Vas a tu mesa para arreglar tu trabajo.

Te sientas a tu mesa e intentas poner orden a este desaguisado, desde luego, las explicaciones de Silvia te están sirviendo y te das rápidamente cuenta de donde estabas metiendo la pata. Cuando tienes más de la mitad hecho te llaman al teléfono: 'Ven a mi despacho y tráete los informes'. Era Rosa y desde luego no te lo ha pedido de forma muy educada.

Mientras vas hacia el despacho de tu jefa, pasas al lado de Silvia, te sonríe y te dice: 'Suerte'. Te tragas la saliva ya que sabes de sobra que te va a hacer falta. Entras en el despacho y Rosa está al teléfono, tarda como cinco minutos, cuando cuelga tiende la mano sin mirarte buscando algo que le hace falta. Le entregas los documentos y te esperas. Ella te mira como si fueras idiota: '¿Qué quieres?'.

'Pensaba... que quería... decirme...algo...'

'¡Fuera!'

No sales corriendo de milagro, pasas avergonzado junto a Silvia, Eduardo te mira con esa sonrisita tonta suya y te sientas en tu mesa, haces como que haces algo y te deprimes aún más.

Casi a las dos, te llama Rosa por teléfono para que vayas a su despacho. Su voz ha sonado peor que antes. 'Esta vez la has cagado amiguito'. Respiras hondamente y entras en su despacho, te mira desde el principio hasta que llegues a su mesa, con los papeles que le has entregado antes en la mano.

'¿Esto que mierda es? ¿No sabe hacer su trabajo? ¡No está acabado!'

Te fulmina con la mirada. Tiende su mano con los documentos hacia ti.

'Ya estás terminandolo.'

Tomas los documentos de su mano, te vas sin respirar de su despacho sintiendo los dos rayos humeantes que salen de sus ojos.

Sigues vivo, pero por muy poco. Ya son las dos y todo el mundo apaga sus ordenadores, recogen sus cosas y se van a donde tengan que irse, ya que tú no iras a ninguna parte mientras no resuelvas este entuerto.

'¿No te marchas?' Es Silvia. Aún no la habías visto de frente y de pie. Desde luego es una vista maravillosa. Es esbelta, medirá uno sesenta, tiene una carita de ángel y tiene una voz suave y melodiosa.

'Pues no, me ha castigado Rosa'.

'Pobrecito. ¿Lo que te he explicado te ha ayudado?'

'Oh sí, no te he dado las gracias por eso, he sido muy poco cortes...'

Te sonríe. 'Tranquilo. Se te ve muy nervioso. Te va a dar un ataque.'

No sabes que contestarle. Cuando aún estás pensando en qué decirle ella te dice: 'Bueno, pues nos vemos el lunes. Adiós.'

'Eso espero, Adiós.'

Terminas a las siete y media y sin saber si lo has hecho bien o no...

Ya te enterarás el lunes.