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Chapter 8 by MrCaliban2 MrCaliban2

¿Que hará la princesa Marianna a continuación?

Marianna sigue forcejeando con Purna

Mientras los atléticos brazos de la guerrera pelirroja intentan mantener lejos de su cara las afiladas y letales uñas de Purna, sus esculturales y poderosas piernas se cierran mas y mas alrededor del musculoso torso de ébano de la asesina, en un intento de doblegar su voluntad mediante el dolor y la asfixia.

Sin embargo, tras casi un minuto de forcejeos, rodando de un lado a otro de la habitación, jadeando por el esfuerzo, incluso su infatigables piernas y brazos comienzan a cansarse, aflojando la presión sobre la oscura asesina de ébano. Poco a poco, Marianna siente como el cincelado abdomen de Purna comienza a deslizarse libre de la abrumadora presión de sus magníficos muslos...Mariana observa como las mortíferas garras de Purna se encuentran cada vez más cerca de sus ojos...de su rostro, sin que sus poderosos brazos, capaces de manejar con soltura su pesada espada larga thanigariana puedan detener la increíble fuerza de aquellos musculosos brazos cincelados en ónice.

Desesperada, la voluptuosa pelirroja se da cuenta de que físicamente, la pequeña pero musculosa asesina es físicamente superior a ella. Mas fuerte...más resistente. Mientras sus sudorosos cuerpos tropiezan nuevamente con el cadáver del alquimista, la princesa guerrera trata de pensar como zafarse de la situación....

...Demasiado tarde.

Con una súbita arremetida, el brazo derecho de la asesina de ébano consigue vencer la feroz resistencia de Marianna. Velozmente, la princesa mueve su cabeza hacia su derecha, consiguiendo evitar que las ponzoñosas uñas de Purna le alcancen los ojos. Sin embargo, consiguen arañar su cincelado cuello. Varios hilillos de sangre aparecen en ella mientras la asesina, con un chillido de triunfo, consigue finalmente romper las "tijeras" de la sorprendida pelirroja. Y, aunque sus muñecas aún están atrapadas por las manos de la voluptuosa guerrera, Purna no intenta liberarse, sino que aplica sus propias "tijeras" alrededor del abdomen de su oponente. La asesina sonríe malévolamente cuando ve aparecer en los ojos de Marianna, una expresión de incredulidad y miedo.

Poco a poco, la voluptuosa guerrera siente como los músculos de su cuello comienzan a entumecerse, seguidos de sus cincelados hombros, su amplio y generosos pechos, sus poderosos brazos, mientras su mente comienza a sentirse cada vez mas cansada.

"¿Te gusta cómo te hace sentir Purna?".-Pregunta burlonamente la asesina de ébano, cerrando sus poderosos, musculosos muslos de ónice alrededor de su presa, haciéndola gritar de dolor cuando su espina dorsal y sus costillas comienzan a crujir, apenas capaces de resistir sin romperse, la abrumadora presión de aquellos increíble miembros.

Entumecidos, sus manos son incapaces de mantener su agarre, abriéndose sus dedos lánguidamente, cayendo al suelo flácidamente, inmóviles. Desesperada, Marianna intenta forcejear con sus esculturales piernas, pero el entumecimiento ya las ha alcanzado, paralizándolas fatalmente. Y aunque la inquebrantable voluntad de la voluptuosa princesa guerrera trata de seguir luchando, su quebrantado cuerpo ya no responde a sus órdenes.

Consciente de su victoria, consciente de que a su enemiga no le quedan más que unos segundos de vida, Purna lleva su mano izquierda sobre la enorme teta derecha de la indefensa Marianna, comenzando a estrujarla, casi como si ordeñara la ubre de una vaca, su gran pezón, mientras, pérfida y lujuriosamente, los dedos de su mano derecha se deslizan dentro del húmedo y desprotegido coño de la princesa, masturbando su ya dispuesto clítoris con gran habilidad.

Mientras siente como los latidos de su corazón se vuelven más y más lentos...más y más débiles, para su definitiva y última vergüenza y humillación, la princesa siente como su cuerpo es llevado al orgasmo con una rapidez e intensidad que incluso ella, entrenada en las más poderosas artes de la seducción y el sexo por los monjes y monjas del templo de Khaju-raho, considera imposible.

Mientras siente como su último latido se apaga, mientras siente el húmedo y cálido semen de la excitada asesina de ébano derramándose por su abdomen, también siente como su cuerpo se estremece débilmente cuando un orgasmo...su último orgasmo, estalla dentro de ella. Humillada, sus soñolientos ojos se cubren de lágrimas...aunque su vergüenza solo dura pocos segundos ya que, en ese plazo, su consciencia cae finalmente en el olvido. Aunque, con el triunfante cuerpo de Purna, la asesina cabalgando aún de placer sobre ella, su cuerpo se sigue estremeciendo de placer durante unos segundos más.

Fin de la Historia

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