Caes en su provocación

Como era de esperarse, muerdes el anzuelo, pues los abucheos y los insultos que te dedicaban los del público no se hicieron esperar, ellos fueron los que te impulsaron a hacerlo, por lo que te limpiaste la nariz con tu guante oscuro humedeciéndolo del liquido vital carmesí.

-Ya te dije que no me subestimes...

Comentaste con decisión rebosante de ira, volviste a apretar los puños con fuerza y te lanzaste al ataque... Corriste hacia la hermosa Kindy quien ya te estaba esperando en su mismo punto de reposo, la dama baja sus puños libres junto a sus piernas y te observa a través de una mirada llena de sensualidad encarnada que se intensifica entre más cerca estés de ella.

Aún así, no caes en sus encantos y al estar lo suficientemente cerca, detienes tu correr y giras tu cuerpo ubicándote de perfil izquierdo ante tu bella contrincante lanzando en el proceso tu puño izquierdo en forma de jab dirigido al rostro de la mujer.

Kindy hecha su cabeza hacia atrás retrocediendo su rostro en el momento justo esquivando tu golpe de una forma limpia e impecable como siempre lo ha hecho; entonces vuelves a repetir la dosis enviando cuatro nuevos jabs consecutivos con tu puño izquierdo al rostro de tu adversaria. Ella cierra sus ojos y a pesar de eso, Kindy no tiene inconvenientes en esquivarlos todos variando sus formas de hacerlo, los dos primeros golpes Kindy los evade fácilmente echando su cabeza hacia atrás siguiendo el mismo patrón de tus golpes para una evasión perfecta.

Los otros golpes ella los esquiva retrocediendo todo el lateral derecho de su cuerpo dejando que tú puño pase de largo frente al rostro que tanto deseas golpear, al retirar tu guante, la dama retoma postura girándose hacia a ti una vez más para mirarte de frente, sabiendo que aun cuando llegue el último golpe, ella lo vuelve a esquivar retrocediendo todo el lateral izquierdo de su cuerpo dejando pasar de largo tu puño una vez más frente al rostro que tanto quisieras destrozar.

La dama se burla de ti presumiendo su gran velocidad, agilidad y destreza esquivando todos y cada uno de tus golpes con gracia y excelsitud, ella no borra la sonrisa de su rostro en ningún momento, incluso cuando abre levemente su mirar, sus ojos parecieran brillar por decisión y desde luego, con pasión profunda.

-¿Ya terminaste?

Su pregunta iluminó tu inseguridad, instintivamente levantaste tu guardia, tus puños a la altura de tu rostro temiendo que el peor de los sucesos puedan ocurrir justo ahora.