Ir al gimnasio

Álvaro decide ir al gimnasio. Estaba seguro que machacar su cuerpo unas cuantas horas con pesas le iría bien para descargar su frustración por la súbita marcha de Clara. Tras vestirse, coger la bolsa de deportes y la de basura ("Si, cariño...Me he acordado de tirar la basura..."), Álvaro bajó a la calle y tras añadir una bolsa mas al contenedor, se dirigió, andando, hasta el gimnasio...un pequeño paseo de cuarenta y cinco minutos, por las transitadas calles de la ciudad.

Cuando llegó al local, apenas había roto a sudar, pero había calentado su cuerpo (lo que había sido su objetivo). Además, había pensado un poco a propósito de su relación con Clara. Era guapa, inteligente, tenía un cuerpazo de escándalo y era una fiera en la cama...pero le resultaba demasiado posesiva y celosa, y aveces, como aquella mañana, un poco fría y distante.

• "¡Buenos días, Sara....!".-Álvaro saludó a la recepcionista amigablemente.
• "¡Buenos días, Álvaro.! ¡Vienes temprano hoy!.".- La voluptuosa morena le devolvió el saludo con una cálida sonrisa y un brillo en sus ojos azules que el joven profesor suponía era admiración, y puede que deseo, por su magnífico cuerpo.
• "Creo que me apetece entrenar un poco mas hoy...Quizás me presente al próximo certamen de culturismo...".-Mintió Álvaro, aunque estaba seguro que, entrenando con un poco de esfuerzo, podría en verdad presentarse y hacer un buen papel.-"...Bueno. Nos vemos...".-Añadió Álvaro, tratando de ignorar el escote de vértigo de la recepcionista y, la lujuriosa mirada de ella, posada entre su cara y el enorme paquete de su entrepierna.

Tratando de evitar pensamientos sucios relacionados con su enorme miembro viril y las enormes tetas de Sara, Álvaro se dirigió a los vestuarios, intentando decidir qué hacer realmente.