Capitulo 3

La luz fluorescente de arriba parpadeó débilmente mientras Emily se sentaba con las piernas cruzadas en su cama, su computadora portátil se balanceaba precariamente sobre sus rodillas. Sin embargo, su mente no estaba en la pantalla. Seguía volviendo al aula de Victoria. Por la forma en que Victoria había estado allí, completamente desvergonzada, su cuerpo expuesto de una manera que se sentía casi... empoderadora. Emily había sido una de las estudiantes que, después de un momento de vacilación, había seguido el ejemplo de Victoria y se había quitado la ropa. Había sido estimulante, aterrador y extrañamente liberador a la vez.

Ella mordió su labio inferior, sus dedos tocando nerviosamente el borde del portátil. ¿Podría hacer eso? Ella se preguntó. ¿Podría simplemente... dejar de usar ropa? ¿Todo el tiempo?

El pensamiento envió un escalofrío por su columna vertebral, no del todo desagradable. Pero entonces la realidad la golpeó. Sus padres. Se darían cuenta. Por supuesto que lo harían. ¿Y luego... qué? ¿Se asustarían? ¿Está a tierra? ¿Peor?

Emily suspiró, cerrando el portátil y dejándolo a un lado. Se puso de pie y se acercó a su espejo de cuerpo entero, estudiando su reflejo. Era delgada, con piernas largas y una cintura pequeña. Su pecho era modesto, su piel pálida bajo el brillo de la luz superior. Ella se acercó y tiró del dobladillo de su camiseta de gran tamaño, dudando.

"Solo hazlo", se susurró a sí misma, su voz apenas audible.

Sus manos temblaron ligeramente mientras se tocaba la camisa sobre la cabeza, dejándola caer al suelo. Ella se quedó allí solo en ropa interior, mirando su reflejo. Su corazón latía con fuerza ahora, su aliento venía en ráfagas superficiales. Lentamente, enganchó sus pulgares en la cintura de sus bragas y los deslizó hacia abajo, saliendo de ellos.

Ella estaba desnuda.

Las mejillas de Emily se sonrojaron mientras se miraba a sí misma, sus manos se movían instintivamente para cubrir su pecho. Esto es una locura, pensó. Estoy loco. Pero también había algo más allí: una emoción, una sensación de rebelión.

Dejó caer las manos a los lados, obligándose a ponerse de pie. Este soy yo, pensó. Así es como se supone que debo ser.

Pero luego su mente corrió de vuelta a sus padres. Su madre, con sus ojos afilados y su lengua aún más afilada. Su padre, que podía ser tan severo, tan inflexible. ¿Qué dirían si la vieran así?

Emily se mordió el labio, su determinación vaciló. Rápidamente se agachó y agarró su ropa, volcándosela. Ella no pudo hacerlo. Todavía no.

Se desplomó de nuevo en su cama, mirando al techo. Su teléfono zumbó en la mesita de noche, y lo alcanzó, esperando una distracción. Era un mensaje de texto de su mejor amiga, Jess.

Oye, ¿estás despierta?

Emily dudó un momento antes de responder. Sí. No puedo dormir.

Lo mismo. ¿Todo bien?

Emily suspiró, sus dedos sobre la pantalla. Quería decirle a Jess lo que estaba pensando, pero no estaba segura de cómo ponerlo en palabras. Finalmente, ella escribió, ¿Alguna vez sientes que... no sé, como si quisieras liberarte de todo?

Hubo una pausa antes de que Jess respondiera. Sí, todo el tiempo. ¿Por qué? ¿Qué está pasando?

Emily respiró hondo y escribió, he estado pensando en lo que pasó hoy en la clase de Victoria. Sobre cómo se sentía simplemente... ser yo mismo, ¿sabes? Sin todas las capas. Sigo pensando... ¿y si dejara de usar ropa? ¿Como todo el tiempo?

La respuesta fue inmediata. Espera, ¿QUÉ? Como, ¿solo caminar desnuda?

Emily casi podía escuchar el tono incrédulo de Jess a través de la pantalla. Ella sonrió débilmente y escribió: "Sí. Quiero decir, ¿por qué no? Es solo un cuerpo, ¿verdad? Todo el mundo tiene uno.

Otra pausa. Entonces, vale, pero... ¿qué hay de tus padres? No son exactamente del tipo "seamos todos nudistas".

