Alan Campbell

Alan era un chico promedio acababa de cumplir 23 años, estaba en uno de los mejores puntos de su vida, tenía tres años de ir al gimnasio justo terminaba de egresar de la universidad.

Su cabello negro, su tez blanca, sus pómulos estaban totalmente ajustados a su rostro, unos ojos verdes esmeralda lo cubría y su tez era blanca como un muñeca de porcelana, había sido desafiado por su nemesis Rick en una fiesta, lo retaba enfrente de todo el mundo a entrar a Silent house, Alan quién era un orgulloso de lo peor no podía negarse por lo que esa noche decidió prepararse.

Llenando una mochila coloco una linterna, una pistola de bengala por si acaso, comida, desinfectante y una gasa por cualquier incidente.

Llevó su motocicleta por el pueblo hasta que comenzó a subir la colina que daba camino a la vieja casona, Alan no era supersticioso ni un cobarde, por lo que subió hasta donde se encontró su destino y busco una forma de penetrar en el enorme jardín que rodeaba la construcción.

Cuando estaba por rendirse encontró un pequeño agujero por el que se colo a la mansión y lo primero que lo recibió, fue una fuente de marmol aún activa en ella había la estutua de un chico desnudo, orinando en su expresión se veía una cara de vergüenza extrema, además de que intentaba cubrir sus vergüenzas, pero aun así estaba orinando y dando vida a la fuente.

-que extraño murmuró Alan iluminando con su linterna la pesada noche que se le caía encima.