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Chapter 5
by Salidoman2000
¿Tendrá éxito la primera parte del plan?
Cerebro tiene éxito
Kate seguía peleándose con el móvil. Sabía que no era culpa del aparato, pero no podía culpar a nada más. Tal vez Heidi tenía razón y sería mejor esperar a la mañana siguiente para ir hasta el pueblo. Además, Catherine también tenía algo de razón, la noche en mitad del bosque resultaba más fresca de lo que esperaba.
Sin embargo, debía admitir que el lugar era idílico. Un auténtico paraiso como los que salían en las películas. A pesar del frío, se planteó pasar un rato más junto al lago. No mucho, solo un poco más. Después de todo, era una noche preciosa. Había infinidad de estrellas en el firmamento, más de las que hubiese imaginado jamás. La luna se reflejaba en las aguas del lago. El viento, de vez en cuando, mecía las copas de los grandes árboles que rodeaban el claro donde se encontraba la cabaña. Se imaginó a sí misma paseando junto a la orilla cogida de la mano de su chico. Claro que ahora ni siquiera podía llamarle. Al final acabó resignándose, y se giró de nuevo hacia el lago, avanzando unos pasos más para hundir los pies en el agua, y se quedó parada contemplando el reflejo de la luna.
Cerebro hizo una señal para que Sombra esperase. Aún no había llegado el día en que necesitase ayuda para pillar por sorpresa a una jovencita distraida. Su orgullo cómo combatiente le habría impedido solicitar ayuda para algo tan simple.
Aún así avanzó con mucho cuidado. Debía actuar con la misma profesionalidad de siempre. El cliente no había pagado a un hombre prepotente de mediana edad. Había contratado a un mercenario profesional y bastante caro. Era más que una simple cuestión de orgullo. Si comenzaba a cometer errores tontos dejarían de contratarle, y él no tenía pensado jubilarse hasta haber amasado una pequeña fortuna.
El camino, como siempre, se hizo largo. Un poco más agradable esta vez. Podía ver el trasero de su objetivo. No era ni mucho menos su mejor rasgo. Para Cerebro, ese título estaba reñido entre el rostro de la chica y sus magníficas tetas. De todos modos, seguía siendo un culo digno de ser contemplado durante horas.
Paso a paso casi había llegado hasta ella. Podía escuchar su respiración. Le sorprendió un poco no oler ningún perfume. Ya estaba suficientemente cerca para empezar su maniobra.
Kate seguía distraida mirando al lago. El reflejo de la luna y las pequeñas olas sobre la superficie la tenían medio hipnotizada. Por desgracia, empezaba a hacer demasiado frío y ya era hora de volver a entrar. Si las demás aún estaban levantadas, imaginó que le esperaban unas cuantas bromas por su impaciencia. Bueno, lo tenía asumido. Cuanto antes llegasen mejor. Además, tampoco podía tardar mucho, no llevaba llaves encima. Una pena. De verdad estaba disfrutando del rato a solas.
Notó presión en el cuello. Su reflejo natural fue llevar las manos hacia él, dejando caer el teléfono al agua. Encontró un antebrazo grande y musculoso. También notó una mano en la coronilla, haciendo fuerza hacia delante, aplastándole el cuello contra el antebrazo.
Se asustó, y se asustó más al comprobar que no podía respirar. Empezó a tirar con fuerza del antebrazo. No obtuvo ningún resultado. Involuntariamente, también comenzó a patalear con las piernas. Se dió cuenta de haber perdido el equilibrio. En algún momento su atacante la había inclinado hacia atras. No caía al suelo porque tenía la espalda apoyada contra el pecho de aquel hombre.
-A... ayu... da
Intentó gritar, pero sin poder respirar, apenas salió un hilillo de voz de su garganta. Sus esfuerzos, antes más o menos coordinados, se volvieron más caóticos. El pánico comenzaba a apoderarse de ella mientras los pulmones comenzaban a arderle.
Cerebro mantenía su presa como tantas veces había hecho en el pasado. Aunque debía admitir que esta vez lo estaba disfrutando más. A pesar de mantener a la chica de espaldas, su altura superior le permitía tener un buen plano desde arriba de las desesperadas sacudidas de su víctima. Aquellos preciosos pechos subían y bajaban, se agitaban de un lado a otro. Muchos habrían pagado por verlo. La pobre chiquilla no se soltaría jamás. A parte de alguna petición de ayuda que ni siquiera llegaba a susurro, solo emitía gruñidos ahogados. Además, creía que había empezado a llorar. Pero debía confesar que seguía intentando soltarse. Sin ninguna oportunidad, pero lo seguía intentando.
-Shhh. Está bien - dijo con voz suave, casi paternal. - No va a pasarte nada. Solo voy a seguir hasta que te desmayes. Después te soltaré, y ya habrá dejado de dolerte. Deja que ocurra. Será más fácil para tí.
Kate escuchó la voz de su agresor. Sonaba tranquilizadora, pero no ayudó a calmarla. Tenía demasiado miedo. Su cerebro comenzaba a funcionar erráticamente por la falta de oxígeno. Por muy desesperada que estuviese, ya no era capaz de pensar en ninguna forma de soltarse. Comenzaba a moverse solo por reflejo. Arañó varias veces los brazos de su agresor. Sus pataleos perdieron todo sentido. En un par de ocasiones se encontró con las dos piernas en el aire, como si estuviese pedaleando en una bici invisible. Debía tener la boca completamente abierta, y notaba saliba por la barbilla y el cuello. En algún momento había empezado a sacar la lengua. Intentó pedir ayuda una última vez, aunque ni siquiera consiguió vocalizar las palabras. Lo último que sintió antes de quedar inconsciente, fue un líquido caliente descendiendo entre ambas piernas. Tardó unos instantes en descubrir que se trataba de su propia orina. Aún en su estado de pánico, y casi inconsciente, sintió una vergüenza terrible.
Cerebro comprobó que el pataleo había cesado del todo. Las delicadas y bien cuidadas manos de la chica colgaban inertes de los costados. La pobre tenía la lengua fuera y los ojos se habían vuelto hacia dentro. Soltó su cuello y la sacó del lago antes de dejarla caer de espaldas. Entonces comprobó el pulso. Aún vivía. No es que lo dudase, Cerebro era todo un experto, pero tenía que asegurarse.
Se apresuró a arrastrarla por los pies hasta la posición de Sombra. Una vez allí, los dos admiraron su primera presa de la noche. Al arrastrarla la camiseta había subido hasta la parte inferior de los pechos. Tras una pequeña mirada entre ambos, Cerebro acabó de levantarle la camisa, dejando a la vista un par de gloriosas tetas. Nunca habían visto unas así. No en persona. Necesitaron de todo su autocontrol para no empezar a jugar allí con ellas. Sombra miró a su jefe.
-El plan de músculos de pasar un rato de calidad con ella me parece cada vez mejor.
Cerebro escuchó y tardó unos instantes en reaccionar. Luego, con bastante reticencia, volvió a bajar la camiseta lentamente hasta dejarla en su sitio.
-Habrá tiempo luego, cuando tengamos la situación controlada.
Ambos sabían que era lo mejor, pero Cerebro había parecido mucho menos convencido esta vez.
¿Cual será el siguiente paso de los asesinos?, ¿qué están haciendo las demás chicas?
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4 mujeres condenadas
4 mujeres pasan una semana en una cabaña aislada, sin saber que un grupo de mercenarios las vigila
Created on Jul 29, 2012 by Salidoman2000
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