Venado

El menú degustación de Alberto necesitaba un plato distinguido y exótico como colofón final. Una carne difícil de encontrar. Se le ocurrió que la carne de caza seria perfecta para ese cometido, solo tenia que buscar unos cazadores que le permitieran ser usados como prueba. Una búsqueda rápida por internet le indico un pueblo de la sierra donde era temporada de caza. Allí, no le fue difícil encontrar a una pareja de amigos cazadores, de unos 35 años, que salían esa mañana

Alberto les siguió y, cuando montan un campamento improvisado y comienzan a preparar café, el influencer se presenta. Enseguida se gana a los cazadores, y sin esconderse, les espolvorea un poco de especias en el café

-Realza el sabor, ya veréis.

Los cazadores pronto pierden el interés en la caza y mas en la polla de Alberto. Este se coloca entre los dos hombres y comienza a pajearles lentamente para mantener bien duras la pollas, pues las quiere a ambas en su culo.

El siguiente paso es agacharse para comerse bien las pollas de los cazadores. Saben a sudor y a macho. A campo, y eso le potencia mejor los sabores a Alberto, que sigue chupando sin parar.

El cazador de la barba fue el primero en follarse a Alberto, mientras el otro lo observaba de lejos y se masturbaba. La polla entraba y salía con facilidad, y el influenciar disfruto del tacto sedoso del rabo en su culo y de la rugosidad del árbol al que se aferraba para no caerse de placer.

Se fueron turnando ambos cazadores, bien compenetrados. Al final, ambos eyacularon sobre el rostro de Alberto, que relamió el esperma de sus labios con un movimiento circular de lengua.

-La carne de caza sabe, sin lugar a dudas, a montaña y a naturaleza. Le da un toque campestre pero no por ello menos sibarita.