Sara, la recepcionista

...solo para que, al girar la esquina, darse de bruces con Sara. Su cincelado torso desnudo chocó contra el enorme busto de la sorprendida recepcionista, la cual retrocedió un par de pasos.

Álvaro se quedó paralizado, mirando a la aturdida Sara, mirando sus impresionantes tetas subiendo y bajando suavemente al ritmo de su respiración, sintiendo todavía en su musculoso cuerpo su cálido y suave impacto...sintiendo come entre sus poderosas piernas, su miembro viril comenzaba a crecer, lenta pero inexorablemente, en una imparable erección.

Los ojos de Sara miraban con asombro y fascinación el escultural y bronceado cuerpo de Álvaro, desde sus pies hasta su cabeza, que parecían esculpidos en mármol, con una definición que Sara, a pesar de su trabajo, apenas había visto antes en ninguno de los muchos clientes masculinos del gimnasio.

Álvaro veía la erótica, sexual fascinación de Sara en sus ojos cada vez que lograba apartarlos del hipnótico, tentador enorme busto y escote de la mujer,...una mirada perdida que vagaba entre sus torneados pectorales, sus cincelados abdominales.... y su creciente pene, oscilando entre sus muslos en camino a sus algo más de veinte centímetros de longitud.

Durante un par de segundos, que parecieron horas, Álvaro y Sara permanecieron inmóviles uno frente a otro, observándose con mutua fascinación...ignorando el rubor que comenzaban a apoderarse de ellos.

Finalmente, al unísono, Álvaro consiguió mover sus musculosos brazos para cubrir con sus manos la increíble erección de su imponente pene, encogiendo ligeramente su masivo cuerpo de casi metro noventa en pudor y vergüenza. Mientras, Sara se daba la vuelta para dejar de ver a aquel musculoso Adonis de carne y hueso...y su tremenda verga.

"Lo...lo siento....¡Que...Qué vergüenza!!!!".-Sara tartamudeo con una risa nerviosa, cubriéndose el rostro con las manos a pesar que ya no podía ver la desnudez de Álvaro...ni su sexo desencadenado.-"Como...como no salías pensé...pensé que...que quizás...".-La recepcionista, al borde de la carcajada, trató de excusarse, tratando de recuperar la compostura, pero fallando estrepitosamente en su intento.

"No...no pasa.......nada....".-Tartamudeó Álvaro, ruborizado de pies a cabeza, a duras penas capaz de cubrir y aplastar su enorme y erecto pene contra sus genitales, encogido, en un intento de esconderse de sí mismo consigo mismo.-¡Joder!...¡Qué vergüenza!".-Replicó Sara, entre carcajadas, corriendo hacia la salida, y dejando a Álvaro plantado, pasmado y empalmado en el vestuario.

De nuevo, volvía a estar solo y desnudo....pero con una erección que, por suerte, ante la ausencia de Sara y sus "hermanas", comenzada a remitir. Entonces...