Al policía

Desde el andamio, Toni-Rodrigo observaba como tranquilamente, el policía paseaba por la calle poniendo multas a coches mal aparcados. En cierto momento, desde dentro de una tienda, un hombre salió corriendo hacia el policía y comenzó una conversación en la que el pecador intuyo que intentaba razonar con él para que no le pusiera la multa. El hombre fue incapaz de anular la sanción y, con la cabeza baja, se subió a su coche y se marcho. Eso es lo que quería Toni-Rodrigo para su vida. Un trabajo sencillo y con reconocimiento público, no como el suyo, que era cansado y a la gente le parecía el escalón mas bajo de la sociedad.

-¡Bajo a por el bocata!-grito el albañil a su capataz mientras recogía antes de su mochila el puntero laser.

Ya en la calle, el pecador dio una pequeña carrera hasta llegar a la altura del policía, al disparó con el laser en la espalda.

-Perdona agente-interceptó Toni-Rodrigo- Necesito que me lleve a casa lo mas rápido posible.

-¿Se ha cometido algún crimen?- preguntó extremadamente interesado el policía, un hombre cercano a los 40, de espalda ancha y pelo rapado.

-Si. si. Venga vamos.

El policía le llevo a su coche patrulla, donde el pecador se sentó en la parte de atrás. Durante todo el trayecto, el policía parecía mas interesado en mirar por el retrovisor al albañil que al trafico. Tras 15 minutos llegaron al piso de Rodrigo. Como el pecador no sabia si los efectos del laser podían haber desaparecido tras ese tiempo, volvió a flashear al agente de policía cuando este no se dio cuenta por si acaso.

Ya dentro del domicilio, el policía se mostraba incluso mas ansioso. Toni-Rodrigo intuía como se sentía el hombretón. Por mucho que se sintiera muy atraído sexualmente por el pecador, romper la barrera física era un paso casi imposible de hacer. Una parte de Toni-Rodrigo, seguramente Rodrigo, tenia prejuicios con las fuerzas de seguridad. Quería ver a ese policía humillado, por lo que, quitándose los zapatos, le dijo:

-Mire agente, el problema que tengo es que los pies me duelen de estar todo el día en la obra. Hazme un masaje.

El policía, se quedo perplejo por la petición durante un par de segundos. Luego, cuando el pie desnudo apareció ante si, se sentó en el sofá y comenzó a masajearlo como si fueran los pies de un dios.

-A lo mejor están un poco sudados. ¿es así?

-Huelen un poco si-le contestó el policía.

-Entonces límpiamelos, pero con la lengua.

El policía se metió tan rápido el dedo gordo del pie como si fuera un niño con un helado. Luego paso a los toros dedos, al espacio entre ellos, e incluso lamio toda la planta del pie. Mientras lo hacía, gemía, y un bulto prominente se marcaba en los pantalones de su uniforme.

-Si tanto te gusta limpiarme los pies, quizás deberías limpiarme también la polla- dijo con sorna Toni-Rodrigo.

El policía se saco el dedo gordo del pie de la boca y asintió en silencio varias veces. Luego le quito lo mas rápido que pudo el pantalón al pecador, como si tuviera miedo de que se echara hacia atrás en su petición. Toni-Rodrigo se sorprendió al ver que su polla estaba casi preparada para la mamada. La verdad es que ver a ese policía meterse hasta el fondo su polla le pareció increíblemente erótico.

-¿estas casado, agente?-Preguntó el pecador.

El hombre intentó decir que si, pero la polla del albañil le impedía pronunciar con facilidad. El hombre estaba dando el 100% en esa felación.

"¿Es posible que haber usado dos veces con él el laser lo hubiera convertido en este marica desesperado?"-se preguntó el pecador. Poco importaba ya. Si seguía así, pronto se correría, y su trasferencia de esperma estaría completada.

Pero Toni-Rodrigo se percato que no quería que se acabara así. Quería ver al policía mas humillado. Así que apartándole de la polla, le dijo:

-Ahora desnúdate y súbete a mi rabo. ¿te han follado el culo alguna vez?

-No-contestó el agente nervioso, mientras se iba quitando el uniforme.

-Pues hoy va a ser el día. Venga, rapidito.

Sin duda el policía tenia un porte poderoso. Unos brazos fuertes y anchos. Unos pectorales duros y grandes. Seria el deleite de muchas mujeres. Pero ahora solo tenia ojos para ese fornido obrero que le había invitado a su casa a follar. La polla del albañil penetró enseguida en el interior del hombre y este, mascullando palabrotas, comenzó a saltar sobre el pecador, mientras su polla dura indicaba que lo estaba disfrutando de verdad.

Toni-Rodrigo también lo disfrutaba. Ver a ese macho derretirse por su polla puso muy caliente al pecador, y por ende, al mismo Rodrigo. Como con los otros receptáculos, ese sentimiento, esa verdad, quedaría fijada en los recuerdos del mismo Rodrigo, por lo que no le parecería raro al pecador que el albañil dejara a su novia y se buscara unos buenos polvos con tíos grandes como el policía que ahora mismos brincaba sobre su polla.

Ver al policía corriendo de gusto sin tocarse el rabo puso a Toni-Rodrigo aun mas cachondo. Su polla fue la siguiente, vertiendo su leche en el interior del hombretón. Tras un par de minutos en que los dos hombres quedaron abrazados por cansancio, estos fueron a la ducha y se lavaron en silencio. Ya en la puerta, el policía se despidió estrechándole la mano.

-Un placer servirle ciudadano-le dijo- este es mi número. Llámeme si necesita mi asistencia otra vez.