Por fin a solas.

Anita se te echa encima y te besa con locura. La levantas en peso y ella se sube a horcajadas sobre ti, la agarras del culo y te la llevas a tu habitación sin sacar vuestras lenguas de la boca del otro. La tumbas sobre tu cama y la besas y acaricias, te enderezas y os entran las prisas por desnudaros, cuando tú ya estás como viniste al mundo, ella sigue luchando con sus pantalones. La ayudas y le arrancas el tanga. Le agarras las piernas, se las echas hacia atrás abriéndoselas y te pones a comerle el coño.

Ella gime, se retuerce y ruega a dios para que no pares. Tras un buen rato de lamerle el chochete y acariciarle todo el cuerpo, ella te pide que te acuestes en la cama, que le toca a ella. Te tumbas junto a ella con el rabo tieso como un palote, pasas tus brazos tras tu cabeza y tienes una vista excepcional de una chica con unos preciosos ojos azules lamiendo y chupándote la polla con maestría. La engulle y juega con ella, pasandole la lengua, tragándola todo lo que puede y lamiendote los huevos.

Con una gran sonrisa y un último beso en la punta del glande, se levanta y se pone a horcajadas sobre ti, como si fuera a montar en bici, o a caballo. Agarra tu miembro con una mano, con la otra abre los labios de su encharcado sexo y empieza a meterselo poco a poco. Anita gime, se para un poco y sigue de nuevo hacia abajo. Gime un poco más fuerte pero sigue bajando. Notas su estrecha vagina intentar engullir tu pollón hasta que chilla de dolor. 'No puedo más.' Dice y se queda quieta con los ojos cerrados y mordiéndose los labios.

Te mira a los ojos, pone cara de que ya no puede más, respira profundamente y se endereza. Al perder el equilibrio hacia atrás, todo el peso de su cuerpo hace que se empale profundamente hasta que se queda sentada sobre tu pene. Su grito es de dolor y victoria. ¡Ya la tiene toda dentro! Tras un rato en que ella termina por relajarse, abre los ojos, pone sus manos sobre tu vientre, te mira con una sonrisa pícara y te dice: '¡Qué polla más grande tienes, cabrón!'

Anita se echa hacia atrás, pone sus manos sobre tus rodillas e intenta empezar a follarte. Al principio, no puede mucho, pero tras un ratito, sus movimientos son cada vez más rítmicos y más amplios. Si gemía fuerte desde el principio, ahora está chillando, de placer o de dolor, no lo sabes. Acaricias sus pies, luego sus gemelos, sus rodillas y sus muslos. Mojas tu pulgar en tu boca y le masturbas el clítoris. Los chillidos de ella han subido unos cuantos decibelios y de pronto se corre escandalosamente, sacándose la polla y tumbándose de costado con fuertes convulsiones y aullando de placer. Es la chica más ruidosa que has conocido.

Cuando por fin se ha recuperado, su pelo le cubre toda la cara y te mira por el rabillo del ojo, te ve con la polla tiesa en la mano y te sonríe. 'Es el mejor orgasmo que he tenido en mi vida.' No dices ni mu, la agarras por las piernas, tiras de ella hacia ti mientras chilla de sorpresa, la trajinas para ponerla a cuatro patas sin que ella ponga mucha resistencia, escupes con mucho tino sobre tu glande y la penetras poco a poco desde atrás. Anita chilla cuando se la metes, pero su coño está muy lubricado y entra suavemente, pero así está aún más 'apretada' y la sensación es todavía más bestia que antes.

En nada la estás follando a saco, ella se debatía, pero le agarras las dos manos y se las pones en la espalda, ella ya no puede hacer nada, salvo aguantar tus embestidas, cada vez más fuertes, se la metes todo lo profundo que puedes. Ella chilla, gime, aúlla y tú la follas a saco. Ya no puedes más, te vas a correr. De un último empujón, ella sale despedida hacia delante y se cae de bruces, tu polla ha salido disparada de dentro de ella y te masturbas para correrte mejor mientras gritas que te corres. Tu semen se esparce violentamente por su espalda, culo, brazos y pelo.

Cuando por fin os recuperáis, ella te abraza y te da un beso.

'¿Siempre va a ser así de bueno?'

'Espero que no, los próximos serán mejores.'

Ella se ríe a carcajadas, te da un largo beso y se va a la ducha.