Emily suspiró. Lo sé. Ese es el problema. Quiero hacerlo, pero tengo miedo de lo que digan.

La respuesta de Jess llegó rápidamente esta vez. Lo entiendo. Es algo importante. Pero... ya sabes, si es algo que realmente quieres, tal vez deberías ir a por ello. Tal vez te sorprendan.

Emily miró fijamente la pantalla, su corazón palpitando en su pecho. ¿Tú piensas?

No lo sé, confesó Jess. Pero no lo sabrás a menos que lo intentes, ¿verdad?

Emily asintió lentamente, a pesar de que Jess no podía verla. Sí. Tienes razón.

Despegó el teléfono, sus pensamientos se arremolinan. Jess tenía razón. Si ella realmente quería esto, tenía que dar el salto. Pero la idea de enfrentarse a sus padres, de ver la conmoción y la desaprobación en sus ojos... era aterradora.

Ella se quedó allí durante mucho tiempo, mirando al techo, con la mente acelerada. Finalmente, ella tomó una decisión.

Se sentó, balanceó sus piernas sobre el lado de la cama y se puso de pie. Sus manos fueron al dobladillo de su camisa una vez más, pero esta vez, no hubo dudarlo. Se lo puso sobre la cabeza y lo tiró a un lado, luego se deslizó las bragas hacia abajo y salió de ellas.

Ella estaba desnuda de nuevo.

Emily se giró para mirar al espejo, levantando la barbilla desafiantemente. Este soy yo, pensó. Esto es lo que soy.

Ella respiró hondo, su corazón latía con fuerza. Mañana, ella enfrentaría su decisión e iría desnuda a la escuela.

A la mañana siguiente, Emily se despertó con el corazón ya acelerado. Podía escuchar a sus padres moverse abajo: la voz aguda de su madre dando órdenes, el profundo estruendo de su padre en respuesta. Se quedó en la cama, agarrando las sábanas, hasta que escuchó el cierre de la puerta principal y el sonido del coche saliendo del camino de entrada.

Se sentó y miró el reloj: 7:45. La escuela no comenzó hasta las 8:30, pero fue una caminata de 20 minutos. Ella necesitaría darse prisa.

Emily se quitó las sábanas y se quitó el pijama con las manos temblorosas. De pie frente a su espejo, se miró a sí misma. Su cabello largo y oscuro colgaba suelto alrededor de sus hombros, enmarcando su piel pálida. Sus pezones se tensaron en el aire fresco de la mañana mientras miraba su reflejo. Su pecho estaba más lleno de lo que pensaba, fácilmente una copa D, con curvas suaves que conducían a su cintura y caderas delgadas. Su grueso y oscuro triángulo de cabello resaltaba su cuerpo de forma natural.

"Está bien", susurró, tratando de estabilizar su respiración. "Puedes hacerlo".

Agarró su mochila, la encogó sobre un hombro, y dudó en la puerta. Su piel picaba con nervios, su mente le gritaba que se pusiera algo. Pero ella apartó el pensamiento y abrió la puerta.

El aire de la mañana era fresco, y el sol estaba empezando a salir, arrojando un suave brillo sobre el vecindario. Emily salió completamente desnuda, sus pezones se contraían bruscamente en el frío. La sensación de la brisa contra su piel desnuda la hizo temblar, pero también envió una extraña emoción a través de ella. Podía sentir cada detalle del mundo a su alrededor: el pavimento liso bajo los pies, el ligero frío en la brisa, incluso la forma en que sus pechos rebotaban suavemente cuando comenzaba a correr.

Su corazón latía con fuerza mientras caminaba por la calle. El coche de vez en cuando pasaba, pero ella mantuvo los ojos hacia adelante, centrándose en la carretera por delante. Un par de niños jugando en un patio miraron con la boca abierta mientras pasaba corriendo, pero no se detuvo. Ella no podía parar.

"¡Soy Emily Sheehan!" Ella gritó de repente en el tranquilo aire de la mañana, su voz rompiendo el silencio. "¡NO me avergüenzo de mi cuerpo!"

La declaración la hizo sentir más audaz, más fuerte. Sus pies golpeaban contra el pavimento, su cuerpo moviéndose libremente por primera vez en su vida. No pudo evitar reírse, el sonido estallaba de ella mientras la euforia se apoderaba de ella.

Ella estaba libre.

Finalmente, gratis.