Desfile en bañador mostrando paquete

Cuando todos salieron del vestuario, Santi les estaba esperando.

“Hoy vamos a hacer algo diferente” – dijo Santi – “Los chicos, por favor, pónganse en fila y las chicas enfrente de ellos”.

Todos obedecieron, sin tener ni idea de lo que estaba a punto de pasar.

“Chicas, hoy los chicos van a desfilar para ustedes. No duden en hacer comentarios sobre sus cuerpos y sobre todo sus paquetes. Sean todo lo groseras que ustedes quieran” – Explicó Carlos – “Chicos, ya que a ustedes les gusta tanto hablar sobre las chicas van a probar ahora que se siente. Van a desfilar de uno en uno en el orden que están delante de las chicas”.

Los chicos estaban absolutamente avergonzados e intentaron convencer al profesor de que no lo hiciera. Las chicas, sin embargo, estaban entusiasmadas con la idea.

Finalmente, empezaron con el desfile:

Carlos fue el primero e intentó disimular su vergüenza con una sonrisa cínica, pero eso no evitó los comentarios crueles de las chicas: “Pues tiene algo de barriga”, “va de macho pero el bulto es bastante pequeño”, “Si, esperaba algo más”, “y no tiene nada de pelo”. A Carlos le estaba costando mantener la sonrisa ante esos comentarios. Él sabía que no estaba demasiado bien dotado y el bañador no ayudaba.

Javi fue el siguiente, rojo como un tomate de la vergüenza: “Que delgadito está, es todo hueso”, “Tiene partes muy peludas y otras sin pelo”, “pues tiene más paquete que Carlos”. Ese último comentario le hizo sonreír levemente.

Rubén era el que más llamaba la atención a las chicas: “que peludo es”, “tiene pelo por todos lados”, “eso si, el bulto tampoco es muy grande”. Rubén estaba rojo, el hecho de ser tan peludo siempre le había dado una imagen muy masculina pero la verdad es que su pene tampoco era demasiado grande.

Iván tenía mucho miedo de salir. Al ser el más gordito sabía que iban a criticar su cuerpo, sin embargo, se llevó una sorpresa: “anda, el más gordito es el que tiene más paquete”, “es el único que llena el bañador”, “si perdiera unos kilos estaría buenísimo”.

Por último, le tocaba a Juan: “Juan no tiene paquete, es plano” – dijo Claudia y todos se echaron a reis, incluyendo los chicos. Juan miró para abajo y sabía que era verdad. Su ya de por si pequeño pito estaba tan encogido que no era capaz ni de hacer un pequeño bulto contra la tela del bañador. “yo creo que no tiene pito”, “ni huevos”, “pobrecito”.

“Chicos, ¿Qué opinan de lo que dicen sus compañeras?. Se han sentido incomodos” – preguntó Santi. Lo que los chicos no sabían era que de la respuesta a esa pregunta iba a depender si seguían con la humillación o si ya era suficiente.