El traje comienza a comportarse extrañamente así que decide llevarlo con una amiga

Las primeras semanas habían sido la definición exacta de perfección. Robos, incendios, incluso tomas de rehenes, cosa con la que apenas había logrado soñar, ahora era todo realidad.

La gente la amaba, y ella amaba eso.

Cada vez que llegaba a su casa se encerraba en su cuarto para poder liberar a su bestia interior y disfrutar de la excitación enorme que le provocaba ser una heroína con ayuda de su nuevo mejor amigo.

También su vida de civil había mejorado. El simbionte le brindaba la suficiente energía para poder afrontar las extensas sesiones de música, deportes de exigencia y muchas cosas más. Era como si su día durara más de cuarenta horas.

Todo marchaba bien, hasta que un día, ya no lo hizo.

El simbionte ya no la ayudaba con sus tareas heroicas, solo tenían horas y horas de intensas sesiones de sexo que, pese a que las disfrutaba como correspondía, no calmaban la sensación extraña que tenía.

Tenía que buscar ayuda urgentemente, pero no podía decirle su secreto a nadie en quien no confiara. Necesitaba a una persona en específico, y ella sabía quién era la mujer indicada.

"Vete al diablo." Respondió la chica mientras le cerraba la puerta en la cara.

"Dale, Ca. Abríme." golpeó la puerta nuevamente.

Catalina era su mejor amiga. Ambas se conocieron al iniciar la secundaria, y de allí en adelante no se separaron más. Su madre había muerto en un accidente cuando era pequeña y, desde entonces, se encontraban ella sola con su padre. Si le preguntas ella te va a decir que está todo bien, pero no es así. Para intentar superar sus traumas realizaba diversas actividades. De esta manera tampoco tenía la necesidad de estar en su casa para ver como su padre se encerraba en su laboratorio privado y no le prestaba atención.

Volvió a abrir la puerta.

"Estoy enojada contigo." el pie de su amiga impidió que pudiera cerrarla nuevamente.
"Qué hice ahora?"
"Nada, es por eso que estoy enojada."

Andrea la observó confundida. Su amiga rodó los ojos molesta.

"Te dije hace semanas que mi papá se había ido de viaje y que tenía la casa para mi sola y recién ahora decides aparecer."

La de pelo marrón se golpeó la cara. No podía creer que se había olvidado de aquello.

"Lo siento, es que estuve... ocupada. Es por eso que estoy aquí. Por favor, déjame pasar para que te lo enseñe."

Catalina la miró con cierta duda por unos instantes para terminar aceptando.

Ambas ingresaron a la casa.

"Quieres que te sirva algo?" le consultó dirigiéndose a la cocina.
"No gracias, prefiero que primero hablemos." se dirigió al sillón de la sala.
"Esta bien, entonces espera a que yo me sirva."
"Y Delfina? Ella vino?"

Delfina era la novia de Catalina. En primera instancia su relación no era nada más que de amistad, pero conforme pasó el tiempo, y ellas se fueron desarrollando, Catalina no pudo evitar sentirse atraída ante la blanca y voluptuosa figura de la rubia. Internamente ella se quería matar, ya que la pubertad no había hecho mucho en ella dejando que su piel morena fuera acompañada por unas pequeñas tetas y un culo casi plano. Afortunadamente para ella, a su amiga no le importaba su apariencia y, cuando al final decidió contarle la verdad, la aceptó completamente.

"Oh si, ella vino." pronunció enojada mientras apoyaba fuertemente su vaso de vidrio en la mesada. "De nuevo insistió con que tengamos relaciones así que la terminé por correr de la casa y no volvió más."
"Me lo dijiste miles de veces, pero todavía no entiendo."

Catalina fue nuevamente a la sala con su vaso de agua.

"Qué no entiendes? Es simple. No estoy preparada. Que ella haya tenido el placer de disfrutar de centenares de penes antes de estar conmigo no le da el derecho a decirme cuando tenemos que tener relaciones."
"Te diste cuenta de que acabas de llamar a tu novia...?"
"Lo sé, y me salen esos insultos involuntarios porque estoy muy enojada." suspiró para apoyar una mano en su rostro.
"Ey, relájate. No tienes que dejar que esto te afecte. Ambas se aman muchísimo, lo único por lo que Delfi insiste en tener relaciones es porque quiere demostrarte ese sentimiento de otra manera."
"Si, pero... Y si no soy lo suficientemente buena? Y si ella me deja por eso?" su mirada reflejaba preocupación.
"Ella nunca haría eso. Te ama demasiado. Solo, relájate y deja que todo fluya. Estarás bien."

