Investigar

Al salir el sol Anju salió de su casa, emprendiendo el camino a su corral de cucos, durante el camino iba atenta a todos lados con la esperanza de volver a ver aquel chico, para su decepción no encontró rastro de él.

Mientras alimentaba a sus cucos Anju comenzó a recordar las aventuras de la infancia que solía tener con su hermano, jugaban a investigar para salvar Hyrule, dicho recuerdo le hizo reír un poco.

—Quizá deba darle algo de aventuras a mi vida— rio nuevamente mientras recordaba aquel ruido que había escuchado la noche anterior en el cementerio, tras mucho pensar decidió ir a explorar el cementerio de noche y saber cuál era el misterio de aquel sonido.

El día transcurrió con normalidad ella podía ver a su padre trabajar a lo lejos con los carpinteros del pueblo, también podía ver uno que otro aventurero que pasaba por ahí para adentrarse en las profundidades de la montaña de la muerte, pero ninguno de estos le llama la atención como aquel chico rubio.

A la hora de la comida decidió ir a visitar a su abuela a la tienda de pociones, esta le recibió con cariño y tras terminar de comer salió de ahí para regresar con sus cucos, a los cuales nuevamente les dio de comer y algo de agua, el tiempo paso hasta que el sol se empezó a ocultar.

Una vez oscurecido Anju se armó de valor y se adentrarse al cementerio, una vez hay pudo ver a Dampe trabajar con su pala, arrancando algunas malezas del terreno, Anju comenzó a espiarlo mientras se ocultaba detrás de algunos arbustos, el tiempo paso y ella comenzaba a aburrirse no pasaba nada y aquel sonido no se hacía presente.

—Creo solo vine a perder el tiempo no pasa nada— se decía así mismo y cuando estaba por abandonar el lugar, Dampe se dirigió a su choza dando pequeños pasos, pues a pesar de ser alguien de gran tamaño y corpulento era alguien algo torpe. Una vez Dampe entro a su choza Anju pudo explorar con mayor libertad, camino hasta el centro del cementerio y no encontró nada, luego recorrió lapida por lapida, pero para su decepción no encontró nada, siguió caminando hasta que llego a la tumba más antigua, una a la cual jamás había podido ponerle el ojo pues esta tumba tenía restringido el acceso.

“El sol finalmente se puso, un recién nacido de la vida se desvanecerá. Almas en pena vagando sin rumbo y sin control, dales su descanso eterno con la Canción del Sol” era el texto inscrito en esa tumba, Anju continúa viendo esa lapida y tras ver algunos símbolos en ella pudo llegar a la conclusión que era una lápida de la familia real.

Aun sin llenar su apetito curioso continúo vagando por el cementerio, la noche comenzaba a ser más oscura y el viento se hacía cada vez más frío, aun así, ella no se dio por vencida quería saber que fue aquel sonido y decidió ir a explorar más de cerca de la choza de Dampe.

Conforme se acercaba aquel sonido nuevamente se hizo presente, ella sonrió curiosa recordando aquellas aventuras que tenía con su hermano, también lamentándose de que el no estuviera aquí ahora divirtiéndose con ella investigando aquel gran misterio.

Una vez que Anju llego a la choza, decidió retirarse los zapatos de esta manera no produciría algún ruido al caminar, aquel sonido seguía presente y conforme se acercaba más a las paredes este se hacía más fuerte.

—Tengo que ser cuidadosa— se dijo así mismo armándose de valor, aquel sonido estaba del otro lado de la pared pero no podía ver nada, por lo cual intento ver atreves de una ventana para su mala suerte estas estaban cubiertas y no podía ver, esto ocasionó que se frustrara pero continuo buscando alguna manera de ver del otro lado de la pared, en su búsqueda pudo ver algo de luz saliendo de una pared, dado el mal estado de la choza esta tenía pequeñas grietas que dejaban escapar algo de luz del interior y por su puesto dejar la posibilidad de que alguien espié.

Anju sonrió victoriosa al tiempo que coloco el ojo cerca de aquella grieta, pero no pudo ver nada solo podía ver el suelo y una pequeña mesa, el sonido seguía presente pero asiéndose más fuerte y su interés de descubrir aquel misterio se hizo más grande, rápidamente encontró otra grieta y rápidamente pego el ojo, una vez vio lo que ocasionó aquel sonido su rostro se enrojeció, no pudo creer lo que había visto, aun así volvió a ver y aquel sonido no era más que el buen Dampe masturbándose, Anju no encontraba en ningún aspecto atractivo o interesante a Dampe pero por alguna razón no podía dejar de ver, Dampe sujetaba su verga con ambas manos subiendo y bajando estas por lo largo y grueso de su miembro, aquel sonido que se escuchaba eran sus jadeos los cuales más bien parecían lamentos, siendo acompañado por el golpeteo de su mano con su pelvis y el crujir del viejo catre, Anju comenzó a excitarse mientras veía aquel vaivén de la mano de Dampe, una vez excitada alzo su vestido y comenzó a frotar su intimidad sobre la fina seda de sus bragas, las cuales poco a poco se comenzaban a humedecer.

Los jadeos de Dampe irrumpían el silencio del cementerio y hacían estremecer a Anju quien se encontraba espiándolo, sus piernas se comenzaban a cruzar entre si pues el orgasmo era inminente, por otro lado, Dampe comenzó a eyacular, lanzando potentes descargas de semen las cuales salpicaban su barriga y escurrían por sus enormes testículos.

—Joder— Exclamo Anju al tiempo que tenía un fuerte orgasmo viendo aquella enorme descarga, suspiro profundamente intentando recuperar el aliento, rápidamente bajo su vestido y salió de ahí corriendo algo avergonzada por lo que había hecho, esos no eran los valores que le habían inculcado.