Trofeo de Guerra

Enseguida la orco lo agarró y lo subió a su hombro.

"¡Mierda! " Exclamó Edward sabiendo que su liberación estaba muy lejos. "¡Bajame, maldita mastodonte! "

Pataleó, con sus pies tocó repetidas veces los senos de la mujer, pero ella no parecía inmutarse hasta que la golpeó con sus manos en la espalda. Se quedó quieto cuando recibió por parte de ella una fuerte nalgada en el trasero, que juraba dejaría marca.

Al cabo de unos minutos, otra mujer orco se acercó a la que mantenía cautivo a Edward. "Valeska, toda la ciudad ya fue tomada. " Indicó ella revelando el nombre de su nueva captora.

Aquella mujer tenía los mismos atributos de su superior, con la diferencia de que iba un poco más cubierta.

"Veo que conseguiste un trofeo de guerra. " Sonrió ella a su superior.

"He decidido tener una familia, Koma, voy hacer a este hombre mi esposo. " Edward no podía creer lo que estaba escuchando, realmente no sabía si eso era bueno o malo. "Me cansé de que Katrina me restriegue en la cara su maldito harem de elfos y enanos. "

"Ciertamente, ella se pondrá celosa al ver que tiene a un espécimen único como marido. " Mencionó Koma mientras tomaba el rostro del humano con sus manos. "¿Qué edad tienes? "

Edward guardó silencio al sentirse intimidado por tener a Koma muy cerca de su cara, Valeska notó su inseguridad y le propinó otra nalgada en el trasero para que se espabile. Un ligero gemido salió de su boca, provocando una carcajada en la orco de menor rango.

"Tengo 19 años... " Finalmente respondió, aunque muy sonrojado.

"¿¡19!? " Se sorprendió Koma. "¡Bien podrías ser uno de mis hijos! "

Aunque Edward no podía verla, Valeska tambien estaba sorprendida por lo joven que el hombre había resultado ser. "En fin... " Suspiró. "¿Ya saquearon todo el lugar? "

Koma asintió y comentó. "Encontramos oro, joyas y millones de Liras. "

"Las flechas de fijación mágicas que lanzamos, solo mataron a quienes reconocieron como amenaza, ¿verdad? "

"Sí, así es. " Respondió Koma. "Los niños, mujeres y hombres que no tenían látigos, cuchillos o cualquier arma en las manos están vivos... ¿qué hacemos con ellos? "

"Da la orden de que se vayan. " Respondió de inmediato. "No quiero que ninguna orco toque a un solo elfo adulto y mucho menos a un niño. "

"Eso es muy generoso. " Elogió Koma. "Si Katrina estuviera aquí probablemente ya los hubiera asesinado a todos. "

Valeska asintió recordando con desagrado su última invasión a un pueblo de enanos junto a Katrina. La orco bajó al humano de su hombro poniéndolo en frente suyo, se agachó y agarró el pantalón de un elfo muerto en el suelo.

Le lanzó la prenda a Edward en la cara. "De ahora en adelante caminarás libremente, pero te garantizo que si intentas escapar, me aseguraré de que tu vida como mi esposo sea tan miserable como la que tenías antes. Date prisa y ponte esos pantalones, porque a la única que le mostrarás esa verga tuya será a mi. " Entonces ella se quitó uno de los gigantes aretes colgados de sus jugosos pezones. A continuación, ella le colocó el objeto en la muñeca de Edward. "Ahora es un brazalete y servirá para que ninguna otra orco se acerqué a ti. "

El hombre tragó saliva y asintió dócilmente. Por un lado le atraía el hecho de que su futura esposa era una majestuosidad, pero por otro lado, el carácter de la orco no hacía más que infligir temor en el.

"Mi nombre es Edward... " Se presentó.

"Bien, eso ya es un buen comienzo. " Ambas orcos sonrieron. "Creo que ya es hora de regresar a la aldea. "

Valeska tomó del hombro a su futuro esposo y lo acercó a su cuerpo, juntos empezaron a caminar de regreso a su hogar.