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Chapter 2 by leonelcastro leonelcastro

Día 1

Mariela conoce a Juan Manuel

Peternia poco a poco se fue convirtiendo en un secreto a voces entre mujeres de todas las razas, edades y países. Es así como en un día normal podían confluir ciudadanas de la isla y turistas europeas, de norte, centro o suramérica, africanas, asiáticas e incluso oceánicas. Mayoritariamente, las turistas eran jóvenes entre 18 y 30 años, muchas de ellas disfrutando de regalos de familiares mayores más curtidas en el maravilloso mundo del CFNM, que querían legarle a sus sobrinas, hijas, ahijadas o jóvenes amigas, el disfrute y empoderamiento que un lugar así terminaba proporcionándoles. Sin embargo, la variedad etaria no estaba limitada a esa exclusiva franja de hermosas chicas de entre 18 y 30; por dónde quiera que se mirase, había hermosas féminas de más de 30, 40 o 50 años.

Es así como Mariela, una hermosa morena clara venezolana de 21 años llegó a Peternia. Su belleza hacía realmente honor a todo lo que siempre se oía sobre la mujer venezolana. Cabello negro lacio y una nariz perfilada que mantenía la armonía con el resto de unos rasgos faciales que hacían evidente un componente indígena que daba forma a su fenotipo. Ojos grandes, negros y expresivos, que se abrían de par en par en la medida en que caminaba y conocía un poco más las calles de Peternia. Una boca grande con labios carnosos y delineados, que dejaban entrever una sonrisa perfecta. En síntesis, su rostro era francamente hermoso y sensual. Su cuerpo era también un espectáculo para la vista. Sin un kilogramo de más, con muchas curvas y unos senos Copa C. Estaba vestida con unos shorts blancos cortos que delineaban su lindo y firme trasero e incluso dejaban marcada una gran pata de camello en su entrepierna, una ligera blusa con flores estampadas que solo cubría su busto y dejaba al descubierto su ombligo y hombros. Su maquillaje resaltaba la feminidad y sensualidad en su rostro, con un rojo brillante en sus labios. Iba ataviada también con algunas pulseras llamativas y grandes, un lindo para de aretes también prominentes, y una cartera bastante amplia que hacía adivinar que llevaba algunas prendas allí.

Al caminar por una de las calles principales de Peternia, Mariela no pudo sino sorprenderse ante el espectáculo que tenía ante sus ojos. Un hermoso joven, bien parecido y con lo más impresionante de todo, un gran y enorme pene erecto se paseaba junto con una linda mujer de unos cuarenta y pocos, junto con un adolescente quejumbroso. Su reacción inmediata fue abrir su boca y taparla inmediatamente con su mano, tratando de evitar que la sonora risa nerviosa que le atacó se hiciera más evidente. Sus ojos también estaban abiertos de par en par.

"Wow, qué pipisote, Dios...!" Dijo entre sorprendida y divertida, Mariela.

Unos pocos segundos después de su reacción inicial, Mariela se armó de valor, y con una gran y genuina sonrisa en su rostro, producto de este "avistamiento" tan especial, se decidió a abordar al curioso trío que iba caminando justo al otro lado de la calle. Había pensado que fuera como fuera, de seguro sería una experiencia divertida, y probablemente pudiera obtener información de interés sobre sitios que visitar.

"Hola, cómo están? Disculpen que los moleste, pero no conozco mucho por aquí...soy turista y me preguntaba si me podían ayudar con algunas direcciones!" Mariela dijo con su mejor sonrisa y un evidente entusiasmo y creciente excitación ante la vista del enorme miembro del joven, con quien hizo contacto visual. Era claro que estaba haciendo un esfuerzo enorme por no fijar su mirada en los genitales expuestos, cosa que no pasó desapercibida.

"Oh, vaya, que linda eres...se ve que debes ser sudamericana...tienes un acento particular...como si cantaras..." Dijo la mujer.

"Sí, soy venezolana...Usted es española, verdad?"

"Sí, es como evidente....Dejame presentarme, mi nombre es Conchita, y estos son mis hijos Juan Manuel e Ignacio. Juan Manuel es el del pollón grande y duro...!"

Las palabras de Conchita hicieron reír de manera inmediata y espontánea a Mariela, que volvió a taparse la boca.

"Hey, tía, tranquila, pero qué te pasa, no te cohibas...si quieres reírte...ríete...acá como mujer no afrontas ningún juicio moral ni nada por el estilo...Estamos para pasarla bien...ya está..." Conchita le indicó con naturalidad y empatía.

"Perdón es que no lo puede evitar...!" Siguió riendo Mariela, esta vez de forma más desenvuelta.

"Sí, lo sé, no es solo el pollón en sí, sino poder hablar de pollas, rabos, colas, huevos...todo con libertad y sin culpas posteriores como si fuéramos unas guarras, unas putas..."

"Sí, exacto...." Dijo sonora y expresivamente Mariela, abriendo sus ojos de par en par mientras asentía...

"Disculpa, se me olvida tu nombre...."

"Mariela, soy Mariela..."

"Bien, Mariela, primero que nada, de verdad que es un placer conocer a una chicuela como tú disfrutando de esta isla. Se ve que eres una joven independiente y empoderada..."

"Gracias...gracias de verdad, me honra mucho"

"Mariela, he notado que estás con mucha tensión, evitando verle el pollón y los huevos a Juan Manuel...Te digo algo, míraselo todo lo que quieras...este chico donde lo ves es un exhibicionista nato...le encanta que chicas hermosas como tú le vean su rabo y los huevos..."

"Jajajajajjajajajjajajajjajajajajja!" Mariela dejó escapar una risa nerviosa, mientras alternaba su mirada entre los ojos de Juan Manuel y su enorme pene, mientras el joven le sonreía de vuelta.

"Mariela, por qué no vamos a la cafetería y así hablamos algo...Te puedo contar de sitios que visitar y te oriento con las direcciones aquí..."

"Claro, por supuesto"

Vamos a la cafetería?

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