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Chapter 2 by traviezisha traviezisha

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9. Putita en la cocina

Para aquel momento tenía decenas de anuncios en internet buscando distintas cosas de acuerdo a mis fantasías, buscaba amos, buscaba quien me tratara como a una perra, buscaba quien me humillara por internet, buscaba dos hombres para conocer al mismo tiempo, entre otras.

A alguno de estos anuncios, no recuerdo cual, contestó un chico de más o menos mi edad, me comentó que tenía novia, por lo que debíamos ser discretos, y que vivía con sus padres, pero que podía vestirme de mujer y visitarlo por la noche.

Todas y cada una eran puntos a su favor:
1.- Además de excitarme que me buscara aún teniendo novia, sabía que él perdía tanto como yo si nos descubrían, entonces debía ser discreto.
2.- Vivía con sus padres, cerca de donde yo trabajaba, yo conocía la zona y me sentía segura por ahí, y el morbo de saber que había más personas en la casa donde él me estaría cogiendo, me tenía al cien.
3.- Vestida de mujer y de noche, se prestaba a que yo pasara toda la tarde mentalizándome, alistándome, calentándome, y ya de noche me animara a hacer lo que hasta ese entonces no había hecho: estar en la calle vestida de mujer, manejar así, y caminar así hasta la puerta de su casa, lista para recibir su verga.
4.- Su verga. Ni siquiera le pedí foto de rostro, con solo ver el tamaño, el color y la forma de su verga, yo sabía que quería eso para mí, para mi boca y en especial para mi culito.

Después de mucha charla, o quizá no tanta, quedamos en la fecha para conocernos, y por conocernos me refiero a meter su verga a mi boca, y con suerte también a mi ano. Ese día me preparé desde temprano, no sé cuantos plátanos me habré metido al culo durante mi juego previo, pero sé, y recuerdo claramente que los empujaba hasta mis entrañas con un par de pepinos que me encontré en la cocina, solo estaba esperando a que él me avisara que todos estaban dormidos en su casa para ir.

Al rededor de las 10:30 de la noche me llamó, yo salí a escondidas de casa, con mi ropa de mujer en la mochila, y manejé casi un tercio del camino hacia su casa, estaba por entrar a una de esas avenidas bien transitadas e iluminadas en cualquier horario de la noche, era tiempo de decidir si no arriesgarme y vestirme hasta después de ahí, o hacerlo antes y aceptar la posibilidad de ser vista en ropas de mujer y labial de puta manejando por la ciudad; la decisión fue obvia, los plátanos y pepinos de más temprano habían hecho bien su trabajo, yo estaba tan deseosa de verga y de exhibirme que ni siquiera elegí una ropa cubierta, me puse mi vestido más pequeño, tanga, brasier y unas plataformas que me dificultaron un poco manejar, y así me dirigí hacia su casa; honestamente no miré hacia los lados, mantuve mi mirada fija al frente para no darme cuenta si alguien me estaba mirando, o si ese alguien era casualmente un conocido, en una ciudad tan pequeña, eso no era para nada poco probable.

Inicié el trayecto con mucha más excitación que nervios, pero ambos se iban emparejando, y seguramente llegando a su casa, los nervios estarían dominando, me faltarían unos diez minutos para llegar cuando me dijo que su papá se había despertado, que esperara para llegar; pude cancelar y regresar a casa, pero deseaba esa verga con tal intensidad que, con los nervios al mil, y vestida como puta, me puse a manejar por la zona esperando que me dijera que ya podía llegar, traté de manejar por calles obscuras y, en ellas, la excitación volvió a superar a los nervios, jamás me había tomado fotos en la calle vestida de mujer, y menos, de una mujer tan puta, tenía tiempo además, por lo que aproveché y en las calles mas obscuras y sin pavimentar, me bajé y me tomé tantas fotos como pude, donde el cuadro central eran mis piernas, mis tacones, y por supuesto mi culo casi a la vista a causa de lo diminuto de mi vestido.

En eso estaba cuando me avisó, no le oculté que estaba prácticamente a la vuelta de su casa solo esperando el momento como una buena perrita, en un par de minutos ya estaba estacionada a unos 40 metros de su casa; me dio el visto bueno y yo caminé lo más puta posible, y lo era, estaba caminando en tacones hacia su casa con la única intención de recibir su verga y complacerla, yo me había movido y planeado todo mi día solo pensando en ello, sentí que la caminata tardó demasiado cuando llegué a su puerta.

Él era solo un poco más alto que yo, pero mucho más robusto, si en ese entonces yo pesaba al rededor de 45 kilos, creo que él muy fácilmente me los duplicaba, y todavía me sacaba más, había mucho silencio, tanto que yo podía escuchar su respiración, fuerte, muy fuerte, y eso me excitaba, quería imaginar que era por mi, una respiración fuerte que no podía ocultar su deseo, sus ganas de meterme la verga, me detuvo en la puerta y me dijo que mis tacones sonaban mucho, así que me pidió quitármelos, los dejé justo en la puerta, y la idea de que alguien los viera me encantó; conocía el diseño de las casas, tenía conocidos viviendo cerca, por lo que me dirigí hacia donde estaban las habitaciones, pero me detuvo, resultó que compartía cuarto con su hermano, si quería recibir su verga, tenía que ser en la cocina...

