Ahora será él el maricón

"¿Como que maricón?"-pensó Roberto-" Si el verdadero maricón eres tú"

Tras la esquina donde observaba al bedel este cambio ligeramente. Algo en la forma de moverse, en la forma en la que miraba al resto de los hombres. En su muñeca derecha apareció una cinta con la bandera del arcoiris. Envalentonado por lo que acababa de ver, Roberto siguió con su "transformación" al bedel.

"Claro que eres un maricón. De los viciosos además. siempre que puedes vas a los baños de la estación de trenes, donde sabes que hay un gloryhole para comerle la polla a desconocidos. Por que te encanta la polla"

Ante los ojos de Roberto, tras los cristales de sus gafas, aparecía una escena, como si estuviera viendo una película porno. en ella, el bedel, sentado sobre un retrete sucio ante un agujero, esperaba que de este apareciera una polla. No tardo en aparecer. El rabo de un camionero, que comenzó a comérselo con ganas.

"Te encantan las pollas- siguió Roberto- pero no solo para comértelas si no para metértelas en el culo.¡ Pero si te compraste una maquina el año pasado para autofollarte cuando vuelves a casa!"

La escena cambio de nuevo. En ella, el bedel se encontraba sobre el sofá de su casa, con solo una camiseta de tirante y con las piernas abiertas. Una maquina automática casera, hecha seguramente por él, le perforaba el culo con un dildo oscuro. Primero lentamente para, después, aumentar la velocidad mientras el hombre velludo gemía mas intensamente.

"Pero lo que de verdad te gusta son las pollas de verdad. y te gustan todas. Eres conocido como la puta del edificio, y mira que es grande. Te han dado por el culo los de seguridad, decenas de oficinistas, los de la limpieza, repartidores... joder, si es acercarte a algún almacén del edificio y seguro que te encuentran a ti desnudo mientras te abre el culo uno de tus compañeros de mantenimiento"

Con cada nueva escena que se inventaba en su mente, sus ojos la veían como si fuera real. El bedel siendo sodomizado sobre una mesa de oficina por varios hombres trajeados. El bedel saltando sobre la polla de un hombre obeso en una escalera de servicio. El bedel siendo perforado por otro bedel, mas velludo aún. En todas las escenas, el hombre parecía estar en el cielo.

"Pero tu vicio no acaba en el trabajo, también en tu vida fuera de él. Tus amigos se consideran muy heteros, pero poco a poco, uno a uno, fuiste seduciéndolos y ahora los fines de semana son maratones de sexo desenfrenado, incluso quedáis para que los tres te follen a la vez, y aun así no tienes suficiente"

Mas escenas aparecieron ante los ojos de Roberto. Hombres a los que el bedel les hacia una mamada tras una esquina mientras sus mujeres charlaban en el patio. Quedadas para ver un partido que acababan con su culo lleno de espermas. Hombres que no les importaba meterle el dedo en el culo aunque este tuviera un anillo de alianza.

"Pero como ya sabes, tu deseo de follar con hombres nunca esta saciado, y no te importa traspasar cualquier limite moral o ético. Que se lo digan a tu hermano pequeño. No se como conseguiste seducirle, pero ese chaval ya no ha vuelto a ser el mismos desde que, sin poder evitarlo, te revienta el culo en alguna de vuestras quedadas familiares"

El bedel apareció de nuevo en una cama de matrimonio, en un cuarto en penumbra. Boca arriba, recibía la polla de un hombre de unos 28 años, similar a él pero menos musculado. Este le cogía de las piernas y le follaba el culo casi con disgusto, mientras el bedel gemía y susurraba "fóllame hermanito, fóllame" y, desde otra parte de la casa se escuchaba "Chicos, ya esta la comida. ¿Bajáis ya o que?

" Lo has probado todo, pero pronto necesitabas más, mas pollas, mas grandes. Apenas puedes ahorrar, pues te gastas lo que cobras en pagar a hombres para que te follen. Ese par de negros a los que alquilas para que te revienten el culo te sacan casi 1000 euros al mes, pero sigues quedando con ellos, ¿no es así?"

Otra nueva escena. El bedel intentaba meterse una polla enorme en su boca mientras, otro negro, esculpiéndose en el rabo, se preparaba para embestirle.

"Por que si, eres un maricón. Un enorme puta que disfruta de los rabos. Te encanta el semen y los hombres. Eso es lo que eres"

Una ultima escena. Esta vez el bedel esta desnudo y de rodillas, en un lugar oscuro y sórdido. Decenas de pollas le rodean y, de una en una o de dos en dos, se corren sobre su cara y su pecho desnudo y recubierto de pelo y, cada vez, de mas esperma.

"Por eso me extraña lo de llamarme a mi maricón, si no hay nadie mas maricón que tu. Sabes, creo que voy a follarte, que es lo que quieres. Ven aquí y te daré por culo"

Roberto regreso al presente, o al menos al presente modificado por sus deseos que veía a través de las gafas. Allí, con cara de avergonzado pero también de deseo, el bedel se desnudo y comenzó a hacerle al pecador una mamada, la cual sintió tan real como si fuera... real. Mas tarde, era el mismo bedel el que se ensartaba la polla de Roberto y este disfrutaba de sentir como ese culo le abrazaba el rabo.

Llena su frente de sudor por el esfuerzo del sexo, el pecador se quito un segundo las gafas para enjugarse y pudo ver como su amante seguía en el mismo lugar, reparando un aire acondicionado. todo había sido una mentira pero se había sentido tan real que su polla había eyaculado dentro de su calzoncillo.