Marianna se zafa de Purna

Mientras los atléticos brazos de la guerrera pelirroja intentan mantener lejos de su cara las afiladas y letales uñas de Purna, sus esculturales y poderosas piernas se cierran más y más alrededor del musculoso torso de ébano de la asesina, en un intento de doblegar su voluntad mediante el dolor y la asfixia.

Sin embargo, Marianna se da cuenta de que Purna es realmente fuerte y resistente...quizás más que ella. De inmediato, la voluptuosa guerrera sabe que no será capaz de vencer a la asesina...por pura fuerza bruta. Necesita cambiar de táctica mientras aún pueda. Mientras las sudorosas amazonas siguen forcejeando a lo largo del salón del difunto alquimista, los ojos de Marianna finalmente se posan en el filo de su espada larga, brillando bajo la luz de la chimenea.

Entonces, liberando el torso de su poderosa enemiga, la princesa guerrera lanza hacia un lado su musculoso cuerpo de ébano y, un segundo más tarde, hace rodar su voluptuosos cuerpo, en dirección contraria, hacia su arma.

Un segundo más tarde, las desnudas amazonas están otra vez en pie, una frente a la otra, separadas por los restos del mobiliario que sus cuerpos han destrozado durante el forcejeo...con el cadáver del alquimista entre ellas, con su enorme verga aún erecta entre sus piernas.

La sudorosa piel de ambas guerreras brilla sensualmente, bañada por la luz de la chimenea. Inmóviles salvo por el vaivén de sus desnudos pechos, jadeantes por el esfuerzo de la pelea, ambas amazonas se miran mutuamente, evaluando la fuerza de su oponente. Sin embargo, la musculosa asesina de ébano está desnuda y desarmada mientras que la exuberante guerrera pelirroja, aunque también totalmente desnuda, mantiene sobre su cabeza, en una pose amenazante, su pesada espada larga.

"¿Donde...está....mi hermana?".-Pregunta Marianna entre jadeos, observando atentamente cada mínimo gesto y expresión de aquella pequeña pero hábil asesina, consciente de que aquella musculosa mujer puede tener algún truco más preparado para ella...aunque en ese momento, a la princesa guerrera no se le ocurre cual.

Los felinos ojos de Purna miran con odio a su enemiga, a su presa, a aquella tetuda guerrera pelirroja, cargados de odio, aunque también buscan con intensidad la más mínima posibilidad de contra atacar, de invertir la situación de desventaja en que se encuentra. Pero no encuentra nada. Sus kris están justo detrás de la desnuda princesa y, aunque aún cuenta con sus uñas, empapadas en veneno, sabe que no será capaz de alcanzar la cincelada carne de Marianna antes de que su espada larga la parta por la mitad como un melón.

"¿Y bien...Purna? ¡Si quieres vivir...dime lo que quiero saber! ¡Si no...!.".-Dice la voluptuosa pelirroja, tensando los músculos de su desnudo cuerpo, preparándolo para acabar con la asesina si tiene la ocasión.

En respuesta, la asesina de ébano chilla de furia y rabia...un grito tan agudo, tan salvaje, que incluso la princesa se sobresalta levemente al oírlo, a sentirlo en cada fibra de su ser. Y, por sorpresa, Purna se lanza contra la ventana mas próxima. Con una fuerte embestida de su musculoso cuerpo, consigue romper a la primera el postigo de la ventana, cayendo a la calle bajo una lluvia de astillas y restos de madera.

Sorprendida y furiosa, Marianna se abalanza hacia el alfeizar de la destrozada ventana, dispuesta a perseguir a su enemiga, pero sus ojos solo alcanzar a ver una rápida sombra desapareciendo en la noche por un callejón.