbionte con sus dos manos para empezar a tironear de él.

"Qué haces?!" gritó con cierta desesperación la morena, estaba sintiendo una mezcla de placer y dolor, como si le estuvieran arrancando una curita.
"Ayudándote."
"Pero es peligroso, talvez no puedas controlarlo."
"Cata, mírame. ¿Confías en mi?" la morena la miró en silencio por unos segundos para después asentir "Entonces déjalo salir."

Con un fuerte tirón y gracias a la poca resistencia de la Catalina, la rubia pudo sacar el simbionte de ella. La criatura se removía desesperada intentando volver con su anterior anfitriona, pero se detuvo al entablar una conexión telepática con la chica que le mostró sus intenciones.

"Qué planeas hacer?" la pelinegra dijo con cierta duda.
"Él te quiere, yo te quiero. Entonces decidimos que ambos podemos hacer de esta una mejor experiencia." sentenció para tirar el simbionte de lleno contra su vagina.

La rubia liberó un gritó de placer mientras la criatura entraba por todos sus rincones conectándose con sus nervios.

Catalina quedó sorprendida ante tal escena. Su novia estaba moldeando al extraterrestre transformándolo en un gran pene.

"Es hora de alimentar a este bebé."

Con una fuerza indescriptible tomó los pantalones cortos y el top deportivo de la morena y los arrancó como si de trapos usados se trataran.

"Wow." los ojos de Delfina se iluminaron con lo que tenía enfrente.

El cuerpo delgado, las tetas pequeñas y la peluda vagina, sumado a la influencia del simbionte lograron que la rubia eyaculara por primera vez en la noche.

El liquido fue absorbido por el alien que comenzó a crecer apoderándose de más piel blanca llegando hasta el culo de la chica introduciendo varios tentáculos por su ano. Cerró los ojos y dejó que un grito de placer surgiera de sus labios.

"Estás bien?" preguntó Catalina con cierta curiosidad.
"Contigo a mi lado, nunca me sentí mejor."

Le dedicó una sonrisa para luego acercarse hacia sus tetas. Las veía con tanta excitación, eran como un manjar, pero no podía devorarlas así nomás, tenía que saborear. Se tiró a ellas y comenzó a besarlas para, momentos después, aumentar la intensidad lamiéndolas como si de helado se tratasen.

Catalina gritaba disfrutando los lengüetazos que le propinaban a sus pezones.

"No, esto no es suficiente." Decretó la rubia tomando a su novia del brazo para arrancarle el resto de simbionte que le quedaba.

Lo tiró contra su rostro en donde, al entrar en contacto, comenzó a transformarlo brindándole una gran boca con una larga lengua y dientes afilados.

"Ahora si te voy a volver loca." dijo con una voz doble mientras sus ojos eran cubiertos hasta que solo dos gotas blancas quedaron en su lugar.

Acercó sus nueva lengua y la enredó en una de sus tetas mientras que con sus dientes rozaba el pezón de la restante.

De su pene surgieron varios tentáculos que comenzaron a masajear los labios y el clítoris de Catalina. Aquello la estaba volviendo loca.

"Delfi, por favor. No juegues así conmigo que me veng..." no pudo terminar su frase cuando una fuerte eyaculación salió de su vagina impactando de lleno contra el pene simbiótico que absorbió todo velozmente, no había material que perder.

La rubia observó sorprendida, no sabía que su novia fuera tan sensible y pudiera producir tanto líquido.

El simbionte, con más fuerzas, trepó por la espalda de Delfina cubriéndola por completo en masa verde conectándose con su cabeza.

Toda esa situación había abrumado a la rubia que se distrajo lo suficiente para que Catalina pudiera quitársela de encima quedando ella en su lugar. Aquella actitud la sorprendió.

"Ahora vas a hacer lo que yo digo"

Se movió de lugar hasta que su rostro quedó a centímetros del pene simbiótico. Se había colocado en la posición sesenta y nueve. Catalina se relamió los labios y comenzó a chupar el miembro con una gran voracidad. En lo que llevaban de tiempo el simbionte no había parado de estimularla y ahora no podía controlarse.

Minutos extensos fueron los que pasaron antes de que ambas eyacularan en un grito y, sus respectivos flujos, fueron a parar al simbionte que, por fin, pudo completar su transformación tomando brazos, piernas y pechos de la rubia.

Como pudo la pelinegra se acomodó en la cama. Se encontraba empapada en sudor y suspiraba cansada.

"Ustedes si que saben lo que hacen. Menos mal que están juntos." dijo cerrando los ojos.

Al no recibir respuesta se preocupó. Volvió a abrirlos para darse cuenta de que su novia estaba parada al pie de la cama. El simbionte en su cuerpo la estaba excitando nuevamente. Era como ver a una diosa griega.

"Qué pasa?"
"Esta unión no es permanente."
"De qué hablas? Se nota que se entienden de maravilla."
"Ya te lo había dicho, él te quiere, yo te quiero." volvió a subir a la cama ante la atenta mirada de la morena para luego tomarla de las piernas separándolas dejando su vagina expuesta. Tomó su pene y lo acomodó "Este es nuestro regalo"

Introdujo su miembro de lleno en Catalina que soltó un grito de dolor mezclado con placer al sentir como se rompía su himen. Lo había logrado, Delfina había sido la responsable de quitarle su virginidad.

"Dios, es muy grande." dijo con cierta alegría.
"Tranquila, ya se va a acomodar."

Mientras más la penetraba menor era el dolor y mayor era el placer. No podía creer cómo había estado toda su vida sin haber tenido sexo.

"Es hora." dijo la rubia al ver el estado de éxtasis en el que se encontraba su pareja.

El simbionte comenzó a desprenderse de su cuerpo cayendo como un baldazo en el cuerpo de la morena. Por varios minutos ambas estuvieron conectadas gracias al extraterrestre como un solo ser, podían ver y sentir todo de la otra, y lo adoraban.

"Me voy a correr." pronunció Delfina sintiendo como ya casi no quedaba nada del simbionte en ella.
"Dentro mío! Quiero sentirte."

Y, con un fuerte grito, la rubia acabó en su novia dando por finalizada así su conexión con el simbionte verde que terminó de separar el pene que había formado para ingresar de lleno en la morena.

Delfina se acurrucó a un lado de su novia mientras el proceso de transformación finalizaba.

"Lo hiciste bien, lo hiciste bien." la tomó entre brazos mientras la cabeza de Catalina era completamente recubierta por el simbionte.

Por fin había terminado.