ENVIDIA: Toni, cuarentón fracasado

Flotando sobre el oscuro cielo nocturno, Lujuria esperaba a su hermano Envidia. El pequeño demonio, delgado y blanquecino, apareció en su espalda mirándole con ojos asustados.

-Así que...-dijo nervioso Envidia- Aquí estamos... ¿Cómo vas a hacerlo?

-¿Me preguntas como voy a vencerte en la apuesta?-preguntó divertido Lujuria- ¿Crees que voy a decírtelo?

El pequeño diablillo blanquecino encogió los hombros.

-Vas a ganarme, eso es seguro. Solo quiera saber como seria.

-¿Tan pocas esperanzas tienes en tu pecador?

-Te conozco hermano. Eres uno de los mas grandes Barones del infierno. Los humanos han destruido vidas, que digo, reinos, por ti. Recuerda Troya, por ejemplo. Esta competición ya esta ganada.

Lujuria sonrió a Envidia. El patético Envidia. Siempre a la sombra de los demás. Siempre soñando con ser otra cosa de la que es. No puede evitar tener celos.

-Muéstrame al pecador- exige Lujuria.

Antonio, Toni para los amigos (si los tuviera) es un autentico fracasado. A sus 43 años no ha conseguido absolutamente nada en su vida. No se ha casado, pues no es ni atractivo ni interesante. Su trabajo, como conserje en un edificio publico no le satisface ni le permite ascender. No tiene aficiones, ni actividades mas allá que trabajar y, al volver a casa, poner la tele y ir cambiando de canal en canal, de plataforma de streaming en plataforma, buscando otras vidas que le motiven, otras historias que sean distintas a la suya. Algo que le permita huir de su miserable existencia.

-¿De verdad es uno de tus pecadores?-preguntó Lujuria.

-Lo es. Míralo ahí, viendo un reality. Deseando tener esa vida. Ahora, ¿me dirás como vas a hacerlo?

Lujuria medito un segundo. No tardo demasiado en ver la solución.

-Ya lo tengo.