Una pequeña sonrisa se generó en sus labios.

"Gracias"

Ambas se abrasaron.

"Esto no repara el tiempo que me dejaste sola."

Andrea rio.

"Lo sé, lo sé."
"Entonces, por qué viniste?"
"Yo... será mejor que te lo muestre de una vez."

Se acomodó en el centro de la sala ante la atenta mirada de la pelinegra. De repente su ropa comenzó a transformarse hasta quedar con su traje.

"Eres Spider- Woman." el vaso se le resbaló de las manos, pero, antes de impactar contra el piso, fue atrapado en una red por Andrea.
"Y es por eso que no pude venir."
"Completamente entendible." murmuró ya sin prestarle más atención mientras se acercaba a ella.

Comenzó a tocar su traje. La sensación viscosa llamó por demás su atención.

"Qué es esto?" tiró de el "Su consistencia y elasticidad son sorprendentes."
"Te acuerdas de la lluvia de meteoritos?" su amiga solo se limitó a asentir mientras seguía manipulando el traje. "Bueno, uno impactó contra la Tierra y venía con esto dentro. Al parecer es un symbionte. Es de una raza llamada klyntar y van de planeta en planeta eligiendo campeones para dotarlos de extraordinarias habilidades y darles el mejor sexo del universo, y yo fui su elegida."

La morena no dejaba de admirar cada rincón de su mejor amiga.

"Eso es tan cool." se alejó para intentar centrarse un poco "Y por qué me lo muestras?"
"Verás, últimamente se ha estado comportando de manera extraña y quería que tu utilizaras tus conocimientos en bioorganica para ayudarme a entender qué le pa..."

Quedó paralizada por unos instantes para, de repente, caer al piso de rodillas soltando gritos de dolor.

"Andrea? Qué pasa?" se agachó a su lado.
"No.. lo... sé."
"Vamos. Déjame que te lleve al laboratorio de mi papá, tal vez ahí pueda encontrar algo que te ayude."

La acomodó en su hombro y ambas se dirigieron hasta allí.

Al llegar Catalina la apoyó en lo que parecía ser una mesa de metal más larga de lo normal. Desde su lugar privilegiado admiró como el traje comenzaba a mutar hasta quedar en un estado más "primitivo". Pasó de "Spider- Woman" a el estado "Venom". Una boca con feroces colmillos había aparecido en su rostro, junto con garras en manos y pies.

"Qué está pasando?" su voz sonó nerviosa y mucho más grave de su habitual.

De repente algo llamó la atención de la morena. Un pequeño movimiento se estaba generando en donde se encontraba la vagina de su amiga.

Catalina se quedó congelada ante la escena. Una masa de color verde oscura comenzó a brotar mientras Andrea gemía de placer. Velozmente salió en búsqueda un matraz y, con gran habilidad, logró encerrar a la nueva criatura dentro.

"Qué acaba de pasar?" consultó segundos después de que el proceso terminara.
"Acabas de... tener un hijo? Felicidades?" le mostró el matraz.
"Qué?"
"Esto que voy a decir es una suposición basada en los datos que me dijiste. Por lo que puedo decir el alienígena que tienes se ha estado alimentando de las sustancias liberadas tanto en tus aventuras de heroína como en tus... aventuras en solitario. Y al parecer es un ser que se reproduce asexualmente, por lo que, luego de obtener los materiales que necesitaba, decidió que era un buen momento para tener descendencia."

Catalina le entregó el frasco con el nuevo simbionte a su amiga.

"Creo que es tu responsabilidad decidir qué vas a hacer con él."

Andrea lo miró.

"Yo..."

En otro lado, en aquél preciso momento, una científica se encontraba analizando tanto el meteorito como evidencia encontrada en el lugar.

De repente una tele que se encontraba allí comenzó a transmitir una noticia acerca de otro robo frustrado por Spider- Woman. Eso captó la atención de la doctora.

"Se que te topaste con el meteorito y lo que llevas puesto es lo que contenía. Pronto descubriré quién eres, y tomaré lo que me pertenece."