Dar rienda suelta a su líbido

Apoyándose en la pared, Jonás tanteó de nuevo su erecto miembro viril, sintiendo su creciente dureza y tamaño bajo su mano. Con delicadeza, mientras deslizaba la palma de su diestra sobre ella, el joven comenzó a empujarla entre sus piernas...lentamente...aliviando el empuje....empujando de nuevo un poco mas....

En respuesta, su músculo bombeó mas y mas sangre hacia su ya increíblemente erecta polla, haciéndola crecer mas y mas, endureciéndola como nunca antes había sentido (o al menos, Jonás recordaba), causándole una erección más y más dolorosa a cada segundo. Pero Jonás continuó acariciando y empujando su gran e increíblemente erecta masculinidad, sintiendo sus casi veinte centímetros crecían y crecían hasta convertirse en veinticinco, treinta, cuarenta centímetros.....al menos en su mente.

Un leve gemido de placer brotaba de su garganta cada vez que su mano rozaba su sensible prepucio, haciendo que su músculo pubocoxigeo se contrajera fuertemente, bombeando un súbito, doloroso...y placentero torrente de sangre hacia su extremadamente excitado falo. Finalmente, agarrando su ardiente miembro con la mano, comenzó a deslizar esta arriba y abajo...con delicadeza pero con creciente velocidad, gozando de su calidez y dureza, Jonás comenzó a masturbarse en serio.

Sin embargo, tras unos minutos de frenético onanismo, su paja no parecía llegar a ninguna parte. El dolor placentero de su erección había sido reemplazado por dolor a secas....casi tan seco como la punta de su polla, de la cual apenas brotaba líquido seminal alguno. Necesitaba algo mas para saciar y aliviar su líbido de bien dotado adolescente. Entonces, cerró los ojos....