DIA 8: regreso a España (la verdad)

Lo que de verdad paso fue esto:

-Antes de que te vayas a casa-me dijo David, con el tiempo paralizado y cogiéndome de una mano- soluciona tu problemas con Jorge.

-Yo no tengo…

-Soluciónalo-me insistió- debes cerrar eso que te está pasando con él o destruirá tu matrimonio. No puede ser más que un polvo. Un muñeco.

Luego nos despedimos, activé el tiempo de nuevo y se marchó con su mujer.

Yo me quedé esperando mi maleta junto con Jorge y su mujer. Ambos charlaban con mi marido y empezaban a despedirse al ver que nuestro equipaje llegaba por la cinta. Luego nos despedimos y cada pareja se marchó por lados distintos.

Me quedé pensando en lo que había dicho David. Ese hombre era increíblemente listo y sabía lo que me estaba pasando y los problemas que tenía. Me había enamorado de Jorge, sin lugar a dudas. Pero en el momento en que actué sobre el, mandándole esa sugestión sobre probar cosas nuevas, ya había manipulado mis opciones, ya no era real. El jamás me amaría de verdad, por lo que mis remilgos por no usar mas opciones de mi app eran absurdas.

Ya tenía el amor verdadero de mi marido. No necesitaba nada más. Solo quería cuerpos y mentes a los que usar como diversión. Se acabó la culpa. Llegó el momento del deseo.

Pare el tiempo. Le di un beso en la mejilla a mi marido y corrí hacia donde se dirigían Jorge y su mujer. Los encontré enseguida y entonces, plantándome ante el, le dije:

-Has tenido la mala suerte de encontrarte conmigo y de qué me pongas tanto. Voy a usarte. Voy a follarte y tú me follaras a mi. No sabrás que te habrá pasado, pero no importará. Voy a hacer contigo lo que quiera.

Le bese, pero no con ternura sino con hambre. Le abrí la boca y le metí la lengua lo más adentro posible. Mientras le besaba, le sobaba su cuerpo, le agarraba de su pechos y de su Michelin y le cogía con fuerza de su gran nalgas.

Le desnude por completo y active el tiempo solo en su polla. Se la comí hasta que estuvo dura y me regodee en el sabor de su pene.

Usé la app para ponerlo en el suelo del pasillo donde estábamos y le saqué la lengua para que me comiera bien mi culo. Cuando me harté, me senté sobre su polla y bote hasta que noté cómo la polla de Jorge se vaciaba en mi interior. Jubiloso, me senté de nuevo en su cara para que con su lengua fuera me lamiera toda su propia leche que salia de mi ano.

-Ahora es mi turno- le dije.

Le di la vuelta y le comí el culo unos minutos. Luego me puse sobre el y le penetre. No tuve piedad y, mientras le follaba su agujero, le agarraba de sus lorzas en los riñones. Le puse a cuatro patas y seguí fallándomelo mientras le daba cachetes a ese culazo que me había puesto tanto tiempo.

Me corrí dentro de él. Grité con fuerza. Maldije a gritos. Cuando salí de su agujero y lo vi así, a cuatro patas y con la cara manchada con su esperma, pensé en que no podía dejarlo solo así.

A mí alrededor había multitud de hombres, de diferentes tipos y formas, y todos tenían el derecho de disfrutar de Jorge.

Era demasiado peligroso usar la marca, pero si podía poseerlos. Tenía todo el tiempo del mundo así que me puse en ello.

El primero que se folló a Jorge de nuevo fue un hombre musculoso cercano a los 40. Puse a Jorge boca arriba, y, agarrándole sus piernas, mi polla prestada le penetró hasta que noté que me corría. La saqué y derrame el esperma de ese hombre sobre la cara de Jorge.

El siguiente fue un negro alto y delgado con una polla enorme. Cuando me cansé de follarle la boca le folle el culo de nuevo, vertiendo la semilla de ese turista en el interior.