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Yo estaba extasiada en ese punto, acababa de hacer tantas cosas nuevas, estaba siendo toda una puta, y estaba haciendo algo tan arriesgado de por sí, que aumentar un poco más el riesgo con tal de recibir su verga me pareció incluso más excitante que hacerlo en el cuarto, la cocina era muy pequeña, casi solo un pasillo con estantes de un lado, y la estufa y refrigerador al otro, dos personas no podrían pasarlo caminando uno al lado del otro, pero no era necesario, él me llevaba caminando delante de él, muy, muy cerca, y casi entrando a la cocina me detuvo, pero él siguió caminando hasta dejarme sentir todo su cuerpo justo detrás del mío.

Sin esperar un segundo, sin voltear tampoco, comencé a tocarlo, sentí su par de piernas desnudas, enormes, firmes, me pareció estar tocando un gran arbol, rugoso, imposible de mover aunque quisiera, pero no quería, quería seguir subiendo mis manos hasta encontrar esa gran rama que había ido a buscar, él no dejó ni un momento de darme pequeños besos desde los hombros hasta el cuello, más aún, fueron un poco más intensos cuando mis manos encontraron su miembro tan solo cubierto por un short, sin boxers, enorme, erecto, curveado hacia abajo, y listo para entrar en mí.

No sé cuanto tiempo lo acaricié, pero no pudo ser mucho, pues en automático me di la vuelta para ponerme de rodillas, en esos instantes que me tomó hacerlo, él ya había bajado su short, y su verga estaba justo donde debía estar, a la altura de mi boca, comencé a mamar gustosa mientras acariciaba su miembro, sus huevos, y sentía sus piernas fuertes y firmes, me imaginé que hubiera pasado si su padre o alguien nos hubiera encontrado ahí, quizá se hubiera armado un escándalo y me hubieran mandado a la calle donde yo con vergüenza habría tomado mis tacones para hacer mi walk of shame hasta el auto como la puta que soy, y más que preocuparme, me prendió más este pensamiento, y más que dejar de mamar, lo hice con más fuerza, intensidad y deseo, encantada de estar mamando verga en la cocina de su casa, prácticamente escondida solamente por ls figura de él, y sin una explicación o manera de escondernos en caso de que alguien saliera; estaba deseosa de sentir el sabor de su leche, y me esforzaba en ello cuando él, sin decir palabra, pero con una respiración mucho más fuerte y agitada, me indicó pararme y darle la espalda, o mejor dicho, las nalgas.

De nuevo delante de él, mirando hacia el fondo de la cocina, sentí como quitaba del camino mi vestido y mi tanguita, con esa respiración tan fuerte, tan pesada, sonaba como un animal enorme, hambriento, y eso me excitaba demasiado pues yo era la presa del mismo; y más me excitaba no estar mirando hacia la casa, si alguien nos descubría, sería la última en saberlo, pero no me importaba, solo quería sentirlo dentro, y él, no me hizo esperar; me tomó de la cintura y entró en mí como cuchillo en mantequilla, lento hasta que topó, y comenzó a acariciar mis interiores con su miembro, que al estar un poco curveado hacia abajo, masajeaba mi punto g de manera que yo me sentía explotar, pero no debía hacerlo, estaba ahí para complacerlo a él, a pesar de lo mucho que me estaba gustando la sensación; dejé relajar la parte superior de mi cuerpo, a partir de la cintura, para dejarlo caer un poco hacia delante, empujando mi culo hacia atrás, y dejándole saber lo mucho que lo estaba difrutando, y mi disposición a recibir su miembro completo dentro de mi.

Él, seguro recibió el mensaje pues me tomó aún más firmemente de la cintura y comenzó a bombearme el ano con más fuerza, yo intentaba quedar inmóvil para recibir cada embestida, pero sus brazos fuertes me tiraban hacia él en cada empujón, lo que me encantaba, cada empujón me acariciaba con fuerza mi punto g de mariquita acercándome al climax, y yo solo podía dejarme llevar mientras me sentía un juguete masturbador recién sacado del paquete, y lista para cumplir con mi propósito que era recibir su semen en mi interior, estaba lista para dejarlo intentar procrear un hijo en mi recto, y escuché su respiración que era tan pesada, tan fuerte, anunciando su inminente orgasmo, y realmente no me explico como no despertó a toda su familia con ese sonido tan varonil e intenso.

El saberme tan putita, tan fácil, tan inmoral por estar apunto de recibir en el ano la leche de alguien a quien estaba viendo por primera vez, en la cocina de su casa, a escondidas, y que yo había manejado vestida como puta solo para ello, me excitó tanto que estuve a nada de estallar, pero no quería hacerlo, quería regresar a casa llena de leche y seguirme masturbando toda la noche, por lo que en lugar de seguir dejándolo penetrarme el culo, cambié velozmente de posición para que me penetrara ahora la boca, lo hice tan rápido como pude para no interrumpir su orgasmo inminente, y funcionó pues no dejó de gemir mientras me taladraba el hocico de puta, y en menos de un minuto, estaba disparando su leche en mi lengua y garganta, no supo bien, tenía un sabor cobrizo intenso, pero yo no trago semen por el sabor, lo hago por lo excitante que es complacer al hombre; la tragué gustosa y continué limpiando los restos de semen de su verga con mi lengua, durante los minutos que tardé en dejarlo limpio, y él terminó de perder la erección.

Le agradecí y caminé con mucho cuidado de no hacer ruido hasta la puerta de su casa donde todavía estaban mis tacones, volví a agradecerle en la puerta mientras me ponía mis tacones, y realicé una de mis primeras slut walk hacia mi auto, vestida como puta, entaconada, recién cogida, y con sabor a semen en mi boca.

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