El viento.

Después de mirar a todos lados en busca de donde venían esas palabras, no encontró a nadie. La gótica frunció el ceño y se levantó, sintiendo un escalofrío por su cuerpo. Guardó su libro, encendiendo un cigarro, y se fue del cementerio. Normalmente iba a comer a una cafetería cerca del bar donde trabajaba. Se pedía un sandwich y veía alguna serie en el móvil, mientras se mentalizaba para aguantar a todos los pesados que la pedirían el número aquella noche.

Llegó a la cafetería y se sentó en una mesa apartada un poco del resto. Pidió lo que normalmente pedía de comer, mientras buscaba una serie que ver. Pero de pronto unas palmaditas en su espalda la distrajeron. Miró para ver quién era.

"Disculpe señorita, no he podido fijarme en usted brevemente. Si no le molesta quería hacerle una propuesta. Trabajo como representante de modelos, y justo mi agencia estaba buscando a una chica como usted, con sus mismos rasgos faciales, tatuajes y actitud. Te dejo una tarjeta para que veas que no somos una estafa."

El hombre dejó en la mesa una tarjeta de color rojo oscuro donde venía el nombre de la compañía.