¿Ella es descubierta?

La repentina exclamación del niño la paralizó, su voz inocente resonando en el aire. "¡Mamá, hay una chica sin ropa!", sus palabras eran una sentencia impactante, una revelación que amenazaba con exponer su secreto. Laura, actuando por instinto, se agachó, cubriéndose con sus manos, tratando de ocultar su desnudez de la mirada curiosa del pequeño.

"¿Es un juego, pequeño? ¿Quieres jugar conmigo?", susurró Laura, improvisando una sonrisa nerviosa. La mirada del niño era una mezcla de curiosidad y confusión, su silencio prolongado intensificando la tensión del momento.

La aparición de la madre del niño fue un alivio inesperado. "Ben, ¿dónde estás? ¡Es hora de irnos!", su voz cortó el aire, llamando al niño lejos de la presencia de Laura. El niño, con una última mirada curiosa, obedeció, dejando a Laura sola con su aliento contenido y su corazón palpitante.

Ese momento de alivio fue efímero, pero suficiente para alimentar su determinación. Se levantó, su cuerpo desnudo brillando con una capa de sudor, y continuó su camino hacia el dron. Cada paso era una prueba de resistencia, una prueba de su voluntad de recuperar su ropa y su dignidad.

El dron, con su cámara vigilante, permanecía inmóvil, como un testigo silencioso de su drama personal. Los pensamientos de Laura se entrelazaban: ¿Quién era el responsable de esta situación? ¿Qué buscaba con esta prueba extrema? Pero en ese momento, su mente estaba centrada en un solo objetivo: reclamar lo que era suyo y escapar de esta surrealista pesadilla.