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Chapter 16 by Salidoman2000 Salidoman2000

¿Qué hacen ahora los asesinos?

Hacen trabajar a Dana

Cuchillo estaba llegando al climax. Le sorprendía cuanto había conseguido aguantar hasta ese momento. El culo de la pelirroja no había sido usado antes, de eso estaba seguro, y le comprimía la polla con fuerza. Daba igual cuanto rato llevaban ya, Dana seguía intentando resistirse a la penetración. Por supuesto eso lo hacía todo mejor aún, pero al final no aguantó más y acabó llenándola de semen.

-Ufff - dijo mientras se limpiaba el sudor de la frente. - A partir de ahora solo voy a encular a zorras bolleras como tú.

Dana había conseguido controlar el llanto. Tan solo unas pocas lágrimas brotaban de sus ojos verdes. Intentaba recordar lo que le habían enseñado a decir a las víctimas de violación. Lo repetía mentalmente cómo un mantra. No funcionaba demasiado bien. Seguía sabiendo que el hecho de haberlas atacado sin tomarse la molestia de cubrir los rostros, solo podía significar una cosa. Razón de más para intentar controlarse. Con suerte tendría una oportunidad para salvarse ella y para salvar a las demás. Hasta entonces debía evitar el castigo y debía conservar fuerzas. No era sencillo. Tenía que resistirse, primero porque todo su ser le pedía que lo hiciera, y segundo porque es lo que ellos esperaban. Estaba claro que las conocían.

Tener las cosas claras no la salvó de sentirse devastada durante toda la violación. No dejaba de dibujar mentalmente la escena, con el sicario sonriendo mientras la sodomizaba y maltrataba sus pechos. Los testículos golpeando contra la piel suave y tersa de sus glúteos. Para ella, aunque no tuviese nada contra los hombres en general, la sola idea del miembro masculino penetrándola le daba asco. Se forzó a seguir aguantando.

Cuchillo tuvo una idea. Quería volver a follársela, boca arriba esta vez. Así vería su precioso rostro y las tetitas agitándose. Por desgracia, aún necesitaba reponerse. Le gustaba tomarse estas cosas con calma. Quería seguir maltratándola mientras tanto, así que pensó otro modo.

-Ven aquí bollera. - Dijo mientras la levantaba del pelo y la arrastraba hasta donde Catherine se encontraba. - Limpiala. Con la lengua.

Sombra acababa de follarse a Catherine, sujetándola contra la pared. Después la había dejado caer al suelo mientras él también se tomaba unos segundos. Por supuesto el ex espía no tuvo ninguna objeción ante la idea de su compañero.

Dana pensó en plantarse, pero se encontró con la pistola del otro salvaje apuntándole a la cabeza. También escuchó las súplicas de Catherine, pidiéndole que hiciera lo que pedían.

Con las manos aún atadas a la espalda, la inspectora se arrodilló frente a su amiga. Comenzó a lamer las mejillas y la frente. Nunca había probado el semen antes, y el sabor resultó cualquier cosa menos agradable. Apunto estuvo de vomitar allí mismo. Por otro lado, lamer el rostro fino y elegante de su amiga le produjo una sensación casi erótica. Necesitó reunir bastante fuerza de voluntad para recordarse que no debía disfrutar de esto si quería ser distinta al grupo de malnacidos que las estaba forzando. Se concentró en pasar la lengua por las mejillas y la frente, hasta llegar a los labios. Apunto estuvo de introducir la lengua en la boca de su amiga, pero se detuvo.

Después la hicieron comenzar a lamer el semen que escorría por los muslos, e ir subiendo poco a poco, hasta la vagina. Sabía como proporcionar mucho placer a otra mujer utilizando solo la boca. Nuevamente se sintió tentada, e incluso se encontró dando más cuidados de los que Catherine debía esperar recibir. Aún así, su amiga estaba demasiado asustada para excitarse, tal vez incluso para notarlo, así que Dana continuó hasta dejar el exterior completamente limpio.

Cuchilló la volvió a agarrar del pelo, llevándola esta vez hasta Kate, que seguía encogida en el suelo. Arrojó a Dana justo encima.

-Ahora esta.

