La Alquimista Halfdiana

Enfrente del goblin cayó un frasco de cristal y enseguida un círculo de fuego verde lo rodeo y quedó encerrado.

El pequeño mounstro estaba visiblemente asustado.

Pero más que el temor, lo invadió la sorpresa cuando el fuego se disipó.

Era una pequeña mujer, incluso más pequeñas que el, pues si bien el tenía una estatura como dos palmas mayor que un metro, la halfdiana le faltaba una palma para llegar al metro.

Pero generalmente ese era el común de los halfdianos, aún de adultos, cómo lo era está chica, no alcanzaban el metro de altura.

Tenía el cabello rizado y café, ojos color ámbar, mejillas rosadas y unas modestas orejas redondas.

Sus labios eran rosados, parecía que habían sido maquillados, pero bien podía deberse a su delicado cutis.

Vestía un saco, un chaleco, una camisa de botones, y un pantalón que le llegaba hasta las pantorrillas.

Llevaba un bolso mediano, con correa, dónde tenía sus pociones, y está halfdiana, vestida casualmente, podría pasar por una humana de poca estatura, de no ser porque sus pies eran grandes y fuertes, por lo que no usaba calzado, e incluso las plantas eran de una constitución muy resistente.

El goblin trato de huir, pero en eso la halfdiana tomo un recipiente y le dijo con autoridad:

—¡No intentes moverte! Con solo recibir un impacto de mis pociones puedo derretirte cómo mantequilla! Y ten la seguridad que Hally Hoguerast, tiene un excelente pulso y que no podrás escapar de mi disparo.

El goblin que aún estaba asustado por el fuego, no sabía que hacer.