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Chapter 2
by Samson
¿Qué pasará a continuación?
El gimnasio ilegal de Valeria
Desde el fondo del garaje-gimnasio, una sombra se mueve con confianza. Entre las pesas y las máquinas improvisadas, emerge una figura imponente: Valeria Rodríguez, una veinteañera, una piel bronceada, músculos tallados con precisión quirúrgica y una larga melena oscura recogida en una trenza gruesa. Su top deportivo y shorts ajustados, deja al descubierto unas piernas increibles, con unos abductores que la hija de los Rodriguez suele usar para partir cocos con un solo apretón.
Se cruza de brazos, el movimiento haciendo resaltar la definición de sus deltoides, y clava en Karen una mirada afilada como un cuchillo de chef bien afilado. “¿Tienes algún problema con nuestra rutina matutina, señora K?”, dice con un tono que rezuma confianza y desafío.
Karen, sin inmutarse, planta sus manos en sus caderas, sacando pecho hasta que sus masivas tetas llevan el satén de su camisón rosa cerca de límite de ruptura. Sus ojos examinan a la ex compañera de colegio de sus hijos como si estuviera decidiendo si cambiar de detergente de ropa.
“No con la rutina, Val, sino con su ejecución.”, señala con la cabeza el caótico gimnasio en que la niña ha convertido la cochera y parte del jardín de sus padres. “Lanzar discos como si fueran frisbees no está bien, y alguien casi me corta el desayuno por la mitad.”, dice Karen, golpeando con su pantufla de conejito el enorme disco de 20 kilos tirado a sus pies.
Valeria suelta una risa baja, el sol reflejándose en la fina capa de sudor de sus abultados hombros.
“¿Y qué va a hacer al respecto “la gran tetona”, la vigilante pechugona”. Contesta Valeria en tono de burla. Su sonrisa se ensancha—. ¿Denunciarnos al comité de vecinos? ¿Escribir una queja en Facebook? ¿Llamar a su maridito, el justiciero?”
Karen da un paso adelante, inclinando la cabeza con calma.”No. Bien sabes que yo no escribo quejas. Yo resuelvo problemas.”
El gimnasio entero contiene la respiración. Valeria se estira, haciendo crujir los nudillos, y adopta una postura relajada pero lista para la acción. Sus cincelados músculos se marcan en la Lycra de su atuendo. “Entonces, señora K, ¿por qué no lo resolvemos ahora?”
Karen esboza una leve sonrisa, inclinando la cabeza a un lado. ”Pensé que nunca lo preguntarías...”
El ambiente se tensa alrededor de ambas amazonas como una cuerda de pesas demasiado cargada.
La joven Valeria da un paso adelante y, con una sonrisa desafiante, flexiona un bíceps. La piel bronceada se estira sobre un músculo tan marcado que parece esculpido en mármol. Un grupo de culturistas al fondo sueltan un “¡BOOOOM!” en coro, como si estuvieran en un concurso oficial.
Karen, la madura ama de casa, responde con calma. Ajustándose la manga del camisón, deja caer un hombro y marca un triceps perfecto, una definición impecable a pesar de su atuendo doméstico. Un murmullo recorre el gimnasio.
“¡Esa señora no viene a jugar!”, susurra alguien.
Valeria afina entonces su estrategia. Dando un paso atrás, ejecuta una pose de expansión dorsal, extendiendo los brazos y ensanchando la espalda hasta parecer el doble de grande.
Karen entrecierra los ojos apenas impresionada, y se inclina en una pose clásica de culturismo, marcando hombros, bíceps y una tensión abdominal que haría llorar a cualquier entrenador, destacando incluso sobre el abrumador tamaño de sus titánicas mamarias.
“¡Dios santo, tiene definición sin iluminación profesional!”, exclama una joven con una toalla al cuello. ”¡Y qué tetazas tan firmes!¡Nadie diría que ha tenido dos hijos! “
Los espectadores contienen la respiración. El aire vibra con la expectativa. Entonces, sin previo aviso, las dos se mueven a la vez.
Valeria lanza un jab rápido, calculando la distancia mientras Karen inclina la cabeza apenas lo suficiente para que el golpe pase de largo, respondiendo con un toque ligero en el cincelado hombro de Valeria, midiendo su reacción.
Valeria sonríe.”Eres rápida para ser una tetona madurita en bata.”
Karen responde con un pequeño asentimiento.”Y tú te confías demasiado, jovenzuela.”
Valeria no tiene tiempo de preguntar qué significa eso antes de que Karen le devuelva el golpe con la misma ligereza, justo en su rocoso abdomen, un toque casi burlón. Los culturistas del gimnasio observan en completo silencio, mientras el verdadero enfrentamiento entre esas mujeres alfa acaba de empezar.
Valeria lanza entonces un derechazo potente, con la velocidad y precisión de alguien que ha pasado horas perfeccionando su técnica con sacos de arena, pero Karen lo bloquea con su sólido antebrazo, los músculos tensándose bajo el sufrido tejido del camisón, y responde con otro puñetazo al abdomen que hace que Valeria retroceda un paso.
“Nada mal, señora K. “, Valeria sonríe y se limpia la comisura del labio, aunque no hay sangre, “ Pero así no vas a ganar esta pelea….¡Aquí no levantamos pesas solo por estética!”, y antes de que Karen pueda responder, Valeria se agacha y la carga en un Fireman’s Carry, levantándola sobre sus hombros con una facilidad insultante.
“¡VALERIA VA POR EL SLAM!”, grita uno de los culturistas, como si estuviera narrando un evento de la WWE.
Sus pantuflas salen volando de sus pies mientras sus melones golpean el musculoso torso de su adversaria. Sus piernas y brazos se agitan en el vacio.
Pero Karen no se deja llevar tan fácil. Sus poderosos muslos se cierran alrededor de la cabeza de Valeria, e, impulsándose con las manos, revierte el movimiento en un Hurricarana improvisado. La musculosa Valeria cae de espaldas con un impacto seco que hace vibrar las pesas del suelo. El gimnasio estalla en gritos de asombro.
Pero Valeria no se queda en el suelo. Con un increible kip-up, salta de espaldas hasta quedar de pie en un único y grácil movimiento...solo para ser recibida con una tackleada de rugby por parte de la voluptuosa ama de casa, que las manda rodando a ambas por el suelo, tirando barras y discos en el proceso.
Ambas mujeres se separan, respirando con fuerza, y vuelven a ponerse de pie. Se miran, sonriendo, con el sudor perlándoles la piel y la adrenalina latiendo en las sienes.
“No está mal para una vieja, señora K.”, dice Valeria, rodando los hombros.
Karen se sacude el camisón, que ahora luce arrugado y ligeramente desgarrado en la parte inferior.
“Deberías respetar a tus mayores...y su hora de desayuno.”, Karen replica, mientras el gimnasio entero contiene la respiración, admirando los esculturales cuerpos musculosos y tetudos que tienen ante ellos y su increíble habilidad de lucha.
¿Qué pasará a continuación?
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Karen Powers
Ama de casa tetuda y peligrosa
Historias de Karen Powers, una voluptuosa ama de casa que imparte justicia en su día a día.
Updated on Apr 1, 2025
Created on Apr 1, 2025
by Samson
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