Un trio de jovencitos rubios con mochilas cargadas fueron los siguientes. Está vez fueron pasando por la polla de Jorge (siempre bajo el control de mi posesión), desvirgándose uno a uno por su pene y, después, corriéndose sobre el cuerpo de mi crush.

Después vino un padre sexy, que también fue estrenado por la polla de Jorge, aunque luego también quise follarme de nuevo ese culo. Y, ya que estaba, el culo de uno de los rubios anteriores, el más guapo.

Un par de trabajadores latinos del aeropuerto fueron los siguientes, los coloque para que mientras yo, en el cuerpo de uno de ellos, le follara el culo, el otro tuviera su polla en la boca de Jorge. Hubiera sido mejor en directo pero me conforme con correrme dentro de su garganta y su ano.

Una pareja de acaramelados novios me atrajo la atención El chico, cercano a los 30, era más bien feote, pero tenía una buena herramienta y un culo muy peludo. Usé ambas cosas con Jorge, follándome su culo de nuevo y estrenando el mío prestado.

Me podía pasar horas explicando uno a uno los cuerpos que use para follarme una y otra vez a Jorge. Pasaron por su cuerpo familias enteras, desde los adolescentes hasta sus padres. Turistas de todas las nacionalidades. Un hombre con sobrepeso de pakistán, un pelirrojo escandinavo, alto y delgado. Varios asiáticos menudos, latinos de pollas gordas y negros circuncidados.

No se el tiempo que pasó, peor cuando me corrí de nuevo sobre la cara de Jorge ”vistiendo” el cuerpo de un hombre de negocios de piel morena, los rasgos del recién casado apenas eran visibles. Dejé el cuerpo de ese hombre y volví al mío. Entonces grité, liberado y sintiéndome un dios. A mí alrededor había decenas y decenas de hombres desnudos y tirados por el suelo, abandonados como los juguetes que habían sido tras saltar al siguiente cuerpo. Con los culos abiertos y las pollas duras. Tenían la mala suerte de haber estado en ese momento, en ese instante, en el que yo pasaba por allí, pero me daba igual.

Volví al punto de origen con la app, y todos esos hombres volvieron a donde estaban hace unas horas, o, para ellos, hace nada. Incluso Jorge pasó de estar repleto de esperma por todo el cuerpo y rezumante de su culo ultraabierto a volver a estar agarrando de la mano a su recién mujer, volviendo a casa del viaje de novios.

Active el modo fantasma y reanude el tiempo. Al momento, todos los participantes de la orgia sintieron el placer dado y recibido al momento. El trio de rubitos se detuvieron mientras se agarraban la entrepiernas, incluso uno de ellos casi se cae, pues reconozco que varios de los que poseía, tras follarme a Jorge, pasaban un poco también por su culito.

Los dos trabajadores soltaron sus herramientas. El novio gimió de improviso mientras besaba a su novia y se volvió a correr en sus calzoncillos. La madre de la familia les preguntaba a sus hijos y a su marido si les había sentado algo mal, pues los tres integrantes masculinos respiraban fuertemente.

Aunque claramente, el más perjudicado fue Jorge. Directamente cayó al suelo, sin aliento. Sintió al momento la veintena de pollas que le habían perforado las entrañas. Las pollas que le había follado la boca. Las lenguas que le había lamido los pezones. Los culos que le habían abrazado su rabo. Todo a la vez. Al mismo momento. En todas partes.

Me marché. No quise ver más. Estoy si que había sido una despedida real de la app. Cuando llegue al lado de mi marido, este se me quedó mirando claramente extrañado.

-¿Donde estabas? - estabas a mí lado y has desaparecido de repente.

Mierda, pensé. Casi la cago pues mi última posición antes de parar el tiempo era a su lado, no al lado de Jorge. Debía de tener más cuidado la próxima vez que usará la app.

Por qué, ¿habría próxima vez? Claro que sí.