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Chapter 5 by Salidoman2000 Salidoman2000

¿Tiene éxito cuchillo?

Primera Sangre (Advertencia: Muerte de personaje)

Cuchillo contempló a la joven caminar, contoneando inconscientemente las caderas. Un espectáculo del que disfrutó quizás más de lo debido, pero ya que iba a hacerlo, ¿por qué no deleitarse un poco antes?
Se agachó tras el arbusto para quedar completamente escondido cuando aquella belleza pasó por su lado, para volver a asomarse cuando estimó que ya debía haberlo rebasado. No se equivocaba. Ahora podía ver la espalda de la muchacha mientras esta aún parecía ocupada con el móvil. Tuvó así ocasión de deleitarse también con el culo joven y firme que ahora se encontraba a pocos pasos de su cabeza. Desde luego los pechos eran mucho mejores, pero el trasero tampoco tenía desperdicio. En cualquier caso, se levantó para completar el trabajo. Comenzó a moverse rápido, pero con cuidado. Acortando la distancia entre ambos más y más.

Kate, medio resignada, dió la vuelta para caminar hacia la cabaña. Se detuvo un instante a mirar hacia el cielo. Lo cierto es que era un lugar precioso, tal vez el más bonito que había visto nunca. El bosque, una ligera brisa fresca, las estrellas, la luna reflejada en el lago. Casi parecía uno de esos paisajes de película, solo que podían verse aún más estrellas que en el cine. Volvió a pensar en su chico. Le habría gustado tenerlo aquí ahora. Habría sido muy romántico. Los dos solos en un paisaje idílico cómo este.
Una pequeña y dulce sonrisa se dibujó en su rostro, haciéndola olvidar por un momento la frustración del teléfono. Aún así, decidió que merecía la pena comprobar la cobertura según caminaba hacia la cabaña. Tal vez hubiese un golpe de suerte.
Tras unos pasos, quince o veinte, ocurrió lo inesperado. La dichosa barra de cobertura parpadeó y apareció una rallita. Solo una. Suficiente para Kate. Se detuvo en el sitio mientras abría la agenda de su teléfono.

Notó entonces una mano bajo su barbilla, levantándole levemente la cabeza. Sorprendida y confusa, iba a preguntar algo, y entonces notó un fuerte dolor en el cuello. Jamás había sentido nada parecido. Un líquido espeso empezó a deslizarse entre sus pechos, manchando la camisa blanca. Sangre. Estaba herida. Algo la había herido en el cuello. Instintivamente soltó el móvil y llevó la mano derecha al cuello, tratando de tapar la herida. Alzó la mano izquierda hacia delante, hacia la cabaña, e intentó pedir ayuda, pero las palabras no salían aunque moviese la boca. Tampoco conseguía respirar. Dió un par de pasos hacia delante. Prontó sus piernas quedaron sin fuerzas y ella cayó de rodillas, con la mano derecha haciendo presión en el cuello y la izquierda todavía mirando hacia la cabaña. Estaba confusa y dolorida, no sabía que estaba pasando. Pero sobretodo, estaba aterrada. Notaba la vida escapándose entre los dedos de la mano derecha.
Entonces una figura, un hombre vestido con pantalones y camisa negra, se puso frente a ella. También le intentó pedir ayuda, más desesperada cada vez. La voz seguía sin salir. Solo podía vocalizar las palabras. Agarró los pantalones de aquel hombre con la mano izquierda. Finalmente se fijó en la diestra de aquel tipo. Estaba agarrando algo. Un cuchillo, un cuchillo ensangrentado. Comprendió que era aquel hombre quien la había herido. Intentó gritar una vez más. Ya saboreaba su propia sangre en la boca.

Cuchillo miró a la joven. Postrada de rodillas, con el terror dibujado en aquel rostro angelical. Los ojos, abiertos como platos, estaban cubiertos de lágrimas. La sangre se derramaba en menor medida por la boca, y sobretodo por la herida que la chica intentaba tapar desesperadamente con la mano. Estaba aterrada, y eso encantaba a Cuchillo.
La joven, tras soltar su pantalón, volvió a extender la mano hacia la cabaña. Así no conseguiría nada, pero estaban demasiado a la vista. El asesino volvió a ponerse a su espalda, la agarró del pelo, y la arrastró hasta detrás de los árboles más cercanos mientras ella pataleaba sin demasiadas fuerzas. Una vez fuera de vista, volvió a contemplar a su pequeño "ángel". Seguía llorando, y ahora agarraba la herida con ambas manos. Boqueaba como un pez fuera del agua.
El asesino se agachó junto a ella, sonriendo con malicia. Vió que la parte delantera de la camisa ya había adquirido un extraño color rosáceo. Asegurándose que ella le viera, lamió la sangre de la hoja del cuchillo.

-Mmm, qué dulce.

Kate no podía creerlo. Aquel hombre la había acuchillado. El dolor del cuello era más intenso de lo que jamás podría haber imaginado. Luego la había arrastrado por el suelo. Aquello también debía haber dolido, pero todo su sistema nervioso parecía centrado en la herida del cuello. Es como si para aquel hombre no valiese nada. Y entonces lo vió sonreír y lamer el cuchillo. No lo entendía. Aquello no podía estar pasando. ¿Por qué a ella?, ¿qué daño le había hecho nunca a nadie? Volvió a esforzarse en hablar. La voz no salió. Además, no podía respirar. Lo intentaba, pero no entraba aire. Tan solo había líquido en la garganta.

Cuchillo acercó su herramienta favorita al vientre de Kate. La joven aún intentaba salvarse. No debía saber que era imposible. Por eso se asustó al ver el arma blanca acercándose de nuevo. Cuchillo no pretendía rematarla ni nada parecido. Comenzó a cortar la camisa desde abajo. la chica no podía defenderse, no tenía fuerzas, y ambas manos seguían en el cuello. Por eso fue fácil acabar de arrancarle los últimos girones. Finalmente tenía en frente aquellas gloriosas tetas. La sangre manchaba el canalillo entre ambas, pero la imagen seguía siendo magnifica. La chica movía la cabeza de un lado a otro, negando.

Pronto llegaron las convulsiones. Cuchillo las disfrutó mucho, ya que hacían balancearse sin control los perfectos pechos de aquella pobre criatura.

Kate comenzaba a perder visión. Apenas notaba el viento en su torso ahora descubierto. Seguía llorando. Sintió dos manos posándose en sus pechos. No suave y cariñosamente, como solía hacer su novio. Más bien los estrujaban y los apretaban con fuerza. Justo antes de sumirse en la oscuridad, pudo escuchar por vez segunda la voz de su agresor.

-Qué desperdicio. Debería haberte follado antes.

¿Qué hacen los asesinos ahora?, ¿Qué están haciendo las demás chicas?

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