Melisa revela porque la esta obligando a humillarse

Melisa, con su sonrisa traviesa, se acercó a Laura, su teléfono aún capturando cada detalle de su cuerpo mojado. "Ahora, Laura, creo que es hora de que hablemos. ¿Recuerdas cómo me tratabas en la escuela? Tus burlas, tus comentarios despectivos. Pues bien, ahora soy yo la que está a cargo, y voy a disfrutar de esta pequeña venganza", dijo, su voz llena de satisfacción.

Laura, con su cuerpo tembloroso, la miró con una mezcla de sorpresa y rabia. "¿Es por eso, Melisa? ¿Por unas cuantas burlas en la escuela? ¿Crees que esto es justo?"

Melisa rió, una risa que resonó en el aire. "Justo, Laura, es una palabra relativa. Y sí, creo que lo es. Me hiciste pasar momentos difíciles, me humillaste frente a los demás. Ahora, estoy devolviendo el favor, pero de una manera mucho más interesante", dijo, su sonrisa ahora más amplia.

"Pero, Melisa, esto es demasiado. Me has humillado, me has hecho pasar miedo. ¿No es suficiente?", suplicó Laura, su voz quebrándose.

Melisa se acercó aún más, su mirada fija en los ojos de Laura. "Todavía no, Laura. Esto es solo el comienzo. Quiero que sientas lo que es ser realmente expuesta, avergonzada. Y créeme, esto es solo la punta del iceberg. Tenemos mucho más planeado para ti", susurró, su voz baja y amenazante.

Laura, sintiendo una mezcla de miedo y furia, se dio cuenta de que Melisa no iba a detenerse. La venganza de su compañera de escuela era profunda y calculada, y ella era solo un peón en su juego perverso. La fuente, con su agua burbujeante, era testigo de su drama personal, una batalla de voluntades y emociones en medio de un parque público.

Laura, temblorosa y empapada, escuchó la palabra "tenemos" resonando en su mente, una señal de que había más detrás de esta venganza que lo que Melisa le había revelado. ¿Quiénes eran "tenemos"? ¿Quién más estaba involucrado en este juego perverso? Estas preguntas la atormentaban, pero por ahora, tenía que concentrarse en el momento presente.

Con sus manos temblorosas, Laura cubrió sus pechos, sus pezones endurecidos por el frío y la emoción. El agua goteaba entre sus dedos, creando un efecto sensual y vergonzoso al mismo tiempo. El aire, soplando suavemente, hacía que su cuerpo temblara aún más, sus pezones reaccionando a la brisa como si estuvieran vivos.

Con su otra mano, Laura cubrió su entrepierna, tratando de ocultar su intimidad de la mirada curiosa del dron y, potencialmente, de cualquier transeúnte que pasara. La sensación del agua fría en su piel desnuda contrastaba con el calor que sentía en su rostro, una mezcla de vergüenza y excitación.

Sus pensamientos eran un torbellino, tratando de entender las motivaciones de Melisa y sus cómplices. ¿Por qué estaban haciendo esto? ¿Cuánto más tendría que soportar? Mientras luchaba por mantener su dignidad, el viento soplaba, haciendo que su cabello mojado se pegara a su rostro, y sus manos temblorosas luchaban por cubrir su desnudez.