Kate está siendo vigilada

Kate caminaba por la orilla del lago, buscando algún punto en el que conseguir un poco de cobertura. No pedía mucha, con una pequeña "rallita" sería suficiente. Intentaba llamar a su novio. Le hubiese gustado llevarlo al viaje, pero sabía que las demás no se habrían sentido cómodas si incumplía su norma de "solo chicas". Ahora solo quería llamarle, o al menos enviarle un mensaje, pero no había manera. Además, la cabaña no tenía línea de teléfono fija. En mitad del bosque, sin un pueblo a kilómetros de distancia en cualquier dirección, no merecía la pena construir infraestructuras. De hecho la electricidad, y solo para casos de emergencia, provenía de un generador de gasolina. Le costaba creer que su hermana y sus dos amigas viniesen aquí todos los años. ¿Cómo se podía vivir sin apenas electricidad?, ¿sin internet?, ¿sin teléfono?

A pesar de todo, debía confesar que lo había pasado muy bien. Nunca había imaginado un lugar tan tranquilo, ni tan bonito. En realidad, podía imaginarse uniéndose a la tradición del grupo y haciendo esto cada año. Lo cual no significaba que le irritase un poco el no poder realizar una mísera llamada. Claro, que ahora mismo ni siquiera le irritaba la necesidad, era más bien frustración porque llevaba un rato probando. Tal vez por eso eligió no desistir. Siguió recorriendo la orilla del lago

Mientras tanto, Sombra regresó junto con sus compañeros. Acababa de inspeccionar los alrededores de la cabaña. Los demás estaban simplemente sentados. Habían dejado su furgoneta a varios kilómetros, para no alertar a sus "objetivos" con el ruido del motor, y preferían descansar hasta el momento de entrar en acción.

-Hay una en el exterior, junto a la orilla del lago. Parece que está distraida jugueteando con su teléfono móvil.

-¿Cual es? - preguntó Cerebro

-No aparece en las fotos que nos pasó el cliente. Es más joven que las demás. Creo que debe ser la hermana de nuestro objetivo primario.

-¿También tenemos que encargarnos de ella? - preguntó "ilusionado" Cuchillo.

-Desde luego. No hay que dejar ningún testigo - respondía Cerebro.

-Entonces, déjame un rato mano a mano con ella. - Músculos se levantó emocionado. - Si de todos modos hay que cargársela, ¿por qué esperar?

Cuchillo sonrió al oirlo

-Eso sería divertido. Aunque podrían vernos. O ella podría gritar. Es mejor que vaya hasta allí y me ocupe yo. Será más rápido.

Sombra, si bien igual de inmisericorde que sus compañeros, veía opciones más prudentes. Aunque sus objetivos fuesen un grupo de mujeres que no les esperaban, era mejor asegurarse

-O podría acercarme, decir que me he perdido, y preguntar si tiene algún mapa de la zona. Seguramente me llevará dentro, y así puedo aprovechar para abriros la puerta trasera.

Cerebro, capitán antes de retirarse, decidió valorar bien las opciones antes de hacer nada. Personalmente prefería otro tipo de ataque. Podía acercarse hasta la chiquilla. Una civil jamás le detectaría a tiempo, o eso esperaba. Entonces dejarla fuera de combate. Dejaría de ser una molestia, pero además podría usarla como rehén si la situación lo requería. Claro que su plan también tenía una pega. Alguien tendría que cargar con ella y vigilarla hasta que consiguiesen entrar en la cabaña.
Por supuesto, aún veía una opción más. Simplemente esperar. La joven volvería a entrar en la cabaña antes o después. Ellos atacarían más tarde, pasadas un par de horas, cuando todas las mujeres estén durmiendo.