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Chapter 15
by Salidoman2000
¿Cual es el castigo?, ¿no tienen salida las chicas?
Cerebro usa los mejores atributos de Kate
Kate miró el arma una última vez. Pensaba que, tal vez, podía haberlo logrado. Ahora ya no tenía nada. Nada excepto miedo. Le costó abrir los ojos para mirar a Cerebro cuando este le dijo algo. No lo entendió todo. Solo la palabra castigo. De pronto notó un tirón y escuchó el sonido de la tela rasgándose. Cuando quiso darse cuenta, ya sentía el frío en los pechos.
Cerebro había rasgado la camisa de Kate de un solo tirón, dejando las magníficas tetas de la chica al aire. En ese instante todos y todas centraron sus miradas en la joven. Heidi gritaba, entre quejido y quejido, para que la dejasen en paz. De nada sirvió.
Kate intentó cubrirse los pechos con las manos, pero Cerebro fue más rápido y la agarró por las muñecas. Era mucho más fuerte que ella. Por eso no tuvo ningún problema en llevar ambas manos sobre la cabeza para sostenerlas allí solo con la mano izquierda. Con la derecha le arrancó de otro fuerte tirón la parte de abajo del bikini, haciendo que Kate gritase en el proceso. Llevó la prenda justo frente al rostro de la joven, forzándola a olerla.
-¿No te da vergüenza?, ya eres mayorcita para mearte encima.
Kate no puedo evitar inspirar y captar el olor de su propia orina. Se sonrojó más aún, si eso era posible, e intentó apartar la cabeza.
-¡Cerdo!, fue culpa vuestra. Yo no... yo no...
Cerebro sabía que era verdad, y los demás también. No le importaba. Le encantaba avergonzar a Kate. Ya tenía una erección considerable solo de pensar en apoyarla contra la pared y follársela como si no hubiese un mañana. Se contuvo. Disfrutaría aún más humillándola a la vez que la hacía saciar sus bajos instintos.
Sujetándola aún por las manos, la agarró también del pelo, del mismo modo que Músculos sujetaba a Heidi, y la llevó a rastras hasta el sillón más cercano. Se sentó allí, dejando su polla al aire cual mástil de bandera. Obligó a la muchacha a arrodillarse frente a él.
Kate pensó que iba a intentar obligarle a practicar sexo oral. La idea le desagradaba. Había mantenido relaciones con su novio, claro, pero aún era muy inexperta, muy tradicional. Alguna vez había conseguido convencerla de una pequeña mamada, eso sí, a cambio de recibir después el mismo trato por su parte. Aún así no le había gustado y no había vuelto a intentarlo. No pensaba darle esa satisfacción a este animal. Apretó los labios, cerró los ojos, e intentó alejar tanto como pudo la cabeza del enorme miembro que tenía delante. Entonces escuchó hablar al indieseable.
-Muy bien putita
-¡No soy una puta! - gritó ella en respuesta. Solo le sirvió para sentir como sus muñecas eran retorcidas con fuerza hasta hacerla volver a gritar, esta vez de dolor.
-No me interrumpas de nuevo, putita. - Cerebro sonrió al ver que no se atrevía a responder esta vez. - Voy a soltarte las muñecas. Tu vas a agarrarte las tetas, vas a poner mi polla entre las dos, y me vas follar con las tetas. ¿Entendido?
Kate escuchó todavía más asqueada que antes. Nunca se le había ocurrido algo así. Sabía que tenía unos pechos grandes, firmes, preciosos, que atraían miradas allá por donde fuese. Estaba orgullosa de su aspecto en general, y sabía que los pechos eran uno de sus mejores encantos. Aún así no había pensado en usarlos de ese modo. Con otra persona, un hombre cariñoso al que apreciase de verdad, podría haber cedido. Con el tipo que hasta hace unos instantes había estado violando a su hermana, no.
-No.
Cerebro sonrió. Aún no había empezado y ya estaba disfrutando. La pobre chica creía que tenía algo que decir en todo esto.
-¿No?... de acuerdo. Es tu decisión. Yo no voy a obligarte. Solo que si no lo haces... bueno, tiene que haber un castigo. Podías haber matado a alguien antes. Así que, si te niegas, Sombra pegará un tiro en el estómago a tu amiguita Catherine. ¿Sabes cuanto se tarda en morir con una bala en el estómago? Horas de agonía. La sangre se infecta, las tripas te arden al respirar. He visto a gente suplicar para que les remate. Claro que... es tu elección. Si te niegas, aún quedan dos zorras más para ver si te convenzo.
Cerebro sonrió al ver la expresión de Kate. Asqueada y asustada. Indecisa. Miró a Catherine, quien se había quedado blanca e intentaba suplicar a Kate que hiciera lo que le decían.
Kate se supo sin opciones. Lentamente agarró una teta con cada mano, como le habían dicho, y muy despacio llevo sus hermosos pechos a la polla de su agresor. La sensación era desagradable. No quería seguir adelante. Reunió fuerzas. Comenzó a subir y bajar, despacio. Supo que lo estaba haciendo bien al escuchar los primeros gemidos de placer de aquel hombre. Cerró los ojos. Intentó seguir mecánicamente, evadirse de allí.
Cerebro estaba en el mismísimo cielo. Tener la polla entre las suaves tetas de Kate ya era magnífico de por sí. La observaba subiendo y bajando sus gloriosos pechos a lo largo de la polla. Un cuerpo hermoso para usarlo como quisiera. Y el panorama era espectacular. Esas tetas grandes y firmes, rematadas en dos pezones rosados, ni muy grandes ni muy pequeños. Un hombre con menos autocontrol se habría corrido allí mismo. Él no, y disfrutaba muchísimo más aún al ver la humillación en el rostro.
-Putita, abre los ojos y mírate las tetas.
Kate abrió los ojos por miedo a las represalias. No le gustó lo que vió. Su piel suave, un poco pálida, sus preciosos pechos, ultrajados por aquella presencia extraña. Un trozo de carne lleno de venas que se escondía cada vez que ella levantaba un poco el torso, y volvía a asomar cada vez que bajaba. No quería seguir viéndolo.
Se sentía sucia, una cobarde. Un juguete en manos de un sucio salvaje. A eso se había visto reducida.
Poco a poco, Cerebro llegaba a su límite. No había podido acabar antes, con Heidi. Ahora iba a cobrárselo. Cuando sintió que ya no podía más, agarró a Kate del pelo, la tiró de espaldas contra el suelo, y se masturbó hasta correrse encima de ella. El semen cayó sobre los pechos, llegando un poco al estómago y al cuello, pero concentrándose la mayor parte en las tetas.
Kate, sin dejar de sollozar, se giró para quedar de medio lado y se encogió en posición fetal, intentando cubrirse con las manos y las piernas. Cerebro la dejó por ahora. Tenía que recuperarse antes de seguir con la diversión.
¿Qué hacen ahora los asesinos?
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4 mujeres condenadas
4 mujeres pasan una semana en una cabaña aislada, sin saber que un grupo de mercenarios las vigila
Created on Jul 29, 2012 by Salidoman2000
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