Gisela (arco en proceso de reescritura)

Gisela es una mujer que cuenta actualmente con 22 años de edad. Su vida no fue fácil. Habiendo perdido a sus padres a muy temprana edad quedó varada en un orfanato de mala muerte en donde sufrió de incontables cantidades de abuso de todo tipo. Tras pasar varios años allí decidió que lo mejor que podía hacer era escapar de aquél lugar. Ella ya estaba en el infierno, así que las calles no podían ser peores que eso. Afortunadamente tuvo razón. Gracias a su determinación de evitar volver a su antigua vida y a su natural hermosura pudo conseguir varios empleos que, con el pasar de los años, fueron aumentando tanto en categoría como en salario. Así es como, a día de hoy, se encuentra trabajando como azafata, disfrutando de los placeres de ver el mundo. Igualmente, ahora en su mente había otros asuntos más importantes que simplemente recorrer el globo. Hace un tiempo, y gracias a la ayuda de un investigar privado, había dado con del paradero de su mejor amiga de antes, Ariadna, con la cual había perdido todo contacto en el momento en el que había escapado del orfanato. Se sentía terrible al saber que su vida no había corrido con la misma suerte que la suya, y por eso estaba dispuesta a hacer todo lo posible para darle un mejor futuro. Se lo debía, ella había sido la primera persona en su vida que si valía la pena luego de la muerte de sus padres, le tenía un afecto inconmensurable.

Su plan era simple. Ella iba a caer en la casa donde se encontraba viviendo Ariadna pidiéndole asilo hasta que fuera tiempo de tener su nuevo viaje, su último viaje, ya que estaba por conseguir un acenso que la iba a sacar de los aviones para instalarse en un cargo con mucho mayor poder. Con el tiempo de convivencia podrían conectarse una vez más y, para cuando fuera ya oficial su ascenso, le iba a pedir que se mudara con ella a un nuevo departamento en donde comenzarían una mejor vida juntas siendo felices, y la cosa terminaría con ella brindándole un buen y bien remunerado trabajo a su amiga a su lado.

Lastimosamente las cosas no comenzaron bien. Al llegar se topó con que el lugar donde residía era una pocilga de mala muerte en un barrio bastante peligroso. El reencuentro no fue mejor. La falta de reacción en el rostro de su mejor amiga ante la situación también fue un golpe duro y su trato seco y casi hostil no ayudaron en nada. Gisela estaba sorprendida de cómo había cambiado su compañera en estos años. Su piel alguna vez blanca y sedosa ahora estaba llena de tatuajes y su cuerpo se veía como el de una bailarina, pero no por los motivos correctos.

Afortunadamente le permitió quedarse con ella así que no todo estaba perdido, o eso creía. Conforme pasaban los días las hostilidades y las discusiones iban en aumento. Gisela no la reconocía. Donde previamente estaba su mejor amiga, ahora solo podía encontrar a un ser lleno de odio y resentimiento.

Las cosas estallaron cuando encontró las drogas. La mujer se dio cuenta casi accidentalmente mientras se preparaba para salir a correr gracias a que Ariadna tomaba sus cosas y las dejaba en cualquier lugar. Ella era consiente de que lo hacía para despistarla del hecho de que le robaba dinero, pero ahora, sabiendo para qué lo usaba, no podía tolerarlo. La discusión escaló de tal forma que todo terminó en lo físico. Su ex mejor amiga había intentado atacarla pero, habiendo entrenado su cuerpo para nunca tener que estar indefensa, logró detenerla y terminó arrojándola contra una pared.

Ambas se miraron incrédulas ante lo que acababa de pasar y Gisela terminó huyendo del lugar sin mirar atrás.

Y así fue como terminó en un enorme parque, entrenando como nunca antes. Su primera intención era mantener su cuerpo en forma. El trabajo de azafata era muy cotizado y exclusivo y, pese a que ella había conseguido hacerse de una buena red de contactos, en su mayoría masculina, nada le aseguraba que el día de mañana pudiese aparecer una chica mucho más sexy que ella y con mejores respaldos que terminara destrozando todo por lo que había luchado. Pero ahora, con lo que había ocurrido, solo quería despejar su mente para pensar cual era su nuevo plan de acción. La chica que se encontraba en aquella casa ya no era su amiga de la infancia por lo que se preguntaba si valía la pena esforzarse por intentar recuperarla o simplemente tenía que dejarla ir y hacer su propia vida.

Con eso en mente continuó su recorrido hasta que su cuerpo ya no pudo más. Cuando quiso darse cuenta ya había recorrido más de diez kilómetros sin detenerse y estaba al borde del desmayo.

Apenas encontró con la mirada la banca más cercana se acercó a ella y se tiró abruptamente permitiendo que su cuerpo descanse un buen rato. Una pequeña risa de satisfacción surcaba su rostro mientras observaba como el sudor caía por su trabajado estomago. Le encantaba saber que su esfuerzo daba resultado. Así era su vida, esfuerzo tras esfuerzo y siempre obteniendo lo que sembraba, y a ella le gustaba sembrar los mejores frutos.

Con eso en mente tomó una decisión. Iba a recuperar a su amiga, no importaba cuanto tiempo le iba a costar ni lo que tuviera que hacer.

Tras unos minutos de nulo movimiento y con mentalmente renovada se puso nuevamente en marcha. Lo primero que hizo fue reacomodar su largo cabello marrón con puntas rubias en una coleta el cual había quedado hecho un desastre por tanta actividad. Luego comenzó a hidratarse para después utilizar lo último que le quedaba en su rostro, permitiendo que el liquido cayera por su bronceada piel llegando hasta su negro sujetador deportivo. Decidió que lo más pertinente en aquél momento era elongar para evitar cualquier tipo de lesiones. Aquél plan atrajo decenas de miradas tanto por parte los hombres como de varias mujeres. Y cómo no hacerlo, su figura era de envidiar. Era delgada y tenía buena musculatura, cosa que le brindaba cierto acento a sus ya bien dotados pechos y las calzas negras hasta las rodillas que usaba remarcaban un culo relativamente grande. No importaba quien fuera, aquél que la veían realizar esos ejercicios se sentía excitado casi al instante.

Una vez ya preparada emprendió el regreso al departamento, era momento de comenzar a reparar los daños. Tan sumida se encontraba en sus planes de acción que no se percató del meteorito pasando cerca suyo. El fuerte estruendo provocado por el impacto fue lo que la trajo nuevamente a la realidad y lo demostró soltando un fuerte grito, aquello la asustó de sobremanera. Mirando para todos lados buscando la causante de tanto alboroto consiguió divisar un fuerte brillo que surgía de entre los árboles a varios metros. Miró alrededor para darse cuenta de que estaba sola, cosa que la dejaba un poco disconforme, pero su curiosidad era mayor, por lo que se acercó hacia el lugar del impacto para darse cuenta de lo que había pasado. Paso entre varios árboles y arbustos que lograban ocultar bien la zona para encontrarse frente a una pendiente que se había formado gracias al impacto y, en el fondo, una piedra liberaba calor y luz gracias a su reciente enfrentamiento con la atmósfera terrestre.

"Increíble" susurró.

Mientras las cosas se calmaban la chica decidió sacar de su calza su celular para documentar todo lo que estaba pasando frente a sus ojos. Sorprendida quedó cuando, de repente, vio cómo una masa negra brotaba del meteorito una vez este perdió toda su intensidad.

"Qué es eso?" su curiosidad era grande.