A los latinos de la piscina

En una de las esquinas de la piscina, cerca de la de los niños pequeños, hay un grupo de jóvenes latinos, de veinte a treinta años, que, con la música del altavoz alta y los gritos, se han generado su pequeño reino.

Perú, Chile, Méjico... Paises hispanos con una cultura culinaria sobre el pescado de gran tradición, así que a Alberto le ha apetecido un cebiche, cargado de leche de tigre.

-Me sobra una botella de refresco- dice desinteresado Alberto- no quiero llevar peso a casa. ¿Os interesa?

Uno de los latinos asiente y le coge agradecido la botella. Ahora solo debe esperar a que piquen el anzuelo.

Tras comprobar que ha bebido del refresco, uno de los jóvenes se mete en la piscina de los niños y se sienta en el suelo, para que el agua le cubra la cintura. Alberto se aproxima y se sienta enfrente de él. El latino parece que ha perdido la confianza t mira nervioso al influencer.

-Te estas tocando?- le pregunta, al ver movimiento bajo las aguas- ¿ es por mi?

-Si- asiente, con un hilo de voz, y con la polla dura.

Al momento viene otro latino, y se sienta al lado de Alberto y el primero. Con un gesto subacuático, el pescador descubre que también esta sin bañador, y que esta preparado para follar. Cuando su mano toca el instrumento del latino, este se agita, cachondo.

Los dos latinos rodean a Alberto, muy cerca, en la piscina infantil. EL resto de mujeres y de hombres que no han bebido del refresco siguen con su música, ajenos a la tensión sexual y a las sonrisas de nervios. Los dos saben lo que va a pasar.

Alberto se alza de la piscina los suficiente para que los latino se arrojen sobre su polla como si fuera un caramelo. Sus lenguas se entrelazan entre sus bocas y el glande, aspirando cada gota de precum que sale de la polla.

El siguiente paso era evidente. Colocando la polla en el culo de uno de los latinos, este, tras algo de esfuerzo pues su ano era virginal, consigue sentarse sobre el rabo de Alberto, y comienza a autofollarse.

La follada aumenta de velocidad, los gritos se escuchan por encima incluso de la música. Una de las mujeres, a lo mejor la novia de alguno de los latinos grita. Poco importa si es él que esta siendo follado o él que le come la polla a ese mismo, pero el resultado es igual. Uno con el culo lleno de lefa y el otro la boca.

Cuando acaba, Alberto desaparece tan rápido como ha entrado, dejando a los dos hombres discutiendo sobre lo que ha pasado.

-Pescado y comida étnica. No es mala solución para un menú- dice a cámara el pecador.