Irse desnudo

Estaba más que decidido a salir ese día desnudo, así que para evitar problemas coloque toda mi ropa en los cajones del ropero del departamento, tome únicamente las llaves del edificio y salí sin mucha preocupación, es decir, la entrada al bosque estaba a unos 4 minutos caminando de mi casa y habría a lo mucho unas 6 casas de distancia.
De verdad que era un pueblo, y así empezó mi aventura, al principio me la pasaba escondiéndome en los matorrales que había al rededor de las calles y casas, me daba un exceso de nervios que alguien me viera así, pero luego de estar 5 minutos a fuera y no ver a ninguna persona en las calles tome valor y me fui lo más rápido posible a la entrada del bosque.

Una vez llegue me sentí enormemente aliviado, el sentir la tierra y las hojas en mi piel desnuda me hacían sentirme muy indefenso y verdaderamente excitado, en cuando más caminaba más furiosa era mi erección, nunca tuve una verga monstruosa, pero unos 17 centímetros no era una mala talla.

El resto del recorrido me la pase haciendo rebotar mi verga con cada paso que daba, era tan erótico estar ahí en esa situación que solo quería seguir gozando; y después de caminar durante 40 minutos llegue hasta el lago.

Hice lo de costumbre y me eche un buen chapuzon en el agua cristalina, no sin antes dejar las llaves al lado de la roca donde usualmente descansaba; y sin más comencé a divertirme, había estado en ese lago más de 10 veces y créanme que nunca había visto esa roca dentro del agua, como si hubiera aparecido de repente; había pasado unas dos horas desde que llegue ahí, así que quise salir y descansar, me levante del agua en lo que sentí firme, solo para irme de frente y golpearme la cabeza con una roca cerca de la orilla, el golpe por poco me desmaya, pero solo me logro dejar muy aturdido, salí del agua a gatas y me recosté en el suelo para calmar el dolor que sentía.

Quien sabe cuanto tiempo habrá pasado, lo único que si se es que cuando mis ojos se abrieron la luz de sol casi se había agotado, me levante aturdido para casi caerme con el primer paso, me gire para buscar mis llaves, y ver con horror que una ardilla las llevaba entre sus dientes.