Maxwell Miller, un chico esquelético

Maxwell Miller se bañaba para ir a la universidad, cumplió 18 años aunque no planeaba ningún tipo de celebración.

Es que carecía de amistades cercanas, ni tenía muchos familiares vivos sólo su madre ya que su padre los abandonó antes de que el naciera. Nunca supo nada de él ni una foto, pensó que su madre lo odiaba por dejarlos a ambos y ni siquiera le dijo su nombre.

Salió de la ducha y mientras se vestía notó que su cuerpo estaba particularmente caliente, a pesar de que acababa de bañarse parecía con fiebre pero sin sentirse mal.

Bajó las escaleras para desayunar siendo felicitado con mucha efusividad por su madre que lo arropó en gran abrazo.

“¡Felicidades mi hombrecito bello! ” exclamó alegre su madre.

“ uy…gggrr…mamá…ya no soy…no soy un niño ” dijo Maxwell pero sin quejarse mucho.

“ oh tonterías, mi Max será un adulto…pero para su madre siempre será su niñito…hmm hueles bien ” dijo ella abrazándolo con mayor fuerza.

Max no le disgustaba en absoluto su abrazo ya que estaba entre las 2 tetazas de su madre.

Y es que con 39 años Giselle Miller trabajaba con secretaria y era un completo bombón, tetas 100, trasero de igual tamaño, labios horribles y unos ojos negros con una cierta chispa de zorra.

“ eso…es muy lindo mamá…pero se me va a hacer…tarde ”

“claro claro…dejé llevar”

Aún así el abrazo se prolongó más de lo habitual para una madre y su hijo, pero para Max fue un hermoso regalo.

Con esos atributos Max no entendía como no encontrar algún hombre desde que se fue su padre, no conoció ni un solo novio o pareja. Sus compañeros de clases fantaseaban con ella y hasta el en algunas ocasiones.

En una ocasión le pregunto porque no salía con alguien y ella muy sonriente dijo que no necesitaba a otro hombre en su vida. Al el le parecía muy tierno para una madre, pero para mujer le extrañaba que no una tuviera sus necesidades sexuales.

“de verdad no quieres hacer nada especial para tú día hijo” dijo su madre ya comiendo.

Ella le había cocinado sus panqueques favoritos para consentirlo mientras conversaban.

“ya hablamos de esto no deseó nada…sólo pasarla bien” dijo Max.

En eso su madre le dió una sonrisa pícara que la hacia ver más sexy.

“ ooooh…ya entendí mi hombrecito ya tiene planes para jugar con una amiguita…picaron dijo ella guiñando un ojo.

Eso enrojecido una barbaridad a Max ante tal insinuación, pero su cuerpo se calentó aún más.

¡Mamá! “

” lo siento, sólo digo que los chicos de tú edad están locos por tener sexo…es natural las hormonas mandan hijo “ dijo su madre con naturalidad.

La cuestión es que su vida amorosa era tan inexistente como su padre, el género femenino nl lo tomaban en cuenta más allá de un hola y adiós.

La razón era más que obvia el era muy muy feo, 1. 67 metros, dientes y nariz torcidos, cabello grasiento y cuerpo esquelético era una espanta chicas segura.

Hasta el más común de sus compañeros ya tenían al menos tenían 3 conquistas en sus registros, en cambio el no había logrado ni un beso de cortesía.

” no más bromas mamá, ¿Qué chica quisiera estar contigo? “ dijo Max triste cuando se dirigió a la puerta.

” no te desanimes cariño, quién sabe tal vez a partir de hoy las cosas cambian “

“ay….si tú lo dices adiós mamá”

Ella le dio un último abrazo aún más largo que el anterior a su vez que inhalaba con mucha intensidad.

” hmm…en verdad que hueles bien hoy “

“uuh…mh.. mamá…se hace tarde” dijo Max ahogado.

“oh cierto…adiós que pases un buen día hijo”

Al fin el delgado joven partió a la universidad recuperando el aire, pero todo eso hizo despertar a su miembro.

” ay…cielo…hmm…mí mamá siempre a sido muy cariñosa conmigo pero….grrrr…hoy se pasó…pero que suaves tiene las tetas” murmuró Max.

Trató de alejar esos pervesos pensamientos ella era su madre y por muy sexy que fuera no debía verla de ésa forma….o no.