Urbanización Los parasoles de la sierra, Nº 23

Una limusina algo extravagante fue la encargada de llevar a Lucas a su siguiente cliente. El viaje fue largo pues lo llevo a las afueras de la ciudad, a una alejada urbanización privada perdida entre los montes. Allí, cada mansión ocupaba casi como un barrio. La limusina entro en un garaje y le abrió la puerta una joven muy bonita.

-Lucas ¿Cierto?- le pregunto- acompáñame.

Le llevo escaleras arriba hasta una habitación dominada por un espejo enorme y una silla cómoda. Al momento aparecieron otras dos mujeres.

-Por favor- le dijo una de ellas- quítate la ropa para que podamos empezar cuanto antes.

Lucas se sorprendió gratamente. ¿Le habían llamado para tener sexo con mujeres por fin? pero enseguida comenzaron a sacar vestidos de una maleta y artículos de maquillaje de otra.

El pecador se dejo hacer, y las mujeres le afeitaron perfectamente la barba, le maquillaron un poco, le recortaron el pelo y le depilaron completamente. Luego le trajeron una ropa interior y un liguero de mujer y le indicaron que se los pusiera. Por ultimo, se puso un vestido.

Incómodo, Lucas se dejo guiar a un amplio salón. Donde tras unos minutos apareció un hombre de 37 años (Lucas conocía al edad exacta) que lo miro de arriba a abajo lanzo un silbido de aprobación.

Era Katena, un famoso cantante de reggaeton, del cual Lucas era fan. El nini casi se desmaya al verlo.

-que buena chica me han traído esta vez- dijo Katena con mirada lasciva. A ver, da una vuelta.

Lucas cumplió la orden sin reservas, mostrándose incluso mas femenino.

-Si. Una chica espectacular. Desnúdate venga.

El pecador comenzó a quitarse el vestido de la forma mas sexy que sabia, mientras el cantante, ya sin camisa y mostrando todos sus tatuajes, se bebía una cerveza que había aparecido por arte de magia.

-Vamos a disfrutarlo, nena.

Katena se desnudo del todo y se acerco a Lucas con decisión. Su polla era larga y gruesa, y estaba dura por él. Eso excito al muchacho, que comenzó a comerle el rabo usando todo lo que había aprendido con el resto del clientes. Según los brutos gemidos del cantante, parecía que le gustaba. De hecho, Le cogió la misma cabeza y empezó a follarle la boca sin reservas.

Tras cansarse del oral, le cogió la mano como si fuera una señorita y lo llevo al sofá, donde apartando las braguitas, empezó a penetrarle con energía. Lucas no podía creérselo. ¡Le estaba follando el mismísimo Katena! Y como follaba. Le estaba derritiendo el culo de placer.

-Joder nena- bufaba- Tu culo esta muy apretadito. Me estas volviendo loco.

Pero todo llega a su fin. Y a pesar de que Lucas deseaba que Katena durara más, tras unos diez minutos de follada, se la saco y se corrió sobre el rostro maquillado del muchacho mientras berreaba obscenidades.

-¿Volverás a llamarme?- pregunto Lucas esperanzado

-Ha sido un polvo brutal cario. Pero yo nunca repito de chica.