Ella llega a la fuente

Laura, con su cuerpo agotado y su mente en un torbellino de emociones, finalmente llegó a la fuente, su destino y, esperaba, su salvación. Melisa estaba allí, sentada en el borde de la fuente, sus piernas cruzadas, su sonrisa de oreja a oreja revelando su satisfacción por la situación.

"¡Bien hecho, Laura! Llegaste a tiempo", dijo Melisa, su voz llena de burla. "Ahora, ¿estás lista para la siguiente parte del juego?"

Laura, con su cuerpo tembloroso y su dignidad herida, se paró frente a Melisa, su cabello pegado a su rostro por el sudor. "Solo devuélveme mi ropa, Melisa. Ya has tenido tu diversión. Por favor, déjame ir", suplicó, su voz quebrándose.

Pero Melisa, imperturbable, se levantó y se acercó a Laura, su mirada fija en su cuerpo desnudo. "Oh, Laura, esto es solo el comienzo. ¿Crees que te dejaría ir tan fácilmente? Tenemos mucho más planeado para ti", susurró, su sonrisa ahora llena de misterio y anticipación.

Laura, sintiendo una mezcla de miedo y furia, se dio cuenta de que su odisea no había terminado. Melisa, con su sonrisa burlona, la estaba arrastrando a un juego peligroso, uno en el que la exposición y la humillación eran solo el comienzo. La fuente, con su agua burbujeante, era un testigo silencioso de su drama personal, una parada en un viaje que parecía no tener fin.