A algún politico

De las dos posibles opciones, Toni-Juanjo pensó en que un político seria un remplazo perfecto para un hombre de fuertes convicciones como el sacerdote. Un servidor publico, pero civil. Ansioso por ver a quien podría poseer, se dirigió a su cita.

La reunión era en un edificio gubernamental, en el centro de la ciudad. El pecador entró en una sala donde, unos seis hombres, que rondaban la cuarenta y vestían de impoluto traje, le miraron como si fuera una bestia extraña. Tenían una actitud arrogante, como si se sintieran que les estaban robando el tiempo y que la reunión era tan solo un escaparate para los medios. Toni-Juanjo decidió que entonces, se divertiría un poco con ellos.

Con sigilo, el pecador uso el laser solo en uno de los políticos. Luego dejó el tiempo suficiente y disfrutó del rostro del hombre mientras este se ponía mas y mas cachondo. Su respiración era agitada. De su cabeza caían gotas de sudor y sus manos estaban debajo de la mesa, claramente frotándose la polla. Toni-Juanjo quiso aumentar el juego, echándole sugerentes miradas al caliente hombre. Luego, con un gesto rápido de la mano, señalo a debajo de la mesa, esperando que lo entendiera. El hombre sonrió, nervioso pero ansioso por poder por fin liberarse de su carga.

En el momento en que, en un descuido del resto, el hombre del traje se metió bajo la mesa, el pecador uso el laser con otro de los políticos. El primer hombre, de rodillas y tocándole la entrepierna al sacerdote fue apartado por este de inmediato, para, señalando al nuevo flasheado, lo dirigió hacia allí. Cuando el hombre debajo de la mesa sacó la polla del pantalón de su compañero, este no se quejo, pues vio en él un modo de saciar sus repentinas ganas de sexo. Toni-Juanjo rio en silencio al ver como el receptor de la felación intentaba que nadie se percatara de que le estaban comiendo la polla.

El sacerdote siguió con su juego, usando en laser en los otros políticos. Tras un par de minutos, uno de ellos ya se estaba masturbando bajo la mesa y otro se acariciaba, con poco disimulo, los pezones a través de la camisa. No tardaron en darse cuenta de lo que estaba sucediendo. En vez de extrañarse, o simplemente hablar de ello, los hombres de traje casi suspiraron de alivio al poder expresar lo que sentían sin tener que esconderse. Las camisas se abrieron, mostrando pechos velludos y varoniles. Los pantalones se bajaron, liberando sus pollas duras. La orgia comenzó de inmediato, lanzándose a comerse los culos y las pollas en búsqueda de placer.

Antes de que toda la broma destrozara la posible trasferencia, el pecador cogió el brazo de uno de los políticos y lo sacó de la sala. Juntos, el vestido y el otro desnudo, encontraron tras un pasillo una habitación perfectamente amueblada como un dormitorio. Allí, Toni-Juanjo arrojó a la cama al hombre, un enorme oso de barba rojiza y aspecto masculino. Se puso de rodillas y comenzó a comerle la polla.

Después fue su turno. Cuando acercó su polla a la boca del hombretón, este supo que hacer enseguida, metiéndose el glande tímidamente en la boca. Esa remilgues enfadó un poco al pecador, que comenzó a mover las caderas para follare la boca a ese desagradecido amante. El objetivo inicial era correrse en su boca, pero entonces, cambio de idea.

colocándolo a cuatro patas sobre la cama, Toni-Juanjo le folló el culo al político. Él era mas grande que el propio sacerdote, pero poco le importó al pecador, que estuvo penetrando el ano hasta que sintió que se corría dentro.

Tras dejar su leche en el interior de hombre, se marchó sin prestar atención a los gemidos de la otra sala. La trasferencia se había hecho. Solo quedaba despertar al día siguiente en el nuevo cuerpo.