Kate reaccionó por fín. Negó con la cabeza e hizo un amago de levantarse. Las palabras de Cerebro la hicieron detenerse en seco.

-Esto es como antes, putita. Tienes elección. Si no quieres que te deje bien limpita, este caballero te la degüella encima.

Dana comprobó asqueada la forma tan cruel que había encontrado el líder de controlar a su joven amiga. Kate no pudo hacer nada más que tumbarse con la espalda pegada al suelo, y cerrar los ojos. Dana, antes de empezar, se acercó al rostro de su amiga, y le susurró.

-Todo va a ir bien.

Las palabras actuaron cómo un pequeño bálsamo, reconfortando un poco, solo un poco, a Kate.

Dana empezó entonces con su tarea. Primero comenzó a lamer el estómago, justo por encima del ombligo, pasando la lengua sobre las abdominales ligeramente definidas de la muchacha. Casi lamentó no tener que ir un poco más hacia abajo, claro que hacia arriba le esperaba un par de magníficas tetas, quizás las mejores que había visto nunca. Trabajó primero el canalillo, y luego cada uno de los pechos. Llegó a contemplar juguetear un poco con los pezones de su amiga, pero no lo hizo. Esto habría sido casi una fantasía hecha realidad, si Kate mostrase algo de placer, y si no fuese por el desagradable sabor del semen que se veía obligada a tragar con cada lametón. Decidió hacer el trabajo más rápido para martirizar lo menos posible a Kate, finalizando así con el cuello y la barbilla.

Cómo no podía ser de otra forma, Cuchilló la llevó hasta Heidi. Estaba tumbada boca abajo. El grandullón también la había sodomizado. Dana no pudo ni imaginarse el dolor que semejante miembro, casi el doble que el de su propio asaltante, debía haber causado a Heidi.

La rubia no se atrevía a moverse, ya llevaba unos cuantos golpes encima. Buscaba con la mirada a Kate y a Catherine. No podía evitarlo, se preocupaba por todas y no podía soportar verlas así.

Cómo hace unos instantes con la más joven, Dana se acercó primero a susurrar que todo iría bien. Heidi no lo creyó, pero agradeció el tono amigable de su amiga.

Dana comenzó por la parte baja de la espalda y el culo. Aquel animal debía haber empezado a eyacular primero en el ano, y haber sacado su enorme miembro antes de acabar.

Le costó un poco más más decidirse a limpiar el ano, pero no tenía elección. El sabor del sudor mezclado con semen, y con el propio interior del ano, estuvo apunto de hacerla vomitar. Se contuvo. Observó que parte del semen se había escurrido hacia la vagina, y también debía limpiarlo.

Heidi, al notar la lengua de su amiga, no pudo evitar sentir una pequeña oleada de placer. Estaba tan asustada, tan nerviosa, que necesitaba cualquier válvula de escape. Además, siempre había sentido cierta curiosidad. Cerró los ojos y se mordió el labio inferior para intentar contener cualquier pequeño gemido que pudiese escaparse.

Dana notó las tímidas reacciones de su amiga. Comenzó a lamer de forma más sexual, buscando todos los puntos correctos del sexo de su amiga. Esta no pudo ahogar un pequeño gemido.

Los dos mercenarios se rieron al verlo, y comenzaron a animar e insultar a las dos mujeres.

Dana se abstrajo de todo. Si Heidi estaba encontrando alguna satisfacción de esto, era una fantasía hecha realidad para la pelirroja.

El trabajo oral continuó durante unos instantes, con la lengua experta buscando el clítoris, acariciando suavamente los labios, bordeando los muslos.

Heidi estaba cada vez más excitada. Quizás no lo suficiente para plantearse un cambio de acera, pero en estos momentos agradecía los cuidados de su amiga. Ya estaba cerca del orgasmo.

Cuchilló agarró la corta melena de Dana, y la tiró de espaldas al suelo. Heidi miró frustrada hacia atrás. Hasta el orgasmo le negaban. No pudo evitar la sensación de haberse perdido algo que jamás iba a reencontrar.

-Hey, tortilleras, aquí solo nos divertimos nosotros.

El asiático acompañó las palabras de una patada en el estómago de Dana, y de otra carcajada. Había días en los que le encantaba su trabajo.

¿Prosigue la orgía?

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