Más Rarezas

De regreso a su hogar Maxwell Miller acalorado todavía no podía creer lo que le acababa de ocurrir en hace unos momentos.

“ Bárbara Olson…me besó…me dió su número ¡ Y de que forma ! "

El joven aún recordaba la agradable sensación cuando rozó sus tetas magistrales, pero eso fue extraño e inesperado. Ella ni sabía su nombre y hoy le coqueteaba en toda regla, lo que a Max le hacía más raro era que ella tenía novio.

No uno cualquiera el mariscal de campo y estrella del equipo todo un portento de hombría, sabía que tenían por lo menos 2 años saliendo y siendo de la pareja más sólida de la Universidad.

“ hm..será que todo eso fue una broma de mal gusto talvez pero…¿ la profesora William ? ¿Y las otras chicas? "

Aún si fuera una broma retorcida, no entendía por que las chicas en general actuaron bastante extraño hoy hasta su profesora William fue gentil con el.

“huelo bien…¿Bien? "

Tanto Bárbara Olson como la profesora William dijeron lo mismo pero no recordaba haber puesto alguna colonia nueva y se olió sin notar algo particular o diferente.

“Será que reemplazaron mí rostro si que yo lo supiera…que ridículo…grrr..todo ésto Dios”

Su extraño cumpleaños hizo avivar su excitación a niveles extremos, su polla le apretaba de lo duro que estaba no podía esperar para encerrarse en su cuarto y pasearse por una horas.

“un poco más…y podré aliviarme” se dijo cuando llegó a casa.

El dolor de su polla era demasiado para el así que corrió por las escaleras a toda prisa, desesperado abrió la puerta para encontrar algo sumamente sorprendente.

Su amorosa madre sentada en su cama con las piernas cruzadas, pero lo más llamativo era que vestía un traje de látex rojo carmesí con un amplio espacio en su parte delantera y la parte de inferior se asemejaban a un pequeño traje de baño.

“ hola cariño no fui hoy al trabajo para ordenar un poco, te gusta mi nuevo conjunto lo compré especialmente para este día ” dijo su madre en un tono bastante sensual.

“ eh…eh hola…mamá ” balbuceo Max como un estúpido.

Sus labios se le caían mientras su pene por poco hace mameluco su pantalón tan solo de la impresión, le costaba reconocer que la caliente hembra en su cama era la mujer que le dió a luz.

Max sabía muy bien el gran atractivo que poseía su madre, sus compañeros con frecuencia le preguntaban en broma si eran de la misma familia y hasta hablaban de sus ganas de follarsela.

Aún con eso el la veía como siempre fue para el delgado joven su madre y nada más…hasta hoy.

“Vamos Maxi entra sólo y cambia ésa cara, parece que viste a un fantasma” bromeó su madre como si no estuviera pasando nada.

Cuando el se sentó en la cama ella se levantó para recoger la ropa que estaba en el suelo. Se agachó exponiendo su culo a centímetros del rostro de su hijo.

Esto no ayudaba a su calentura, Max transpiraba el triple de lo habitual al no poder quitar sus ojos de una Giselle que tarareaba sin preocupación.

“ hmm..mmh..ay hijo cuanto desorden tienes que ordenar mejor tú cuarto…tal vez te haga falta una chica en tú vida ”

Podía jurar que ella lo movía a propósito ya que ése gran trasero bailaba como incitando a su propio hijo, hasta a cada tanto miraba de reojo hacia él.

Ésa situación tan extraña siguió por 10 minutos, ella ordenaba al mismo tiempo que le mostraba cada uno de sus atributos. En un momento se inclinó frente a el regalandole una excelente vista de sus pechos mientras lo miraba con una pizca de lujuria que jamás vio en ella.

“ has estado muy muy callado cariño, dime ¿ Como estuvo tú día especial ? ¿Te ocurrió algo importante? "

Se sintió demasiado cohibido como para decirle lo que le pasaba con Bárbara, así que evadió la conversación rápida.

“Eh…mmm…no..uy fue un día aburrido”, dijo con voz temblorosa.

“¿De verdad? ” dijo su madre para sentarse a su lado “ por que juraría por tú rostro que tuviste un día muy agitado ” añadió levantando una ceja.

Sus palabras le hacían saber al escuálido joven que ella sabía algo que él no. Pero la mente de Max estaba muy ocupada en el generoso escote de su madre como para pensarlo.

Giselle se entusiasmaba como siempre lo hacía para que confiará en ella por completo y le dió unas palmaditas en la cabeza.

“ Maxi te conozco mejor que nadie, se que escondes algo…sólo díselo a mami ”

El protagonista junto sus piernas y rezó que ella no viera su erección, siempre fue buena en sacarte la verdad y ahora con su nueva actitud no tenía defensa alguna.

“ b..bueno hubo…uh.. una chica y..y me dió su número de teléfono ” dijo Max sacando la pequeña nota.

“ oh que maravilla hijo…sabía que alguna chica vería lo increíble que eres pero…¿ Nada más ? ” preguntó ella con énfasis.

El trago saliva antes de seguir la charla.

“ eh..eh…también yo…me besó ”

“ ¡Uy tú primer beso! Ésa chica si que es afortunada…hmm..de seguro alabó tú delicioso olor”

“ e..e..de…de hecho…si..¡ Si lo hizo ! ” exclamó el cayendo en cuenta.

En ese instante a Max se le abrieron los ojos de par en par, recordó que su madre fue la primera en mencionar su olor en la mañana. Tu madre, la profesora William y Bárbara Olson, que 3 chicas en un mismo día dijeron exactamente lo mismo era demasiado casualidad.

Al mirar a su madre notó que ella asentía como si supiera lo que pasaba por tú cabeza.

“tú…tú…¿ Como ? "

“ ¿Como se que las chicas te veían con lujuria ? ¿Qué tú olor de repente las atrae hacia tí como abejas a la miel? ¿De la erección de campeonato que tratas de ocultar?….Mi amor sé mucho más de lo que crees” dijo su madre ahora en tono serio.

El joven quedó como piedra cada cosa que mencionó fue precisamente lo que le pasó a lo largo del día..y todavía le pasaba.

“ ma…mamá ¿ Como sabés ? ¿Qué me está pasando?..yo..yo no..”

“ shhhhu…lo sé son muchas preguntas y te las responderé todas..e querido decirte esto desde hace mucho tiempo ”

El corazón casi le explotaba necesitaba saber que le ocurriría y ¡Ya!.

“ ¡DECIME QUE MAMÁ ! ” gritó fuera de sí.

Ella respiró profundamente para al fin hablar.

“Maxwell Miller eres un íncubo”