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Chapter 9 by MrCaliban2 MrCaliban2

¿Perseguirá Marianna a la asesina de ébano?

Marianna no persigue a Purna

Invadida por la ira, embriagada por la adrenalina, Marianna siente el impulso de saltar por la ventana, desnuda, únicamente armada con su pesada espada larga, y perseguir a la letal enemiga enviada por su hermana para matarla. Sin embargo, con gran esfuerzo, mientras el frio de la noche golpea su sudorosa piel desnuda, su mente racional comienza a tomar de nuevo el control. Le parece una mala idea perseguir a la musculosa asesina de ébano a través de aquel oscuro laberinto de callejuelas.

Y mientras, frustrada, permanece en la ventana, observando la noche sobre Annun, un extraño cántico comienza a llegar a sus oídos, aunque parece sentirlo en cada una de las fibras de su voluptuoso cuerpo. Un cantico ominoso, siniestro. Un cántico en una lengua desconocida para ella pero que habla claramente de miedo...de muerte.

A pesar de lo lejano del cántico, un miedo helador atenaza el cuerpo y la mente de la princesa tanaghariana durante unos segundos hasta que, finalmente, su voluntad se impone a aquel sortilegio de miedo y muerte. Con dificultad, Marianna se aleja de la ventana, acercándose torpemente al cálido resplandor de la chimenea, cayendo, exhausta, junto a ella, sintiendo como la luz y el calor del hogar parece disipar el miedo de su cuerpo y alma.

Inmóvil, mientras su desnudo cuerpo se recupera de la pelea y del extraño encantamiento que parece maldecir las noches de la ciudad, Marianna observa el cadáver del alquimista, aún bajo los efectos del "Azul de Pfi-zer" sobre su falo. Con la asesina de ébano huída y Harak Sun muerto, la voluptuosa guerrera ve como otra pista para encontrar a su malévola hermana parecen desvanecerse de nuevo. A no ser....Poco a poco, una fugaz idea comienza a tomar forma en su mente.-"Quizás en sus libros haya algo de interés...".-Murmura Marianna, levantándose súbitamente.

Tomando una vela con su mano izquierda y su espada larga sobre su hombro derecho, la princesa, aun desnuda, comienza a volver sobre sus pasos, avanzando por el oscuro pasillo hasta las escaleras y de ahí, hasta la tienda. Siniestras sombras surgen a lo largo de la tienda bajo la tenue luz de la vela aparecen al depositar la vela en la mesa, junto a su pesado espada larga.

Durante largos minutos, la voluptuosa pelirroja busca, en los libros de anotaciones del alquimista, cualquier registro llamativo. Con dificultad debido a tenue luz, sus ojos recorren, línea tras línea, largas listas de objetos vendidos a múltiples clientes, rodeada por una oscuridad ominosa y un silencio ensordecedor hasta que, finalmente, un asiento llama su atención, una venta realizada de Azogue, Mandrágora y Escamas de Dragón a una tal Arrianne de Feyhr.-"Muy poco sutil, hermanita...".-Murmura Marianna con una sonrisa en sus labios, recordando el nombre de la legendaria hechicera que, en su infancia, su hermana usaba cuando jugaban en los jardines del palacio de Thanigar. Ya solo faltaba averiguar para qué clase de ritual su hermana había adquirido esos productos. Mañana, a la luz del día, preguntaría en el templo o consultaría sus pergaminos.

De repente, un crujido de madera sobre su cabeza sobresalta a la princesa guerrera, mientras una pequeña nube de polvo cae sobre su cabeza. Después otro crujido...y otro...y otro. Pasos en el piso superior.-"¡Esa maldita zorra es persistente!".-Piensa Marianna, cogiendo su espada, preparándose para volver a luchar contra la musculosa asesina.

Sin embargo, una inquietud comienza a apoderarse de la conciencia de la guerrera pelirroja. "Demasiado ruidosa. Esa tal Purna no puede ser tan descuidada....".-Piensa la desnuda amazona a medida que escucha como, con una enloquecedora lentitud, los pasos comienzan a bajar por las escaleras, acercándose más y más a ella.

Un jadeo de sorpresa brota de sus labios cuando los ojos de Marianna se posan en la figura responsable de los pasos. Bajo la escasa luz de la vela, la princesa ve con sorpresa como el alquimista, desnudo, aun empalmado aparece delante de ella. O mejor dicho, su cadáver reanimado. Su piel ha tomado un tono extrañamente azulado mientras sus ojos se han vuelto blancos. Pero, aunque ciegos, miran a la princesa guerrera con una intensidad abrumadora.

Pero la voluptuosa princesa ya se ha enfrentado antes zombis, esqueletos...y a cosas peores. El empalmado cadáver animado del alquimista no la asusta en absoluto. Con un grácil movimiento, la guerrera pelirroja lanza un poderoso golpe decapitador a su oponente, haciendo volar su cabeza violentamente, la cual cae sobre un anaquel.

"¡Por los dioses!".-Exclama Marianna, al ver como el cadáver decapitado, en vez de caer al suelo inerte, continua avanzando hacia ella, con su brazos extendidos...con su polla erecta.

¿Como combatirá Marianna al zombi de Harak Sun?

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