Un mundo de solo mujeres...

Pasaron algunos días desde el deseo de María. La transformación fue inmediata y total: el mundo entero, sin excepción, se convirtió en un matriarcado absoluto. No por conquista ni guerra… simplemente, los hombres dejaron de existir como cuerpos humanos. Y en su lugar, quedaron millones de penes con testículos, perfectamente conservados, suaves, calientes, y llenos de conciencia.

Algunas mujeres los encontraron flotando en el aire. Otras, despertaron con ellos sobre la almohada. Algunas recibieron cajas misteriosas en sus casas con nombres escritos en tinta dorada: Alejandro, el novio, Carlos, el ex, Papá (por si acaso).

Y el detalle más delicioso: todos podían ser “portados”.

El mismo día en que la realidad cambió, un manual de instrucciones apareció en cada hogar:

MANUAL DE USO DE SU PENE PERSONALIZADO™

Bienvenida al nuevo mundo. Ahora tienes acceso a un (ex)hombre en su forma más esencial y obediente. Este pene es completamente consciente, sensible y diseñado para tu placer.

✅ Puedes adherirlo a tu ingle.

✅ Sentirás TODO lo que él siente.

✅ Puedes usarlo para tener sexo con otras mujeres.

✅ No se necesita lubricación: él siempre está listo.

✅ Puedes cambiar su tamaño, curvatura y grosor con tu estado de ánimo.

En un apartamento de Berlín, una joven de veinte años llamada Sofía tomaba desayuno con su nueva adquisición: “Thomas”. Alguna vez su tutor de literatura, ahora… una suave y orgullosa erección con testículos colgantes y una expresión invisible de resignado deseo.

Sofía se había encariñado con él.

—¿Sabes lo increíble que es esto, Thomas? —le decía mientras lo colocaba delicadamente sobre su pelvis. Al instante, sintió un clic suave, como si el universo le dijera: ya está.

Ella gimió sin querer.

—Dios… ¡puedo sentir cada parte! ¡Hasta cómo te late por dentro!

Thomas, por su parte, vibraba como un teléfono sin batería.

Ella caminó hacia el espejo y se miró con una sonrisa encantada. Su reflejo mostraba una joven esbelta, desnuda, con un pene palpitante entre las piernas que parecía formar parte de ella de manera natural.

—Veamos cómo se siente estar de tu lado —dijo, y se giró para mirar a su amiga, Lara, recostada en la cama leyendo una revista.

Lara alzó una ceja.

—¿Otra vez?

Sofía se subió a la cama de un salto, el miembro rebotando con entusiasmo.

—¡Es adictivo! Además, Thomas quiere esto. ¿Cierto, cariño?

Un suave latido como respuesta.

Mientras tanto, en otro continente, en una playa nudista, decenas de mujeres caminaban con miembros balanceándose entre sus piernas, compartiendo risas, placer y experiencias.

—¡El mío era mi exmarido! —reía una—. Ahora sí me complace, ¿puedes creerlo?

Otra contestaba:

—Yo cambié a mi jefe por una versión más gruesa. Ahora me sirve café y se deja montar. ¡Adoro esta realidad!