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"Pero mira que tenemos aquí... " Sonrió la mujer desnuda con su pene de 23 cm.

Kylee tragó saliva, ver a esa persona con el celular en mano y posiblemente grabandolo no le hizo ninguna gracia. Quería intervenir, deseaba poder decir algo al respecto, pero tenía tanto miedo que ni siquiera se movió.

"Así que no vas a decir algo, me parece bien que hayas aceptado tu destino. " Dijo ella mientras se acercaba con su gran verga palpitante.

Fue cuestión de tiempo que el pelinegro tuviera esa monstruosa polla cerca de su cara. Sabía que si se negaba a mamarle el pene, ella publicaría su video sexual, pero por su dignidad debía hacer algo primero.

"Haré... todo lo que tu pidas, solo por hoy... " Habló con pausadamente. "Pero primero quiero que borres ese video. "

La chica se rió. "Ciertamente vas a hacer todo lo que diga, pequeño pervertido, pero está bien, te haré ese favor en cuanto dejes que me corra en tu garganta. " Se puso a la altura del muchacho y posó una de sus manos en su rostro, entonces, con los dedos le invadió la boca.

"Tienes unos bonitos labios, esos brackets me dan un poco de miedo, pero puedo confiar en ti para esta tarea. " Dijo ella al alejarse y poner de nuevo su verga frente a Kylee.

El chico tenía un nudo en la garganta, no sabía como empezar, así que comenzó plantando su nariz y boca en medio de los redondos y afeitados sacos de semen de la futanari. "Si que te encantan las bolas, pero no importa, se entiende, sobretodo cuando tienes un pene tan pequeño como el tuyo. "

Kylee abrió la boca y lamió aquellas sudorosas bolas, tenían un sabor amargo, pero para el era como estar en el paraiso. Aunque muy en el interior, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. Cuidadosamente chupó uno de los testículos, procurando no lastimarlos, su lengua hacía un buen trabajo, sin embargo, la chica se mostraba desesperada, se moría por bombear su garganta.