Al cuarentón surfista

Un hombre, que ya supera los cuarenta, vestido con neopreno y cargando una tabla de surf, se prepara para lanzarse al mar. Es un día perfecto para practicar ese deporte, pues el mar esta algo movido. También él es una merluza perfecta para el menú de Alberto.

El surfista resulta ser una pieza fácil de pescar. Solo con que le ofrezca algo de refresco, lo acepta sin problemas. Alberto sonríe al ver como el hombre intenta, sin éxito, esconder la erección que el influencer le ha provocado.

-No te preocupes- le dice al madurito- la mejor manera de bajar eso es a la antigua usanza. Acompañame.

Ya con mas privacidad, Alberto le baja el neopreno, el bañador, y comienza a comerle la polla. esta es larga y dura, y el hombre gime con cada lengüetazo. Esta claro que el pecador es mejor felador que la mujer del surfista.

Tras unos minutos de mamadas, Alberto se posiciona y le pide que le meta la polla. El madurito no duda, y su polla dura entra y sale varias veces, con profundidad y fuerza, mientras el mar salpica los dos cuerpos y el viento transporta la arena hasta que se pegan en sus cuerpos sudorosos.

Y el surfista se corre, descargando tres grandes lechadas dentro del culo de Alberto.

-Un pescado, cocinado con experiencia y solvencia. Matices de mar en el paladar y las paredes del ano. Si. Un buen plato de pescado para el menú.