Si, pero es inútil

Dana adelantó el pie izquierdo, como acercándose para comprobar el estado de su amiga. Entonces, en un movimiento rápido y explosivo, lanzó el puño derecho hacia delante, girando la cadera para ganar más potencia, haciendo fuerza desde el pie derecho, más atrasado, hasta los nudillos, cargando todo el peso del cuerpo en la maniobra.

Sombra no esperaba una agresión, y mucho menos una tan violenta y bien apuntada. Se encontró de pronto con un puñetazo dirigido justo contra la nariz. Sostenía a "la bella durmiente", como la había llamado Cerebro, y no tenía tiempo para bloquear, ni siquiera dejando caer a la muchacha. Su única reacción posible fue intentar mover la cara. Lo consiguió en cierta medida, evitando que los nudillos de la policía le rompiesen la nariz, pero llevándose a cambio un fuerte golpe en la mejilla derecha. Suficiente para tambalearse, sobretodo cuando Dana encandenó un segundo puñetazo con la izquierda, golpeando esta vez con un gancho en la sien. Los dos golpes apunto estuvieron de dejarle inconsciente. No llegó a tanto, pero el ex espía quedó aturdido, y cayó de espaldas con Kate encima.

Dana solo había conseguido su objetivo a medias. Esperaba romper la nariz de aquel hombre para que las lágrimas le impidiesen ver. El segundo golpe se le había ido algo alto, sin duda porque el tipo se había apartado. No quería golpear en la Sien, donde sabía que requería mucha más fuerza para dejar fuera de combate a alguien. Quería golpear en la mandíbula inferior. Allí habría conseguido que la cabeza se sacudiese más y por tanto podría haberlo noqueado. No fue así. Ese hombre sabía luchar. Casi le había esquivado, y había encajado demasiado bien ambos golpes. De todos modos había conseguido tumbarle, y estaría demasiado aturdido. Aunque Kate le hubiese caido encima, ya no la estaba sujetando. Si se daba prisa podía meterla dentro, cerrar la puerta, e ir corriendo a por la pistola.
Sin previo aviso, alguien le agarró el brazo izquierdo, el último con el que había golpeado. Una mano grande y fuerte apretaba su muñeca, mientras otra tiró del hombro hacia abajo forzándola a doblarse hacia delante. Al mismo tiempo la rodilla de ese segundo y hasta ahora invisible agresor se lanzó disparada hacia arriba, golpeándola de lleno en el estómago. Ni esperaba el golpe ni estaba preparada para recibirlo. Ahora había sido ella la sorprendida. No fue capaz de encajarlo bien, y notó el aire saliendo de golpe. Ni siquiera pudo gritar. Apunto estuvo de desmayarse. La mayoría de gente lo habría hecho. De todos modos, dolorida y sin aire, ya no fue capaz de reaccionar más. Además, un tercer agresor salió del otro lado, la agarró por el pelo haciéndola levantar un poco la cabeza, y le colocó la parte afilada de un cuchillo en el cuello.

Cerebro había quedado impresionado por la reacción de Dana. Tumbar a un agente del MI6 no es sencillo. Después la habían sorprendido. Podrían haberla reducido de todos modos, pero de haberlos visto venir, al menos podría haber puesto sobre alerta a las dos mujeres que debían estar durmiendo. Incluso era posible que se hubiesen despertado ya, la caida de espaldas, los puñetazos... demasiado ruido. No podían permitirse más.
Por suerte para ellos, había estado rápida al clavarle la rodilla. Cuchillo también había estado rápido al ponerle el cuchillo al cuello. Ahora necesitaban acabar de reducirla. Estaba claro que esas manos eran peligrosas. Se llevó el dedo índice a los labios, asegurándose de quedar justo frente a la mujer ahora postrada de rodillas en el suelo.

-Shhh

Dana no había podido evitar caer de rodillas. Las piernas apenas podían sostenerla ahora. Entonces vió al tipo que la había golpeado ponerse frente a ella. Tenía el porte e incluso peinado característicos de un militar. Vestía ropa de camuflaje, también negra. El muy desgraciado estaba indicándole que guardase silencio. Ya comenzaba a recuperar el aire, así que no pensaba hacer mucho caso, pero el hombre del cuchillo acompañó el gesto del otro con un aumento de presión de la hoja sobre el cuello.
Por supuesto estaba asustada. Nunca se había imaginado a si misma de este modo. Estaba acostumbrada a arrestar escoria como esta, no a ser la víctima. Aún así mantuvo la calma. Sabía que no podía perder los nervios. Si quería salir de esta, por ahora tenía que hacer caso. No opuso ninguna resistencia cuando el militar le retorcio el brazo izquierdo primero, luego el derecho, y ató ambos a la espalda. Una vez atada, el militar la hizo levantar del suelo. Fue entonces cuando pudo ver al hombre del cuchillo. También vestía de negro, pero era más bajo que su compañero y tenía rasgos claramente asiáticos.
Vió que esos hombres no hablaban entre ellos. Se comunicaban por gestos. El que sostenía a Kate entró con ella en brazos para acabar dejándola en el suelo. Todavía se dolía, eso la hizo sentir orgullosa, aunque no parecía enfadado. Solo un poco aturdido. Tras él, unos segundos después, entró aún otro hombre. Con diferencia el más grande de todos. Una montaña de músculos. Incluso Dana sintió una punzada de pánico al verle.

No lo entendía, ¿Qué era esto? Esos cuatro tipos eran profesionales. No podían estar aquí por azar. ¿Entonces qué búscaban? Podía ser un secuestro. El esposo de Heidi era muy rico, y Catherine también tenía bastante dinero. De nuevo volvió a sentir pánico al darse cuenta de algo, y maldijo su formación policial por permitirle darse cuenta. Habría preferido no saberlo. Ninguno de ellos llevaba máscaras. Esa revelación la hizo agitarse. Comenzó a sollozar. Sus ojos verdes se empañaron por las lágrimas. Iba a gritar para que al menos sus dos amigas tuviesen la oportunidad de escapar, pero el tipo de los cuchillos acababa de recibir la orden gestual de seguir controlándola, así que de nuevo tenía un cuchillo al cuello. Mientras tanto el militar, que claramente estaba al mando, había ordenado a los otros dos subir al piso superior. Los vió desaparecer por las escaleras.
Se preguntó porque no habían acabado con ella aún. Entendía que Kate les había convenido más con vida, pero ahora las dos habían dejado de ser útiles. Aunque confusa, sabía que eso les daba alguna posibilidad más. Debía intentar recuperar la calma y pensar en algo. Ahora sabía que no había más opciones. Tenía que encontrar una forma de librarse. Este no era el momento, pero confiaba en que hubiese alguno si les dejaba confiarse lo suficiente.